El diestro salmantino Álvaro de la Calle ha pasado la noche la paso sin fiebre. Según fuentes ceranas al torero, la operacion "ha sido un éxito y gracias al escáner se le detectaron cuerpos estraños y limpiaron hasta quitarlos".

La atención del equipo médico al completo, según indican, "ha sido de de diez", por eso, "queremos dar la gracias al Hospital clinique du Vallespir y ADAC de Ceret Toros su trato recibido".

A lo largo del día se espera recibir el alta para su desplazamiento a Salamanca, donde será atendido por el equipo de la doctora Beatriz Montejo.

El percance sobrevino a la hora de entrar a matar al complicadísimo toro de José Escolar que abrió la corrida de ayer en Ceret (Francia), el cual le prendió certeramente del muslo. Rápidamente fue trasladado a la enfermería, donde fue estabilizado, y posteriormente fue derivado a la clínica Vallespir y no al hospital de Perpignan, como se informó en un primer momento.

El nombre de Álvaro de la Calle (Salamanca, 1974) volvió a sonar con fuerza después de su meritoria y notable actuación durante la corrida del Domingo de Ramos del año pasado en Las Ventas, cuando, actuando como sobresaliente, tuvo que hacerse cargo de cinco toros tras el grave percance de Emilio de Justo, que ese día estaba anunciado como único espada.

Una tarde que le valió el reconocimiento de aficionados y profesionales, que no de las empresas españolas, pues solamente Ceret decidió recompensar tan importante actuación contratándole como primer espada para su feria. Pero ni Madrid ni ninguna otra plaza nacional se ha dignado a acordarse de él.

Y es que De la Calle lleva ya bastantes temporadas ejerciendo el papel de sobresaliente en los mano a mano o encerronas con seis toros de otros matadores de toros, festejos en los que se requiere a ese torero "reserva" que pueda hacerse cargo de la situación cuando las cosas vienen mal dadas.

Pero la trayectoria taurina de Álvaro de la Calle se remonta a 1989 cuando se enfundó por primera vez un terno de luces en Fermoselle (Zamora).

En 1993 debutó con picadores en Candelario (Salamanca), en 1999 debutó en Madrid un mes antes de tomar la alternativa en Ávila de manos de Manolo Sánchez y en presencia de Canales Rivera; y confirmó doctorado en 2006 en un cartel conformado por Javier Castaño e Iván Vicente, que hicieron de padrino y testigo de ceremonia, respectivamente.