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Con Yolanda hemos topado

El artículo de opinión de Diego Jalón

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Con Yolanda hemos topado
Diego Jalón Barroso
Diego Jalón Barroso
Lectura estimada: 5 min.
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Mientras nuestro todavía presidente del Gobierno y el otro presidente, el del PP, andan intercambiando zascas sobre fábulas, el realismo mágico de García Márquez, el otoño del patriarca, el otoño del Gobierno y el otoño que se nos viene encima, Yolanda, "tu mano, tu mano, eternamente tu mano", sigue buscando la tecla que le permita dar impulso a esa plataforma para sumar, de la que no sabemos nada desde su presentación oficial el pasado 8 de julio en Madrid. ¿Qué podíamos esperar de un proyecto que nació en el Matadero?

Así que Pedro explica a los españoles que no llegan a fin de mes que "no debemos caer en la autocomplacencia", acusa a Alberto de "mentir sin despeinarse" y de no dar la talla para gobernar España y Feijóo le responde que ha hecho un gran esfuerzo este verano para ponerse al nivel de los ministros, que le ha llevado "varios segundos". Y, entre tanto, la amable e insustancial Yolanda, "cuando te vi sabía que era cierto ese temor de hallarme descubierto", sigue buscando esa clave del sol que más caliente al personal.

Y lo que se le ha ocurrido ahora, como no podía ser de otra forma en quien sostiene que"el comunismo es la democracia y la igualdad", es "topar" los precios de alimentos como la leche, el pan, los huevos, la fruta y la verdura. "20 o 30 productos básicos", dice Yolanda, que no sé cuantas frutas y verduras conoce, ni si realmente sabe sumar, pero como quiera "toparlas" todas, le van a salir varios cientos, salvo que quiera poner al mismo precio las reinetas y las pink ladies, lo cual sería a todas luces injusto.

Con lo de "topar" tenemos un problema en esta España empeñada en darle, cada día, una patada en los dídimos a este idioma nuestro, que es de todos menos de los que quieran que sus hijos lo estudien en Cataluña. Dice el diccionario que "topar" es "embestir [un animal], con sus cuernos, contra algo o alguien, especialmente si es sin gran fuerza", o "chocar o tropezar [una cosa en movimiento] con otra que se halla en su camino". Significa darse una trompada, un topetón o un cacharrazo, pero no poner un tope, que para eso tenemos limitar, o fijar cuando hablamos de precios máximos. Hasta nos hemos empeñado en asumir que Don Quijote se topó con la Iglesia, cuando en realidad lo que dice el Hidalgo Caballero es "con la iglesia (en minúsculas, ya que se refiere a la iglesia de un pueblo, no a la institución) hemos dado, Sancho", al que, por cierto, tampoco llama "amigo" en esta ocasión.

Con la que sí hemos topado es con Yolanda, "me abres el pecho siempre que me colmas de amores", que no contenta con los datos de empleo del mes de julio, los peores de todas las series históricas, quiere ahora imitar el éxito del funcionamiento de los supermercados en Venezuela, un modelo que los españoles tenemos que adoptar cuanto antes para proteger a los más desfavorecidos y que puedan ir a la compra sin temor a gastar más de lo necesario mientras recorren los lineales vacíos.

La idea es tan buena que no entiendo como pueden los economistas, esos expertos en predecir el pasado, poner en duda sus bondades. Ni por qué han salido todas las asociaciones y sindicatos de agricultores y ganaderos, las federaciones de distribuidores y la maldita patronal a arremeter en tromba contra la vicepresidenta. Y sobre todo no entiendo por qué una ocurrencia tan honda, merecedora del próximo Nobel de Economía, se tendría que limitar a los alimentos básicos. ¿Por qué no iPhones a 20 euros o esos Mercedes Clase G que tanto le gustan al alcalde de Valladolid a 100 euros, para que Don Óscar pueda comprarse uno en vez de llevarse en sus viajes los de personas a las que no conoce de nada? O mejor aún, que todo sea gratis, como los trenes de cercanías. Y así nos vamos todos en yate a Ibiza y que le den a la "España vaciada".

Para Yolanda, eso de la libertad es una frivolidad, o mejor dicho algo con lo que no debemos frivolizar, porque lo verdaderamente importante es la igualdad, que es lo que, a ella, en su casa, le han enseñado que es el comunismo. Qué manía la que tienen los padres de educar a sus hijos cuando no son suyos, sino de Isabel Celaá, o al menos lo eran hasta que se marchó de embajadora al Vaticano, el único sitio en el que podía estar más cerca de Dios que en la Moncloa. Lo malo de lo que aprendió Yolanda de sus padres es que para que seamos todos iguales, lo más fácil es que seamos todos pobres, que lo de crear riqueza es muy jodido y requiere mucho esfuerzo. Así que topes, escasez e igualdad frente a las estanterías desiertas y los cultivos hueros.

Ada Colau, con la que al parecer están muy cabreados en Podemos porque está prestando, según dicen algunos medios, apoyo a Yolanda para la creación de la página web de su plataforma y para sus campañas en redes a cambio de que la designe cabeza de lista de Sumar por Barcelona, también es muy de topar. Pido disculpas por abusar del oxímoron al incluir las palabras 'Colau', "cabeza" y "lista" en el mismo párrafo. Pero el caso es que desde que la alcaldesa ha puesto un tope a los alquileres, los precios no dejan de subir y no hay quien encuentre piso en la capital catalana. Debe ser un complot de los cenáculos madrileños de fumadores de puros, porque insisto, lo de topar es una gran idea.

Tan buena, que Pedro Sánchez, muy fan de copiar, seguro que pronto la hará suya. Igual que ha hecho con la bajada del IVA del gas y con lo de la cogeneración. Por copiar, le ha copiado a Yolanda hasta lo del proceso de escucha, aunque lo interpreta con variaciones, como hacen los grandes músicos. Mientras para Yolanda lo de la escucha consiste en que su plataforma no tiene programa porque está esperando a que se lo haga la gente, para Sánchez se trata de reunir a 50 personas en La Moncloa, para que cinco de ellas hablen diez minutos en total y luego marcarse él un discurso de dos horas. Son los matices que van de la holganza a la verborrea incontenible, pero lo importante es que escuchan y que ambos, cada uno a su manera, forman "el Gobierno de la gente", aunque a veces pueda no parecerlo.

Esa gente en la que tanto piensan y a la que van a permitir comprarlo todo a precios de risa, que ya está bien de tanto lamento, a base de fijar por ley el valor de todos los productos. El mercado, igual que los votantes, que te vote Txapote, se equivoca demasiado como para dejar las cosas en sus manos. ¡Topemos el gas, topemos la electricidad, topemos los alimentos, topémoslo todo! Y si no, topemos con Yolanda y con Pedro, en el sentido correcto del término, antes de toparnos con la dura realidad.

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