El conocido astrofísico de Harvard busca desde hace años pruebas de una civilización extraterrestre y compara su posible hallazgo con la revolución copernicana
Un experimento de defensa planetaria acaba deformando un asteroide
La prueba DART arrojó una sonda kamikaze contra un asteroide para probar si era capaz de desviarlo: lo logró y, además, lo desfiguró
El asteroide Dimorphos fue el objetivo de la primera prueba de defensa planetaria y el impacto de la sonda DART, arrojada contra la superficie del citado asteriode, puede haber cambiado completamente la forma de éste, dejando tras de sí un montón de escombros
La misión DART (Prueba de Redireccionamiento de un Asteroide Binario, por sus siglas en inglés) probó con éxito la capacidad de desviar un asteroide usando un impactador cinético, una sonda kamikaze lanzada contra Dimorphos. Se trata de una técnica para, potencialmente, defender la Tierra de un objeto procedente del espacio.
Un estudio que publica este lunes Nature Astronomy analiza y modela los datos recogidos en aquel ensayo para saber más de las características de Dimorphos y las consecuencias del choque de DART contra su superficie en septiembre de 2022.
Las simulaciones apuntan la posibilidad de que el impacto de DART "haya cambiado completamente la forma del asteroide, sin que haya quedado en su superficie un cráter bien definido".
Así lo explica a EFE Isabel Herreros Cid, investigadora del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) y una de las firmantes del estudio, realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Berna.
Dimorphos, de un tamaño similar a la Gran Pirámide de Egipto, forma un sistema binario junto a Didymos, un asteroide de mayor tamaño al que orbitaba cada 11 horas y 55 minutos y, tras el impacto de la misión DART de la NASA, ese periodo orbital se redujo en 33 minutos, según confirmaron estudios publicados el año pasado.
Las simulaciones hechas por los investigadores que más se aproximan a las observaciones del impacto indican que Dimorphos es una pila de escombros con una fuerza de cohesión débil y que carece de grandes rocas en su superficie.
Al ser un asteroide muy pequeño, con una gravedad mínima, el agregado de rocas y regolito está muy poco cohesionado y es "muy fácil desplazarlos de su posición inicial", lo que hace posible, apunta Herreros, que el impacto "haya cambiado completamente la forma del asteroide" en un proceso conocido como deformación global.
Esta poca cohesión del material facilitó que se desprendiera gran cantidad de material en dirección contraria al impacto de DART, favoreciendo el impulso del asteroide y "originando un desplazamiento mayor del que hubiera tenido si hubiera sido un cuerpo sólido".
La posible remodelación de Dimorphos podría tener consecuencias en la propia dinámica del asteroide y, por tanto, la del sistema binario que forma con Didymos.
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