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Intimidad
JAVIER  URRA PORTILLO
JAVIER URRA PORTILLO
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La intimidad, apertura hacia el interior, en busca de sentido y significación diversos, es un espacio de contradicciones en torno a lo que somos y lo que nos activa y conmueve en el mundo.

Es condición necesaria para la elaboración psíquica. El silencio, compañero junto a la soledad de la vivencia íntima, del contacto con uno mismo, posibilitando el desarrollo de representaciones, los redescubrimientos, la reconstrucción psíquica. La realidad externa genera acciones, que en el mundo interno habrán de analizarse, para ver sus consecuencias.

Es la intimidad personal, centro y origen del desarrollo del yo, abriendo las compuertas a la autenticidad, que le permite afrontar el drama de su destino.

La intimidad no es solo el secreto sobre sí mismo que se oculta de los demás. No es espacio público, de hecho la RAE la define como lo más interior o interno, pero nace de y para la comunidad con la que se relaciona.

Es moralmente crucial, para un ser humano que como define Kant, es de 'insociable sociabilidad'.

A los psicoterapeutas, nos es permitido escuchar como suena la intimidad del otro, en una relación única con el paciente, donde nos encontramos con la vida no vivida, con la depresión que de la mano de la soledad, de la pérdida de valoración social, de desconexión con otras personas, se desesperanza, extraviando el sentido existencial. Incertidumbre, miedo a no ser.

Hemos de resguardar espacios de intimidad, decidir con quién se puede compartir una conversación privada, y por contra con quien se precisa luz y taquígrafos.

No olvidemos que la intimidad es inconfesable, y que compartirla con otra persona, es destruirla.

Entiendo que conviene mantener al menos en penumbra ciertas zonas de intimidad, la amistad no exige un vínculo que para saberse auténtico se sustente en un intercambio de revelaciones.

Soledad, principio y fin, venimos solos, y solos nos vamos. Sí, el derecho a estar solo, exige garantizar la intimidad de las personas, sus pensamientos y sentimientos, en cualquier forma o expresión.

La autenticidad de cada uno, solo se puede compartir en la intimidad, en la soledad del yo viviente, que a veces conduce a la depresión.

Poseemos un espíritu que lucha por conocerse, es desde ese recogimiento e introspección que podemos sentir la propia vida, siendo que las emociones son parte muy importante.

La mayoría disponemos de la capacidad de confidencialidad y constituimos lo propio como entidad psíquica mediante la creación imaginaria de lo íntimo; sabemos marcar la distancia con el otro, que es lo que permite la experiencia del encuentro con el otro, y de lo íntimo.

La intimidad debe entenderse como constituyente de la persona, pero que nos resulta enigmática. Ya nos transmitió Ortega, "Vivir es el descubrimiento incesante que hacemos de nosotros mismos, y del mundo en derredor".

El Yo debe afirmar su propia e íntima identidad, junto y con los otros, pues reconocer al otro en su alteridad es reconocerle en igualdad, de capacidad, sensibilidad, y experiencia.

Momentos de intimidad, momentos nuestros, y de lo nuestro, espacios de libertad donde buscamos despojarnos de coerciones, incluso de autoengaños y mecanismos defensivos.

Una vida significativa, precisa de una búsqueda espiritual, de un conectarse con nuestro interior, y un compartir amor. Lo esencial es desde donde vive uno, cuidando la imaginación y la intimidad para poder llevar a cabo, la utopía vital.

La intimidad es espiritual, nos permite llegar a ser mejor de lo que se es; sentirnos concernidos, fortalecer la voluntad, muscular la esperanza; entender que el fundamento de las acciones éticas es la dignidad; exorcizar fanatismos; interpretar que lo importante no es el yo, es el tú; que no soy, somos; que nos cabe conducirnos con sensibilidad ética, más allá de la norma y de la ley; que es importante el sentimiento de culpabilidad; que la compasión es necesaria.

Somos exploradores de lo espiritual. Creamos la ética desde el reconocimiento de lo humano, que no debe confundirse ni con lo Natural, ni con lo Animal. Cuidado con abrazarnos a las nuevas tecnologías, dando la espalda a la naturaleza de la que somos parte, pues nos deshumaniza, nos aísla de la entidad global del Cosmos.

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