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Catedrales Vivas de Salamanca: árboles testigos de una historia centenaria

Tanto en el oeste de la provincia como en la Sierra de Béjar y Entresierras, la provincia ofrece una particular ruta por árboles con varios siglos de historia

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Catedrales Vivas de Salamanca: árboles testigos de una historia centenaria
Arboreto de Almenara de Tormes (Fotos: I. Rodríguez)
Isabel Andrés Rodríguez
Isabel Andrés Rodríguez
Lectura estimada: 5 min.
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La provincia de Salamanca cuenta con rincones sorprendentes, lugares en los que conocer el paso del tiempo y dejarse llevar por el devenir de la historia. Espacios naturales imprescindibles y municipios que cautivan con sus calles y monumentos. Un rico y variado atractivo que se completa con un importante patrimonio natural en forma de árboles. Y es que los municipios del nordeste de la provincia y los de la Sierra de Béjar y Entresierras cuentan con una singular ruta para mostrar al mundo sus 'Catedrales Vivas'.

El viajero que se decida a realizar estas rutas inolvidables descubrirá alrededor de una veintena de árboles centenarios ubicados en otros tantos municipios de la zona que han sido testigos de la historia de la provincia, de las culturas que han pasado por estas tierras y de la evolución del paso del tiempo. Árboles monumentales que cuyas estructuras y formas se asemejan a las de las catedrales que permitirán descubrir ejemplares únicos como el moral más grande de España o los brazos de los alcornoques de Valdelosa, municipio que cuenta con uno de los alcornocales más importantes de Castilla y León.

Para seguir estas rutas la Fundación Tormes EB cuenta en su página web con folletos autoguiados que permitirán al viajero descubrir más detalles de estos ejemplares.

SENDAS DEL TORMES

La idea de esta ruta surgió con el moral centenario de San Pelayo de la Guareña y a partir de ahí se unieron otros nueve 'ancianos' muy especiales en una ruta que puede recorrerse en un solo día pero que, sin duda, permanecerá en el recuerdo del viajero. Son ocho árboles de propiedad municipal, bien señalizados y con una placa en la que se puede leer el nombre común y el nombre científico, y otros dos de propiedad privada, los de Florida de Liébana y Valverdón, pero que, aunque no cuentan con señalización, son de fácil acceso y localización.

Además, esta ruta incluye el denominado arboreto de Almenara de Tormes, un conjunto de ejemplares de distintas especies reunidos en la pradera que la Fundación Tormes tiene en la localidad para el disfrute de los visitantes. Se trata de árboles que aspiran a convertirse un día en catedrales vivas, entre los que se pueden encontrar abetos, robles o tilos.

Así, esta ruta enmarca el fresno de San Pedro del Valle, un ejemplar único ubicado junto a una fuente que convierten el rincón en un remanso de tranquilidad que merece la pena descubrir. Juzbado es otro de los municipios con una catedral viva, su chopo centenario que se erige en centinela del transcurso del Tormes a su paso por la localidad y que se asienta junto al antiguo paso del río, utilizado siglos atrás por las caballerías para cruzar al otro lado.

La ruta continúa hasta el olmo de la finca Villaselva, en Florida de Liébana, uno de los árboles privados de este recorrido. Aunque se encuentra sin señalizar, se ubica en la carretera que une Florida de Liébana con Parada de Arriba. Los otros árboles privados de esta ruta se encuentran en Valverdón y son las sequoias gigantes de Hacienda Zorita.

Los morales también son protagonistas de este singular recorrido, ya que fueron introducidos por los árabes en toda la Ribera del Cañedo. Uno de ellos es del Torresmenudas, ubicado en la plaza junto al Ayuntamiento y el otro es el de San Pelayo de Guareña, el más antiguo de España y que se ubica junto a la iglesia.

La ruta concluye con los alcornoques de Santiz, Zamayón y Valdelosa. El de Santiz se conoce como el alcornoque gordo de la Calahorra y tiene más de 500 años de antigüedad. Tanto es así que uno de sus brazos ha tenido que ser apoyado en un pilar de granito. El de Zamayón se encuentra entremezclado entre encinas, robles y quejigos y para llegar hasta él hay que llegar a la ermita de San Miguel y continuar por la pista. Finalmente, Valdelosa acoge un importante alcornocal donde descubrir ejemplares únicos. El que se enmarca dentro de las Catedrales Vivas se encuentra en el camino viejo de Torresmenudas.

SIERRA DE BÉJAR Y ENTRESIERRAS

Por su parte, en el sur de la provincia se encuentra otra ruta, en esta ocasión en homenaje a Félix Rodríguez de la Fuente, y que transcurre por once árboles. Se puede realizar en coche en una única jornada o agruparlos para recorrer a pie los senderos de una zona con un enclave natural privilegiado.

La ruta comienza en Sorihuela, en el conocido como 'El pino del tío Bernabé', un árbol con más de 200 años de vida y de 17 metros de altura. Aunque era de propiedad privada, el Ayuntamiento lo adquirió hace ya algunos años para su conservación.

Cartel identificativo del proyecto (Foto: ICAL)

Ya en Béjar, en el conocido como Jardín Renacentista El Bosque, se encuentra otra de las Catedrales Vivas de esta ruta. Se trata de una sequoia gigante de más de 34 metros de altura. De ahí, el viajero puede dirigirse hasta Cantagallo, donde conocerá un alcornoque centenario, conocido en la localidad como el 'alcornoque del parque', muy querido por todos los vecinos de este municipio.

El viajero puede dirigirse después a Montemayor del Río, donde podrá dejarse sorprender por los cipreses del cementerio de la localidad, unos árboles de 18, 16 y 28 metros de altura que velan por el descanso eterno de quienes allí se encuentran.

Otro de los puntos de esta ruta es El Cerro, un municipio que alberga entre sus calles el conocido como el Roble Herrero, un roble rebollo de más de 14 metros de altura y 500 años de antigüedad. La siguiente parada es Lagunilla, territorio de uno de los castaños centenarios del municipio, el castaño del Molino, de 13 metros de altura total.

La ruta se completa con el Chopo de las Huertas de Endrinal, un árbol de propiedad privada de 22 metros de altura, el Castaño de la Mata de San Miguel de Valero, las Olivas del Campo Santo de San Esteban de la Sierra, el Moral del Carrascal de Valdefuentes de Sangusín y el Quejigo del Tío Lorenzo de Peromingo.

Todo un recorrido por la historia de la provincia en forma de árboles que tienen mucho que contar.

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