España ante su sexta final del Eurobasket femenino. Hace unas décadas escribir un titular así parecía misión imposible y, sin embargo, la tenacidad de las 'pequeñitas' en aquellos años peleaban contra la inasequible Rusia o la potente Francia inspiró a una generación repleta de talento que desarrolló su ambición hasta no conformarse con nada que no fuera el oro. Cuatro conquistó de las cinco finales anteriores y si en alguna de aquellas ya partía claramente como favorita, la que afrontaba ante Bélgica llegaba con deseo renovado.

Esta España en proceso de transformación superó pronósticos con el empeño propio de un martillo pilón que de primeras topa con una roca inaccesible pero a quien nadie gana en empeño y acaba encontrando cómo perforarla. Enfrente las belgas, para las que el duelo por el oro era inédito, la afrontaban con el favoritismo propio del equipo que más que ruido ha ido haciendo música todo el torneo con Meesseman como su particular Leonard Bernstein.

Lo que ha hecho Bélgica a lo largo del torneo no es sencillo. Ganó todos los partidos pero es que además ningún rival logró ponerse por delante en sus duelos y, por encima de todo, ejecutan un baloncesto que disfrutan y eso se nota en pista con lo que transmiten. Hay diferencias evidentes entre estas dos selecciones y, sin embargo, en eso del disfrute se parecen. Jugar con una sonrisa no es fácil y en jugadoras españolas y belgas no es raro que aparezcan, así que por estas y muchas cosas más el duelo prometía.

Uno de los atractivos pasaba por ver en acción a Meesseman y también a Torrens y una y otra anotaron los primeros puntos de sus selecciones en sus respectivos lanzamientos. En sus defensas especialistas como Delaere y Laura Gil o en su defecto Raquel Carrera. Muy bien la de Avenida también en ataque, buscando aro o en juego entre pivots con Carrera que ponía el 12-6. España intentaba frenar el ataque belga desde primera línea con la defensa presionante cara a cara de Queralt sobre Allemand y sí que incomodaba aunque la calidad de Meesseman o la efectividad cerca del aro de Linskens permitían a Bélgica responder al triple de Casas. Cerraba Carrera el cuarto con una canasta tras rebote y más allá de los cuatro puntos de renta, lo importante para España era el guarismo en que dejaba a su rival, 13 puntos.

España con buena defensa de anticipación y lectura sobre las líneas de pase conseguía controlar muy bien el tiro exterior de las belgas, que tampoco encontraba acierto cuando lo intentaba y mientras llegaban dos de Queralt Casas en dos transiciones rápidas bien sacadas de dentro hacia fuera. Buen rendimiento ofensivo de las nacionales para el 24-15 aunque Vanloo avisaba con un acierto desde ocho metros de que no se la podía dar margen.

Dos tiros sencillos bajo aro en los que a Cazorla y Carrera les faltaba el toque preciso de muñeca, permitían a Allemand correr y evitar la defensa estática de España para dar un poco de aire a las belgas que peleaban en una situación inédita para ellas en el torneo ante un rival que controlaba el marcador. El desgaste se empezaba a notar con el paso de los minutos en errores no tan habituales en los dos equipos y los puntos ahora caían desde el tiro libre hasta un triple de Cazorla tras una muy buena jugada de España que supo encontrar su momento con paciencia y movimiento rápido de balón para el 32-25 con el que se cerraba el primer tiempo.

Se había logrado variar el guión al que venía acostumbrada Bélgica que iba a apretar de salida y poner a prueba así a España que en algunos terceros cuartos había tenido más problemas ofensivos. Queralt Casas seguía aprovechando desde larga distancia la decisión belga de no defenderla y su triple lograba romper un parcial en contra que acercó a las 'gatas belgas'. Se iba a descansar la catalana, con un enorme esfuerzo defensivo sobre las tiradoras rivales y entraba Leo Rodríguez que convertía en triple su primer tiro de manera oportuna porque la distancia había disminuido hasta los tres puntos.

Otra vez surgía la canaria en el momento oportuno para sumar en ataque y también atrás con una buena recuperación a la que sumó otra canasta en penetración. Tuvo España la ocasión de irse con +10 incluso más al último parcial pero no entró el tiro y dio tiempo al ataque de Bélgica que con un 2+1 de Allemand dejaba todo en un 48-43.

Si en España esa segunda unidad formada en este caso por Ginzo y Leo Rodríguez sostenía la anotación, Bélgica exprimía a su quinteto titular y Linskens asumía el protagonismo que no podían tener por la gran defensa hispana las Vanloo o Allemand. Atacaba bajo el aro la pívot belga pero también amenazaba desde 6,75 para mantener a las suyas muy cerca, tanto que Meesseman ponía a las suyas a un acierto, 52-50, a seis del final.

Ahí ya sí Méndez iba echando mano de los galones para poner a sus cinco de inicio, un poco más frescas para el 'sprint' final y ellas eran las que iban a tener que sacar las castañas del fuego porque justo Meesseman reclamaba para ella todos los balones y ponía por primera vez a su selección por delante.

El acelerón defensivo de las belgas era evidente colapsando la zona y la combinación de su estrella con Linkens hacía mucho daño. Era como si en las zonas hubiera aparecido un gigante que sacudía todos los balones a favor de las vestidas de negro que entraban en el último minuto con su máxima, 56-60. Ya tocaba ir a contrarreloj, algo que a España todavía no se le da demasiado bien y los intentos por remontar esa pequeña renta resultaron vanos. El oro estuvo cerca, y eso se valorará como notable, pero al final se escapó