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El espíritu castrense y la honra al deber prestado se encarnan en Salamanca

La conmemoración del Día de la Subdelegación de Defensa aplaude la labor de los participantes en las operaciones contra la covid-19, entre otras

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Día de la Subdelegación de Defensa en Salamanca.
Daniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
Lectura estimada: 2 min.
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La cultura de defensa y los valores castrenses se han encarnado hoy en Salamanca. La conmemoración del Día de la Subdelegación de Defensa ha congregado a numerosos uniformados, representantes civiles y alumnos de dos colegios salmantinos en un evento público para celebrar la creación de dicha institución.

El acto ha destacado por la imposición de numerosos condecoraciones, placas y diplomas. Por ejemplo, la medalla de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, por la "constancia e intachable conducta" de los militares; o la placa de la misma orden por los 10 o 20 años de "servicios distinguidos". Destacaron, por la persistencia en la memoria de todos los españoles, las condecoraciones a los uniformados participantes en la Operación Balmís, contra el covid-19; y a algunos de quienes intervinieron en 1998 en la operación Alfa Charlie Huracán Mitch -entre ellos el Regimiento de Especialidades de Salamanca- para ayudar a Honduras y Nicaragua, devastados tras el paso del citado temporal.

Durante la ceremonia se entregaron igualmente diplomas para los reservistas voluntarios, tanto a quienes superaron el periodo de formación como a quienes cesaron en su condición; a los ganadores del certamen 'Carta a Militar', dirigido a escolares de la provincia; y al Consistorio de Ciudad Rodrigo, acreedor del reconocimiento 'Defensa 2022'. El último reconocimiento especial fue para dos guardias civiles de la subdelegación de Defensa que han pasado a la jubilación y para la Guardia Real, tras su reciente paso por Salamanca, donde visitaron numerosos pueblos y organizaron una multitudinaria jura de bandera.

El acto terminó con el discurso del subdelegado de defensa en Salamanca, el coronel Emilio García, quien reivindicó la "cultura de defensa" y con el tradicional homenaje a los que dieron su vida por España: dos reservistas voluntarios depositaron una corona de laurel al pie de un monolito acompañados por el himno 'la muerte no es el final'.

 

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