Aturdida, confusa, como si existiera un cristal, y un abismo, entre la voz que le estaba confirmando "si, tienes cáncer de mama", así confiesa que se sintió Raquel Serrano García, una salmantina de 50 años que relata su historia en el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama que se celebra este 19 de octubre.

Se lo diagnosticaron hace ya doce años, recuerda como poco antes de entrar a su puesto de trabajo, "me di una ducha y, mientras, me noté un bulto. Empecé a pensar y pensar... era un presentimiento, hay cosas que se presienten, pensé que era malo y así fue", recuerda todavía con la voz entrecortada.

Tras esto, "me fui a mi médico de cabecera, no le dio ninguna importancia, me dijo que era una tontería y la tontería acabó con un cáncer en el pecho", lamenta. "Me noté el bulto un mes de agosto y no me operaron hasta el mes de enero del año posterior, ese fue mi regalo de reyes", recuerda.

Fue en el hospital Clínico donde le pudieron  mover todo el papeleo... "hubo muchas dificultades pero, finalmente, dieron con ello: tenía tres tumores, un carcinoma ductal filtrante. Era de los que se iban hacia adentro, no se notaba apenas, estaba muy delgada y por eso pude notarlo, Dios hizo que me lo viera". Un golpe "muy duro", pensó que se iba a "morir".

Fue lo primero que se le vino a la cabeza. A partir de ahí empezó a ver "quienes eran mis amigos, aquí en estas cosas es donde se ve de verdad quien te quiere. Yo solo podía pensar que me iba a morir". Posteriormente, recuerda con la voz entrecortada, "me cortaron el pecho, me lo reconstruyeron en el momento y después estuve año y medio con el tratamiento de quimioterapia". Para ella se hizo "muy largo".

El recibir la noticia fue un mazazo, "cada cosa tiene su lado malo, que se caiga el pelo es duro, es pelo sí, pero eres tú, es tú seña de identidad, es tú físico, además, engordé 18 kilos, no podía atarme las deportivas, tenía que caminar pegada a un taburete porque podía andar solo a ratitos". Eso sí, recuerda que hoy en día los tratamientos "no tienen nada que ver con los de hace diez o doce años".

Por delante de todo y de todos pone a su hijo, "ha sido siempre mi fuerza, es mi amuleto. Estaba en cama tras el ciclo y él no salía, se quedaba conmigo... hay momentos muy duros y fue todo mi apoyo". Reconoce, además, que su familia "es mi pilar fundamental".

Ahora es voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer. Ayuda a todas las mujeres que pasan por este mismo trance. "Cuando lo has vivido, intentas que la gente no lo pase tan mal, intentas que lo pasen más fácil". Les cuenta su realidad, "les digo que pueden hacerlo, que se puede vivir, que me miren a mi...". "La labor del voluntario es muy importante". Ahora está recuperada del todo, "las revisiones pasan por el médico de Atención Primaria". Esto no se olvida, "siempre estás alerta".

Satisfecha y empleando un tono entusiasta; aunque es consciente de que la vida te pone a prueba constantemente, sabe también que hay que disfrutar de las cosas sencillas. Y es que, pese a que pudiera parecer una incongruencia, sí, "el cáncer es aprendizaje; también trae cosas buenas". Y a ti, Raquel, te quedan muchas por vivir. "Hay que ser valientes, luchar, la vida es una, hay que vivir el momento y mirar la parte positiva de la enfermedad".