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Los extremeños se tocan

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Los extremeños se tocan
EFE
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.

Quizá lo peor de una convocatoria electoral tan extravagante como esta que nos ha tocado soportar en verano, para que Sánchez pueda aclarar lo antes posible sus dudas sobre lo que piensan de él los españoles, es que tenemos que aguantar, un día sí y el otro también, al presidente contándonos que él también tiene derecho a la autodeterminación de su género político. Resulta que ha dejado de ser extremeño y se siente un habitante del centro moderado. El fan de Indalecio Prieto quiere ahora que la llamemos Loreta y reconozcamos su derecho a dar a luz una nueva forma de hacer política.

Tras explicarle a Alsina que él es un hombre sincero, de donde crece la palma, y que nunca mintió a los españoles, sino que ha tenido que "tomar decisiones valientes", se ha pasado por El Intermedio. Se encontraba allí como Pedro por su casa y el Gran Wyoming le explicaba que en su programa no le llaman Falconetti ni Perro Sánchez, sino 'Bizcochito'.

Aprovechó Sánchez el masaje a cuatro manos para explicarnos que hay hombres que se sienten incómodos con el discurso feminista de Irene Montero, "¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!", y que lo único que ha conseguido su todavía ministra es alimentar a Vox, ese partido al que cómo hemos podido comprobar estos días, tanto necesita el presidente para soñar con seguir siéndolo.

Resulta que ahora Sánchez se ha enterado de que hay gente incómoda con las cosas de la Pam, la Irene y el resto de la cuchipandi de la tarta. Y que además son sobre todo amigos suyos de 40 o 50 años, que prefieren que las políticas de igualdad se hagan desde la conciliación y no desde el conflicto. Seguramente por eso, por evitar el conflicto, Sánchez y sus asesores vuelven a enredarse ahora con la igualdad y la violencia de género con los de Vox. Porque como en la obra de Muñoz Seca, los extremeños no pueden dejar de tocarse.

Hasta hace unos días, seguro que Sánchez pensaba que sus amigos eran gilipollas por no entender sus políticas, concebidas para hacer una sociedad más justa, y sus leyes pioneras como la del sí de las niñas, que nos iban a copiar en todo el mundo. Pero ahora sabe que lo que eran una gilipollez son las políticas de su Gobierno, que él aprobó en el Consejo de Ministros. Hace unos días presidía el Gobierno más feminista de la Historia y ahora participa en un grupo de apoyo, en el que sus amigos están molestos. Y nos lo cuenta como lo siente, como cuando nos dijo que le gustaba el chuletón al punto.

Ha estrenado también otro formato electoral imaginativo, en el que entrevista a sus propios ministros en un plató televisivo que se ha montado en Ferraz, que para poco más ha quedado esa sede. Y nos irá regalando nuevas entregas, dado el éxito de la primera con Escrivá, que nos va a ampliar la baja por paternidad y va a convertir la hucha de las pensiones en algo así como el fondo soberano noruego. Sobrará tanta pasta que no vamos a saber dónde invertirla. ¿Habrá un capítulo con Garzón para que nos cuente lo perjudiciales que son la agricultura y la ganadería? No quepo en mí de la impaciencia.

Lo que también hemos podido comprobar es que la candidata a vicepresidenta ya ha aprendido a mentir casi con la misma soltura que su jefe. Le preguntaron a Yolanda si había vetado a Montero. Y sin perder la sonrisa, nos contó que nada más lejos de la realidad, porque como todo el mundo sabe, "vetar no es nuestro estilo". Lo de Irene fue "un acto de generosidad", un entregar el alma a la causa, con la dulce y total renunciación de la que sólo pueden ser capaces los miembros, y las miembras, de la "confluencia de un complejo movimiento ciudadano y de formaciones políticas como jamás se había conformado desde la transición".

Así que ya sabemos que el estilo de Yolanda no es vetar, aunque también dijo en la misma entrevista que Feijóo "está invalidado para Gobernar nuestro país". Que no sé yo si eso es un veto, pero la explicación sí parecía otra mentira: "Ha legitimado que se maltrate a las mujeres física e intelectualmente porque alguien está en un proceso de separación". Justo lo que dijo el presidente del PP, que si te vas a divorciar le puedes soltar cuatro hostias a tu señora sin temor, que cuando él sea presidente lo va a autorizar por ley.

"O lo dice por pura ignorancia o miente descaradamente". Yolanda, quiero decir. Sobre todo, cuando se muestra indignada porque "Feijóo desconoce la realidad laboral de España", esa tan chulísima que nos hace estar a la cabeza del paro en Europa. "No está preparado para ser presidente del Gobierno". Ella sí. Porque como todos sabemos, la economía española va "como una moto", aunque como ella misma ha reconocido "hay mucha gente que lo está pasando muy mal". Igual es porque con el Gobierno del que es vicepresidenta, somos el país que ha sufrido la mayor pérdida de PIB per cápita del la UE y ya estamos por detrás de Eslovenia, Lituania o Estonia.

Pero, en fin, no nos vayamos por las ramas, porque como todos sabemos lo importante ahora es cómo llamamos a la violencia contra las mujeres, si es de género o intrafamiliar, o si le buscamos otro nombre mientras los violadores y los pederastas salen a la calle gracias a la ley parida por quienes más han luchado por defender a las mujeres en toda la historia del mundo mundial.

Y con este profundo dilema de fondo, pues ahí vamos del cacao de Valencia al quilombo de Extremadura, en el que algunos extremeños se tocan y otros se palpan la ropa. Y lo peor es que la cosa se puede alargar tanto, que igual llega antes el tren a Badajoz que un nuevo Gobierno a Mérida. Al menos ese parece ser el propósito que comparten los extremeños del PSOE, de Podemos y de Vox.

Con la torpe jugada de María Guardiola, la elegida por Teodoro García Egea para suceder a Monago en la presidencia del PP extremeño, PSOE y Podemos se han repartido el control de la Mesa del Parlamento regional y serán ellos ahora los que administren los tiempos del proceso de investidura. Y lo harán no como más convenga a los extremeños, como reclama el renacido Fernández Vara, sino de la forma y manera que más pueda perjudicar la campaña electoral del PP.

El estatuto extremeño da 15 días a la presidenta de la asamblea regional para proponer un candidato y otros 15 para la sesión de investidura. Así que a mediados de julio asistiremos a una sesión de investidura de Fernández Vara, en plena campaña nacional, con Vox y el PP atizándose garrotazos en público. La insolvencia de una candidata inexperta y envalentonada pone en escena la opereta soñada por los de Buxadé y Abascal, por Yolanda y por Sánchez. Y, como anunciaba el creador de la astracanada, comprobaremos de nuevo que los extremeños se tocan.  

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2 Comentarios

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usuario anonimo 6/23/2023 - 11:23:31 AM
Estoy totalmente de acuerdo con el comentario de esta noticia, qué bien retrata la hipocresía y falsedad de Sánchez y de Susana Díaz, cómo mienten descaradamente incluso con sus propios compañeros de partido y no digamos al resto de españoles. Para los de la extrema izquierda todos los candidatos del PP son y han sido malísimos, simplemente porque son de otra ideología
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usuario anonimo 6/23/2023 - 10:28:30 AM
El autor de estas opiniones debe recibir muchos sobres de Feijoo. Aún ni una critica a su persona siendo el peor candidato que ha tenido el PP desde Casado.
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