Igual que las expectativas se disparan cuando se coge una buena racha de resultados, cuando no vienen bien dadas y se suman varias jornadas sin lograr ganar y, sobre todo, cuando el juego no convence llegan las dudas y, sobre todo, los nervios. Los había antes de comenzar el encuentro ante el Nástic por lo que se exige el propio equipo y porque Unionistas conocía los resultados de la tarde que no habían favorecido a su suerte. Los equipos de abajo quieren espabilar y darles más 'vidilla' con resultados propios no es recomendable así que pese a la dificultad que planteaba el rival, había que buscar como fuera algo positivo en el Nou Stadi. Fuera de casa el equipo, gane o no, se había venido mostrando muy serio y era el camino a seguir porque sumar fuera siempre es importante.

El Nástic también cargaba también con su particular ración de nervios porque en su caso la lucha se centra en conseguir uno de los puestos de play off, incluso en algún momento se ha estado en la lucha por la primera posición a la que no se renuncia del todo, pero en los tres últimos partidos no había conseguido la victoria así que en su feudo debía salir a por todas.

Quiso morder en el arranque el equipo local que se plantó sobre el terreno de juego buscando con verticalidad la portería de Martínez. Protegido Unionistas que retornaba a una defensa en la que Giménez aparecía como lateral junto a Ramiro y Erik Ruiz en el centro y la otra banda para Rojo. Una zaga que recordaba a la que más seguridad ofreció allá por el mes de enero y por delante el dibujo habitual con el retorno arriba de Losada como mediapunta y Etxaniz como referencia ofensiva con Rastrojo tirado a una banda y Álvaro Gómez en la menos habitual para él. Cosido el equipo atrás pero también daba esa sensación arriba. 

Unionistas sofocó bien el intento de salida en tromba de su rival y enfrió un poco el partido hasta ir encontrando sus espacios, volcado principalmente su ataque en las incorporaciones de un Rastrojo que fue el que acumuló las mejores llegadas en el primer tiempo. De hecho de sus botas nació la oportunidad más clara de todo el primer tiempo en una acción que finalizó Adri Gómez rematando por poco por encima del larguero.

Mucha pelea en la medular por intentar hacerse con el control y más juego de destrucción que de construcción en ambos equipos de manera que pasaban los minutos sin grandes ocasiones. Trigueros lo intentó en un saque de esquina pero cabeceó flojo a las manos de Martínez y ya cuando el árbitro se llevaba el silbato a la boca la más clara para los locales en un disparo de Jardi que se fue por arriba rozando la madera.

En el inicio del segundo tiempo intentó meter un punto más de intensidad el Tarragona que se quedó pronto sin Concha por lesión. Tras el cambio y mientras se resituaban las líneas aprovechaba Unionistas para salir en una de las contadas progresiones realizadas hasta el momento y lo hizo además muy bien. Jugando con paciencia, leyendo la accion para evitar el fuera de juego y así se la puso Adri Gómez a Rojo que buscó el centro al segundo palo. Ahí aparecía Álvaro Gómez que ante la imposibilidad de rematar por la altura a la que le llegaba el balón lo prolongaba de pecho hacia la boca de gol donde Losada empujaba y hacía el 0-1.

Escenario perfecto para Unionistas que convertía su gol en bálsamo para sus necesidades y multiplicaba los nervios de un Nástic que no encontraba orden en su intento de reacción. Centro al área sin destino claro, pidiendo penalti a la mínima, un triple cambio para intentar variar la suerte de un partido en el que se jugaba poco. Interrupciones constantes con los de Unionistas bien posicionados, esperando alguna ocasión para sentenciar pero sobre todo no perdiendo el orden y el sitio atrás.

Unionistas jugó con empaque un final de partido que el Nástic intentó embarrar pero no entró en su batalla y solventó el duelo con madurez para sumar tres puntos que hacen del Domingo de Ramos un día de liberación.