Comenzaba la segunda vuelta de la Euroliga femenina con un reto tremendo para Perfumerías Avenida. Algo así como pensar en doblegar a Solimán el Magnífico, considerado el guerrero turco más mayúsculo de la historia, con un ejército valeroso y voluntarioso aunque obligado a pelear con machetes frente a hachas y escudos.

El punto favorable de la 'pequeña' escuadra residía en jugar en su propia cancha y ya se decía en el arte de la guerra que si tienes la ventaja del terreno puedes doblegar al adversario más temible. No era reto sencillo el de Avenida sin jugadoras como Fasoula y Prince, dos de sus referencias en circunstancias normales, ante un Cukurova de 'roster' largo, jugadoras WNBA y con la obligación de partida de estar en la 'Final Four' con lo que un tropiezo como el que sufrió ante las de Pepe Vázquez en el inicio de la competición seguramente estuvo escociendo un tiempo.

Con las desventajas que había de inicio era importante situarse bien sobre el terreno, una buena puesta en escena que después de varios ataques errados por ambos equipos, logró Avenida con tres aciertos que le ponía 6-0 tras canastas de Delaere, Gil y Koné. Que el técnico turco llamara a las suyas a banquillo tras casi cuatro minutos sin anotar era la consecuencia lógica de ese arranque como normal era la reacción visitante, apretando los dientes atrás para correr y anotar en transición o buscando a la poderosa Williams por dentro.

Aunque para poderío el de Koné, dispuesta a acabar con los calificativos que hay en el diccionario. Potente, enérgica, eficaz, activa... no se descompone ni a 'mamporros' como el que recibió de Williams para ir al tiro libre y poner el 12-6 (ocho puntos suyos y a esas alturas, con ocho minutos jugados, ya cinco rebotes).

Bria Hartley juega ante la defensa de Iagupova y Williams 

Si algo se necesita en un partido así es concentración, que la había en un buen trabajo atrás que provocaba errores del rival, y valentía. La exhibía el equipo con entradas ante la gigante Hollingsworth para el 14-8 con el Leo Rodríguez cerraba el marcador del primer cuarto.

Significativo haber dejado en ocho puntos a un equipo como Cukurova en diez minutos y también relevante ver más enchufada a Hartley, que tras un par de robos en el primer cuarto abrió el segundo con un triple, el primero de Avenida que doblaba a su rival, 19-8. Pero que Cukurova no es un cualquiera lo evidenció en 20 segundos con un robo con canasta fácil y un triple de Iagupova casi desde la Capadocia que obligaba a Pepe Vázquez a parar el partido para frenar ese arreón. El partido se iba calentando con reclamaciones del banquillo turco, que se llevaba una técnica, a lo que se sumaba un triple de Gil para el 25-13.

Mientras en Cukurova se empeñaban en hacer la guerra por su cuenta, Avenida se movía como una legión romana al paso que le marcaba el aplauso de su grada, con orden y aumentando su renta con triple de Silvia Domínguez. Todo el terreno ganado era importante porque el despertar de Cukurova iba a llegar en cualquier momento y más si no lo tenía que generar, aprovechando alguna pérdida o el lógico cansancio que acumulaban algunas jugadoras azulonas. Faltaba acierto desde el 6,75 en tiros liberados en ese tramo final de cuarto -se le iban tres a Vilaró y uno a Leo Rodríguez-, mientras Mabrey cerraba con un acierto sobre la bocina para el 30-24.

Silvia Domínguez busca pase defendida por Cornelius

Minutos de reposo y vuelta al campo de duelo sobre el que volvía a emerger la figura de Koné que necesita pocos minutos para recuperar resuello y lo demostró con seis puntos consecutivos que la hicieron pagar con otro golpe tremendo que la desestabilizó. El tobillo se fue y acabó en el banquillo cojeando de forma ostenisible. Cukurova ante la imposibilidad de ganar por lo táctico se lo llevaba a lo físico e incluso ahí Avenida resistía. Con cuatro pequeñas, Dealere al cuatro y Gil titánica , y apostando a la defensa para provocar la ansiedad de un equipo donde no dudan en jugársela sin atender a ningún rigor táctico. En ataque costaba más así que había que seguir en ese empeño mientras Koné, tras ser atendida y con un vendaje en el tobillo se probaba y pedía entrar.

La pívot, evidentemente coja, sumaba un 2+1 aunque tenía que volver al banquillo incómoda con el vendaje a la vez que Delaere sumaba un triple tras rebote de Gil que dejaba el choque en 46-34 a diez minutos para el final. 

Andrea Vilaró en busca del pase 

Imposible pedir más el equipo que se dejaba el alma en cada acción sin importar golpes o codazos como el que le valió a Mabrey una técnica nada más arrancar el último cuarto. Como era evidente hubo compensación poco después y la que se llevó una falta técnica fue Lucía Rodríguez, que pocos segundos después se sacaba la espina y se volvía loca al finalizar un contraataque con falta añadida tras una gran acción defensiva coral, 51-37.

El ejercicio de coraje era notable y Cukurova, aprovechando que Avenida había entrado en bonus muy pronto, lo fiaba a buscar faltas para ir al tiro libre porque ante la defensa azulona no podía. Con el tiempo que quedaba, seis minutos y medio, el margen no era suficiente y esos puntos fáciles le venían muy bien. 

Defensa presionante de Cukurova y paciencia infinita de Avenida moviendo el balón con inteligencia. La fuerza bruta frente a la mental dejando correr el tiempo, lo que viene a ser travesear con el reloj con jugadoras como Silvia, Gil, Andrea o Leo, que arriesgaba su físico ante Williams. Con Gil como única pívot dejándose la vida en cada acción de rebote había que aguantar cuatro minutos ante un rival desesperado incapaz de leer la defensa azulona. Le quedaba provocar a los colegiados y llegaba otra técnica tras la falta sobre Vilaró que con sus dos tiros libres completaba el pleno de anotadoras en las filas locales. Dos minutos, diez arriba, y el último tiempo muerto de Vázquez, la última oportunidad de dar unos instantes de respiro a las suyas. 

Locura en Würzburg tras una canasta de Silvia Domínguez pivotando ante su par allá donde más se reparte que acabó por trastornar por completo al rival y a su entrenador. Ataque sobre Delaere y técnica descalificante para el preparador, que no dejaba de encararse con los colegiados y se iba provocando a Würzburg brazos en alto.

Pero eso en el pabellón salmantino lo único que puede generar es que aun se crezca más y a brazos arriba no le van a ganar y menos tras el triple de Vilaró que sentenciaba la victoria. Un triunfo con el alma, de los que roban el corazón.