La pandemia paró nuestras vidas, pero aceleró parte de nuestro contexto. El salir a la calle lo mínimo posible, evitar cualquier tipo de contacto con otras personas, o incluso no poder tocar ni siquiera un papel; hizo que el proceso de digitalización metiera la sexta marcha. Sin tiempo de advertir, ni tan siquiera de preguntar, la vida a través de la pantalla se volvió más real que el mirarnos a la cara. Así, mientras que unos salían beneficiados, las personas mayores quedaron inmediatamente atrás dentro de este camino de transformación y cambio.

Aplicaciones sanitarias, redes sociales para no perder el contacto con familiares y amigos, viodeollamadas, papeleo institucional... todo se volvió incomprensible, viéndose obligados a pedir ayuda a hijos y nietos. Ahora esa ayuda y después de un largo proceso de recuperación, la están aportando las propias instituciones. Desde el Ayuntamiento de Salamanca de la mano del Banco Santander o en el municipio de Carbajosa se han celebrado eventos que pretenden erradicar la brecha digital. 

Bajo el nombre 'Me atrevo con la tecnología', el municipio de la provincia salmantina celebra por segundo año consecutivo el taller dirigido a mayores de 60 años. En concreto y en la presente edición, 35 personas, en su mayoría mujeres; aprenderán sobre el manejo de los teléfonos móviles (ajustes, Play Store, WhatsApp, Sacyl Conecta, Línea Verde, viodellamdas o traspaso de datos y fotos del móvil al ordenador), así como realizar diferentes trámites online. 

Envío y recepción de correo electrónico, cómo obtener el certificado COVID, el certificado digital, el DNI electrónico... cuestiones que parecen imprescindibles, pero que no hay que dar por sentado su conocimiento. A ello se suma la utilización de redes sociales; Facebook, Twitter e Instagram. 

TESTIMONIOS

Con el fin de conocer de primera manera su opinión, TRIBUNA se acercó a la charla organizada por el banco Santander en la que se aportaba una 'guía de finanzas para mortales, para que no te pierdas en tus gestiones bancarias'. Concretamente, se centró en la ciberseguridad dentro del maravilloso y complejo mundo de las compras en internet y la banca.

De nuevo, en su mayoría mujeres, acudieron al citado evento con el fin de entender mejor el mundo que les rodea. "Queremos enterarnos de lo que está pasando con las nuevas tecnologías. Cuesta, tenemos una edad, pero tratamos de adaptarnos. Valoramos mucho este tipo de iniciativas para aprender", cuenta la primera preguntada, quien nos advierte de que usa sin problemas el teléfono móvil y las aplicaciones gracias a la paciencia de sus hijas. "Al principio parecía que me iba a morder el ratón, pero luego ya no", finaliza entre risas. 

Junto a ella, una oyente habla directamente de "obligación": "He venido porque me sienot obligada ante la situación y el contexto. Me he sentido muchas veces incómoda a la hora de pedir ayuda".  

Seguidamente, un grupo de tres féminas cuentan uno de sus problemas más frecuentes: las contraseñas. "Se nos olvidan mucho y tenemos desconfianza a dejar guardada la información personal en los móviles. Queremos que nos enseñen para tener seguridad y que no nos den ningún susto". 

Eso sí, pese a su interés por el cambio, consideran que debe seguir existiendo la oficina física "para aquellas personas que no se puedan apuntar a este carro". "Es que va todo muy rápido, demasiado rápido. Parece que nos resulta extraño hacer colas, pero hay que estar bien informadas", continúan. 

"El saber no ocupa lugar y nosotras tenemos curiosidad", finalizan.