Y hablamos de una anomalía que no solo ha afectado a las temperaturas. No en vano, los patrones climáticos han logrado que las precipitaciones sean cada vez menores y los periodos de sequía casi perpetuos. Y aunque es cierto que la concienciación es cada vez mayor, en España consumimos una media de 133 litros de agua por día y habitante. ¿Os habéis parado a pensar que gran parte de dicho consumo ni siquiera requiere ser potable? Por todo ello, en este texto hemos decidido aportar algunos consejos para poder canalizar el agua de la lluvia para uso doméstico gracias a una bomba de agua. Ahorrando de esta forma en el bolsillo y, sobre todo y más importante, aportando nuestro granito de arena para el mantenimiento de nuestros recursos naturales.

¿Cómo recoger el agua de la lluvia?

Los mecanismos de captación de agua de lluvia resultan realmente variados. Y van desde la simple colocación de pequeños depósitos para que se llenen con la lluvia, teniendo nosotros luego que recoger ese agua de forma manual, hasta la colocación de grandes cisternas capaces de cubrir gran parte de nuestra demanda. Y hablamos tanto del riego de nuestros jardines y plantas como de lavar la ropa, fregar el suelo o incluso ducharnos. Por desgracia, el sistema de recolección más básico resulta engorroso y no es viable para cubrir todas las necesidades anteriormente comentadas. Siendo recomendable apoyarse, como leereis más adelante, en sistemas que cuenten con una bomba de agua.

Sistema de recogida y bombeo de agua de lluvia 

Sín lugar a dudas, la elaboración de un sistema de recogida de aguas pluviales es la mejor alternativa para cubrir gran parte de nuestras necesidades hídricas. Al menos a nivel doméstico. Para ello se recomienda la instalación de un depósito en el suelo, de al menos 1000 litros, que recoja y almacene dicha agua en función de vuestras propias posibilidades. Por poner un ejemplo representativo, en caso de contar con canalones siempre podéis canalizarlos para que el agua que recojan acabe en dicho depósito. Algo que, como os podéis imaginar, multiplica exponencialmente la capacidad de recolección y abastecimiento. Amén de ser mucho más efectivo.

Pero de nada serviría todo lo anterior si no dispusieramos de un sistema con el que bombear el agua a los puntos donde dicho preciado recurso es demandado. Y aquí, precisamente, entra en escena la bomba de agua como elemento fundamental. En este caso contamos con varias alternativas. Destacando, por poner algunos ejemplos significativos, la posibilidad de instalar una bomba de pozo sumergible que extraiga el agua del depósito solo cuando realmente la necesitemos. Se trata de la alternativa más económica. Por otro lado, la bomba de agua autocebante (presión) permite incluso colocarse, dependiendo del modelo, dentro del propio depósito. Siendo una alternativa mucho más silenciosa, pero algo más costosa. ¿Cuál es la mejor opción? Depende. Nuestra recomendación pasa por dejarse guiar por expertos que nos asesoren durante todo el proceso de compra.