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Protección Civil, el "apoyo" de una ciudad de forma voluntaria: "Nuestra remuneración queda en el corazón"

"Parece que te pones este uniforme y te transformas", señalan Mónica y Pedro, voluntarios en Salamanca

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Reportaje Protección Civil Salamanca (Foto: A.Santana)
María  Pedrosa García
María Pedrosa García
Lectura estimada: 3 min.
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Están en todo y siempre que se les necesita. La predisposición, empatía y solidaridad que demuestran al hablar ejemplifica su buen hacer en cada uno de los momentos en los que se les requiere. Malos y buenos, pero siempre de necesidad, Protección Civil aparece. Con sus particulares trajes naranjas y con el único fin de ayudar, han formado parte de operativos para atender a personas vulnerables durante la pandemia, personas mayores sin hogar ante los fuegos en verano o empujando sillas de ruedas en el vacunódromo del Multiusos. Y oigan, todo de manera voluntaria. 

Cuesta no denominarles como trabajadores, cuando no hacen más que trabajar, pero en un recorrido por su oficina de trabajo en el Parque de Bomberos de Salamanca, José Arturo De la Torre y Mónica Repila recalcan la remuneración en su trabajo: "Esa es la esencia. Hacerlo por querer hacerlo. Queda para siempre en tu corazón, dentro de ti. No porque te estén ganando, sino porque tú lo has decidido". 

En su despacho, desde donde coordinan todos los eventos de los que han de formar parte, los máximos responsables de Protección Civil de Salamanca nos enseñan las cartas que recibieron durante la pandemia. Eso que se queda en su corazón

Con tal escenario, cuentan su día a día y el motivo por el que forman parte de está organización voluntaria. "Nuestras horas libre están dedicadas a la comunidad. En mi caso, conocía Protección Civil de mi pueblo, decidí pasar las pruebas y estoy encantada. Pero encantada de la vida. No me pagan, pero me llega. Es duro y al mismo tiempo gratificante. Muestras como las cartas se quedan para nosotros", explica Mónica. 

Y dentro de ese lado más duro, José echa la vista atrás. "Desde el primer momento de la pandemia comenzamos con las compras a personas mayores confinadas. Nadie se puede imaginar lo que fue eso. El hecho de que una persona mayor, sola que no puede salir de casa, y vernos a dos metros... los pelos de punta. Es eso, estábamos cansados, pero nos necesitaban", cuenta. 

Este hecho como el proceso de vacunación ha hecho que la figura de los voluntarios de Protección Civil se visibilice, ¿era necesario? "Creo que sí. Al final, en un pueblo tienes más labor que en Salamanca, porque está muy cubierta con todos los servicios policiales, sanitarios, bomberos, etc. Nosotros somos pequeños colaboradores que si ellos nos demandan, nosotros les echamos una mano. Somos un apoyo", responden. 

Ese apoyo puede ser necesario, como ha ocurrido este verano, con durante largas jornadas e incluso semanas. Como consecuencia de los fuegos acontecidos en la provincia de Zamora y Salamanca, Protección Civil fue requerida para ser la mano amiga de aquellas personas, sobre todo mayores, a las que se obligaba a abandonar sus hogares: "Ha sido una de las cosas más duras que hemos vivido. Hemos visto pueblos envejecidos, con medias por encima de 80 años, que les han dicho que se vayan. En el momento. Y les teníamos que llevar y traer. Llevábamos desayunos, comidas, meriendas, cenas, las medicinas... horroroso". 

EL PERFIL DEL VOLUNTARIO DE PROTECCIÓN CIVIL 

Teniendo en cuenta los escenarios de actuación, ¿el voluntario de Protección Civil debe tener unas características específicaas? ¿Todo el mundo está preparado? "Creo que todos estamos preparados. Hay momentos en los que te puedes quedar como ser humano paralizado porque asistes a una tragedia. Hay de todo tipo de voluntariado y este es uno más". 

Con un traje, por cierto, especial: "Parece que te pones este uniforme y te transformas. Hacemos cosas en nuestro día normal no haríamos", continúan. 

¿Cuánto tiempo, teniendo en cuenta obligaciones labores, se puede dedicar a ser voluntario? "Lo que se pueda y el tiempo que se tenga. Tenemos personas que tienen su propia empresa, se levantan a las 04:00 de la mañana y vienen aquí a ayudar. Al final, los ratos libres, los días de descanso...", finaliza. 

No hay edad, tampoco horarios, solo dedicación. Y que los hechos hablen por sí solos. 

 

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