'Noches de paz a 3.000 kilómetros de la guerra' se proyectará en Medina de Rioseco este sábado, donde se ha rodado el audiovisual
Dice José Ángel Gallego, periodista y redactor jefe de Tribuna Valladolid, que lo que más le gusta de su trabajo es "encontrar y contar historias". En su último documental habla de la acogida que Medina de Rioseco, su municipio natal, ha brindado al pueblo ucraniano, que ha huido de la guerra. No en vano, en la Ciudad de los Almirantes residen más de 40 refugiados. Este documental recoge en una doble vertiente los testimonios de estas personas que han abandonado precipitadamente su tierra y la de aquellos riosecanos, instituciones y colectivos que han colaborado en su acogida.
PREGUNTA: ¿Qué se va a encontrar el espectador en el documental 'Noches de paz a 3.000 kilómetros de la guerra'?
RESPUESTA: Una historia de superación. La de aquellos ucranianos que han tenido que abandonar injustamente su tierra, su hogar, su familia, su vida para huir de la guerra. Una historia en la que narran sus anhelos, sus miedos, sus preocupaciones, pero también un halo de esperanza y solidaridad, la de la ayuda recibida por los riosecanos.
P. ¿Por qué ha elegido Medina de Rioseco para rodar este documental?
R. Primero porque es mi ciudad, pero fundamentalmente porque en este municipio se ha creado una comunidad importante de refugiados ucranianos y los vecinos se han volcado con ellos. En el mes de marzo llegó la primera familia formada por un matrimonio con siete hijos. Se instalaron en un convento en el que desde hace tiempo ya no residen religiosas y, casi un año después, siguen viviendo allí. Semanas más tarde llegó una segunda familia y en agosto, la asociación Progestión creó su segundo centro en la provincia de acogida a solicitantes de protección internacional, con capacidad para 26 plazas. En total, hay más de cuarenta refugiados en Medina de Rioseco.
P. El título es sugerente ¿por qué?
R. Es el origen de la idea. En un principio este trabajo tan solo iba a ser un reportaje para Tribuna de cómo iban a vivir estas personas su primera Navidad lejos de su tierra. Pero enseguida me di cuenta que aquello se iba a quedar corto y, poco a poco, surgió este documental. Es cierto que el punto de partida es la Navidad, para ir desarrollando cómo es su nueva vida en España y cómo está siendo la acogida que está brindando Medina de Rioseco. Y retomando la pregunta, pude compartir el inicio de la cena de Nochebuena con una familia y la preparación de la Nochevieja con varios usuarios del centro de acogida. Aquellas fueron noches en paz a más de 3.000 kilómetros de las bombas. A pesar de esta tranquilidad, no había felicidad plena, les faltaba mucha gente.
P. ¿Cómo ha sido el rodaje?
R. Caótico, pero emocionante (sonrisa). Se hizo una labor previa de preproducción para ver qué es lo que queríamos contar y con quién. Pero todos aquellos primeros planes se han ido modificando día a día porque alguien nos contaba una nueva historia o porque surgía otro colectivo o asociación implicado en la ayuda y había que contactar con ellos. He modificado el guion varias veces, pero merecía la pena. Han sido dos meses muy intensos de trabajo, con muchas entrevistas. Por ofrecer algún dato curioso, contamos con cerca de 20 horas de grabación, que se han reducido a un documental de 50 minutos. El material en bruto pesa más de 450 gb., se ha contado con casi una treintena de testimonios, tanto de los ciudadanos ucranianos, como de responsables de asociaciones, instituciones, colectivos, centros educativos, empresas y otras entidades que han colaborado de una u otra manera en la acogida de los refugiados. Seleccionar los mejores momentos me ha dado muchos quebraderos de cabeza, espero que el resultado sea el esperado. Con que un solo espectador se pueda poner en la piel de cualquiera de los nuevos vecinos riosecanos ya habré cumplido mi objetivo.
P. ¿Ha sido un hándicap el idioma a la hora de las entrevistas?
R. Siempre condiciona, lógicamente. Pero es cierto que muchos de los ucranianos que viven en Rioseco ya tienen un nivel aceptable de español. Además, no hemos querido subtitular ninguna entrevista, hemos entendido que lo más justo es que el espectador se implique en la conversación y haga ese pequeño esfuerzo de entender al interlocutor, pues a ellos les supone un extraordinario trabajo expresarse en español. A pesar de todo ello, todos los testimonios se entienden a la perfección.
El autor en uno de los momentos del rodaje del documental
P. ¿Cómo está siendo la vida de los refugiados en esta localidad?
R. En primer lugar, tengo que decir que la acogida ha sido impecable. Como digo, muchos colectivos y agrupaciones se han volcado, pero los propios vecinos también. La vida para ellos está siendo tranquila, pero lógicamente están en una situación muy incómoda. Han dejado a gran parte de su familia y de sus amigos en Ucrania, han salido casi con lo puesto; pero al menos aquí están recibiendo ayuda de todo tipo: médica, psicológica, clases de español, talleres laborales? Algunos, incluso, ya han encontrado ya trabajo y eso es fundamental para lograr una plena integración y autonomía. El documental dedica un capítulo importante al reto educativo. Casi la mitad de los refugiados en la localidad son menores y eso ha provocado que el colegio Campos Góticos y el IES Campos y Torozos hayan tenido que adaptarse y solucionar todos los problemas.
P. A nivel personal ¿qué ha supuesto este proyecto?
R. Jamás pensé que un trabajo podría calarme tan hondo. Me he involucrado de una manera muy personal y he de decir que ha habido momentos muy duros. Testimonios que literalmente me han hecho llorar, pero también he disfrutado de instantes que siempre recordaré y he podido conocer a gente maravillosa que me ha dado una lección de vida: a veces nos quejamos por verdaderas tonterías y problemas que parecen que son un mundo, no son más que auténticas nimiedades.
P. Por último, ¿cuándo se va a poder ver el trabajo?
R. Este sábado día 11 se estrena en el Teatro Principal de Medina de Rioseco (19 horas, con entrada libre) y simultáneamente ya se podrá visionar en todas las cabeceras provinciales de Tribuna Grupo, incluido en Tribuna Valladolid. Por último me gustaría agradecer la colaboración de todas las personas que han colaborado en el trabajo, a todos los trabajadores de Tribuna y a sus responsables y, por supuesto, a todos los refugiados. Deseo de que puedan alcanzar la paz, la libertad y recuperen la sonrisa.
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