La tecnología de los robots y los drones ha llegado para quedarse. Son muchas las funcionalidades que hoy en día pueden desarrollarse gracias a estas innovaciones y la empresa Arbórea Intellbird, ubicada en el Parque Científico de la Universidad de Salamanca ha desarrollado una idea novedosa centrada en la gestión de las energías renovables, en concreto, en las plantas fotovoltaicas.

Así, esta empresa salmantina ha creado el Antecursor II, un innovador robot para la supervisión terrestre y gestión de las plantas fotovoltaicas de todo el mundo. Se trata, según ha explicado el director general de la empresa, Carlos Bernabéu, de un robot que "avanza por la superficie de grandes plantas buscando problemas y enviando alertas en tiempo real a los responsables". Además, es el primer robot civil capaz de operar de forma autónoma en cualquier lugar del mundo gracias a la cobertura satelital de la red Starlink y lo hace funcionando con energía eléctrica renovable.

Antecursor II, con 285 kilos de peso y alrededor de 35 horas de autonomía sin recarga, es capaz de trabajar en "plantas muy grandes" y tiene dos funcionalidades fundamentales. Por un lado, vigila de forma autónoma la infraestructura fotovoltaica en busca de problemas para detectar riesgo de incendio y, por otro, realiza un desbroce eficiente y cuidadoso para garantizar la calidad del suelo y del medio ambiente en el que se encuentra la planta.

Su funcionamiento es sencillo, el robot inspecciona la planta en busca de anomalías térmicas que puedan generar un incendio, tanto en la parte superior de los paneles como en todas sus estructuras inferiores, las más propensas a generar puntos calientes. Estos sensores termográficos con los que cuenta Antecursor II toma miles de mediciones por segundo, detecta las anomalías, genera una alarma y la reporta al teléfono móvil del responsable de la planta. "Esto permite una intervención temprana para reducir los riesgos y los costes de mantenimiento", ha asegurado Carlos Bernabéu.

"El robot detecta anomalías térmicas, pero también fisuras provocadas por diferentes agentes como el granizo, las aves o los roedores y que pueden generar puntos calientes", ha añadido.

Por otra parte, el robot lleva integrado un sistema de desbroce de la vegetación del suelo de la planta que genera un fino triturado. Esto evita que se acumule la vegetación pero también que se desertifique el suelo, ya que "fomenta el aumento de especies tapizantes, consiguiendo así un mayor control del polvo". "La generación de una capa de vegetación basal evita la desertificación por escorrentías y favorece el mantenimiento de suelos vivos y, por tanto, el sostenimiento de la biodiversidad en las plantas fotovoltaicas", ha asegurado Bernabéu.

RED SATELITAL

Otra de las innovaciones del Antecursor II es la utilización de la red satelital de Starlink, lo que permite tener cobertura en cualquier lugar del mundo. Esta red permite un esquema de comunicaciones directa con el robot para enviar las alertas en tiempo real en cualquier lugar del mundo "por muy remoto que sea".

Además, esta empresa salmantina cuenta con lo que han denominado 'Torre de control virtual', un sistema que permite monitorizar en tiempo real toda su flota de drones y robots que permite detectar cualquier problema que puedan tener.

"Este robot permite trabajar en modo predictivo para evitar incendios en plantas y también trabaja en pro de la sostenibilidad para garantizar la calidad del suelo y reducir el impacto ambiental. También permite una corrección rápida al detectar problemas de forma precoz y cuenta con un porcentaje de error muy bajo. Los falsos negativos no existen pero sí puede suceder que detecte un punto caliente que luego no sea un problema", ha añadido el CEO de la empresa salmantina.

En estos momentos Antecursor II opera ya en varias plantas españolas y se espera que se extienda a lo largo de los primeros meses de 2024 a una decena de compañías más.