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Concluye en Villamayor la construcción de una bóveda elíptica diseñada en el siglo XVIII pero inédita hasta la fecha

Esta elaborada con piedra de Villamayor a manos de un grupo de aprendices franceses de cantería

Bóveda elíptica construida con piedra de Villamayor
Isabel Andrés Rodríguez
Isabel Andrés Rodríguez
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Ya es una realidad. La construcción de la bóveda elíptica inédita hasta la fecha ha dado sus últimos pasos y ya puede apreciarse la originalidad de esta construcción. Se trata de una bóveda elíptica diseñada a finales del siglo XVIII por Gaspard Monge pero que nunca había sido construida hasta la fecha por su complejidad.

Ahora, un grupo de alumnos franceses de cantería han visitado la localidad armuñesa para concluir el proyecto que comenzó hace un año y que ha permitido la construcción de esta bóveda en piedra de Villamayor. Un primer grupo de 15 canteros realizó el pasado año una estancia en el municipio y elaboraron alrededor de un tercio de las piezas de esta bóveda, mientras que el grupo que ha llegado este año ha concluido el trabajo que comenzaron sus antecesores.

Los alumnos franceses han estado durante dos semanas en la localidad para desarrollar su trabajo y han recibido la visita del alcalde del municipio, Ángel Luis Peralvo, tras la culminación del proyecto.

La bóveda se compone de 96 piezas y tiene unas dimensiones de 4x3 metros y una altura de un metro en el centro del espacio interior con un espesor de unos 40 centímetros. Esta bóveda quedará expuesta en Villamayor para que el público pueda disfrutarla, aunque desde el Ayuntamiento aseguran que aún no se ha decidido el emplazamiento final de esta pieza inédita.

Este proyecto se puso en marcha gracias a Enrique Rabasa, catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid y uno de los organizadores del II Congreso Nacional Arte de la Cantería, que pensó en la construcción de esta bóveda con piedra de Villamayor como un proyecto para un grupo de canteros franceses durante su estancia Erasmus en España.

Y es que la construcción de esta bóveda ha sido posible más de dos siglos después de su invención gracias a dos factores. Por un lado, el uso de la tecnología y del ordenador, ya que "nos resulta más fácil resolver algunos problemas formales y encontrar la estrategia más adecuada para tallar la piedra". Por otro, las características de la piedra de Villamayor, "especialmente fácil de trabajar", según explicó en su momento Enrique Rabasa.