El desenlace de la temporada se echa encima en Primera RFEF y con él llegan las continuas finales allá donde se mire porque aunque no haya títulos por decidirse casi siempre los dos equipos tienen algo vital en juego. En este caso el duelo entre Pontevedra y Unionistas se planteaba casi como un 'ser o no ser', para unos por mantener la esperanza de no descender y para los otros como la opción de seguir pensando en el play off. Por esa última 'vida' en la categoría y por ejercer como local se esperaba lo que sucedió y es que el Pontevedra saliera al partido más desbocado que un Unionistas con más opción de contemporizar y esperar su momento.

Más balón y más presencia en campo contrario del equipo dirigido por Juan Señor que no especulaba con el esférico y trataba de llegar cuanto antes al área o probaba con disparos lejanos para intentar sorprender a Salva. Buscaba la escuadra gallega un gol rápido que le aportara tranquilidad mientras Unionistas, como si supiera que ese era el guión escrito, se limitaba a esperar y achicar esperando alguna salida o error que le facilitara llegar a área contraria. Eso sí ese plan podía valer para ese arreón inicial pero resignarse a él parecía un riesgo innecesario porque hay argumentos para más y pasado el cuarto de hora es cuando Unionistas empezó a cruzar el centro del campo casi siempre dirigido por el centro con Nespral para buscar por banda la incorporación de Barros.

Pasado ya el minuto 24, y tras algunos disparos lejanos y desviados, llegaba la primera intervención de mérito de Salva de la Cruz que achicaba a la perfección el espacio después del buen desmarque que dejaba a Alex franco para el disparo. Era la primera vez que un pase filtrado -por Borja Domínguez-, superaba la zaga de Unionistas y por suerte apareció el portero. Como respuesta en la siguiente acción llegaba la ocasión más clara de Unionistas en el primer tiempo en una progresión rápida que acabó con un centro desde la banda de Barros buscando una frontal que aparecía despejada de zagueros. Ahí aparecía Fran que chutó con intención buscando portería y no la encontró porque rozó lo justo un defensa para evitarlo enviando el balón a córner.

Fue la ocasión más clara de un primer tiempo en el que no hubo mucho más en ataque para los de Ponz, muy volcados a la banda de Barros y con poca presencia en el área donde Santos, que volvía a la titularidad por la baja de Losada, apenas tocó un balón. Una acción ensayada a balón parado que acabó con una semivolea de Ramiro fuera era todo el balance hasta el pitido del colegiado. Eso sí, hasta entonces el que tuvo que volver a aparecer fue De la Cruz que desvió de puños un disparo durísimo y con mucha intención de González.

Aunque el Pontevedra había ofrecido más en el primer tiempo no se veía incómodo a Unionistas que, sin embargo, como sucediera hace siete días se complicó la vida por un error propio. No deja de ser curioso que un equipo que había minimizado los fallos no forzados haya encadenado dos similares por confianza o falta de entendimiento. Esta vez no hubo una mala cesión pero sí esa falta de reacción y uno por otro Rojo y De la Cruz no resolvieron en un balón dividido y Brais viniendo desde atrás se adelantó y, viendo llegar al guardameta, supo esperar para que se lo llevara por delante para provocar el penalti. Desde los once metros Charles no es de los que perdonan.

Un resultado que al Pontevedra le daba la vida y a Unionistas le dejaba sin opciones de sueño así que se esperaba la reacción de los de Ponz que movió el banquillo buscando un giro de tuerca que parecía no llegar en un partido en el que se sucedían las interrupciones con faltas en uno y otro lado. A Unionisas le faltaba fluidez y el Pontevedra ya no quería que se jugara demasiado de manera que el partido transcurría sin que sucediera demasiado hasta que llegó la acción a balón parado que disparó la emoción en los minutos finales.

Sin haber generado ocasiones claras, sí que cuando había tenido opción de saque de esquina Unionistas había creado incertidumbre ante una zaga que no acababa de encontrar bien las marcas y la acción se repitió cuando se afrontaba la entrada en los diez últimos minutos. Un envío al corazón del área que quedó suelto en el corazón de la misma, franco para un jugador que igual no tiene la capacidade presión de otros pero que es un 'killer' como Santos y más cuando está liberado de marca. Era evidente que no iba a perdonar. 

El empate no le valía a ninguno porque a unos se les quedaba corto y a los otros no les valía para su objetivo de meter la máxima presión a sus rivales. Lo intentaron ambos con envíos infructuosos al área y disparos lejanos como el que de nuevo probó a De la Cruz que detuvo en dos tiempos. No dio margen para más y el reparto seguramente acabará siendo agrio para ambos.