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Bañuelos estalló con bravura apoteósica la feria, en Roa de Duero

Los toros de Bañuelos superaron todos la media tonelada de peso, estuvieron bien presentados y sirvieron para que sus matadores se lucieran de una u otra forma

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Fotos: José Fermín Rodríguez
Jesús  López Garañeda
Jesús López Garañeda
Lectura estimada: 4 min.
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Nada menos que un indulto conseguido por "pocogenio", marcado con el número 43, que recibió dos varas de castigo arrancándose desde la distancia, la segunda desde el mismo medio del ruedo y el premio de un pañuelo azul a "zozobrado" marcado con el 31 fueron dos toros de bandera de la ganadería de Antonio Bañuelos que pusieron la tarde de Roa de Duero en una apoteosis de difícil compostura. Los otros hermanos de camada, dos de ellos fueron aplaudidos en el arrastre, se comportaron con nobleza, mientras que el primero que abrió plaza, justo de raza, y el segundo de la tarde, rajadito, el peor del encierro. Los toros de Bañuelos superaron todos la media tonelada de peso, estuvieron bien presentados y sirvieron para que sus matadores se lucieran de una u otra forma, especialmente el director de lidia, Jesús Martínez 'Morenito de Aranda'. Y todo sin desdeñar la labor de Pepe Moral, firme y entregada y la del mexicano Isaac Fonseca, valeroso y animado. Todos salieron a hombros al final del festejo, incluyendo el empresario organizador del mismo.

Vamos con el relato de lo acontecido, cuyo inicio no estuvo demasiado entonado cuando se anunció por megafonía que habría una pausa para comenzar el festejo porque, dijeron, que en "taquilla hay cola" lo que produjo los primeros pitos lógicos, por la falta de respeto al resto de espectadores. Tras veinte minutos de demora asomó el pañuelo blanco exhibido por el Presidente de la corrida, el alcalde del pueblo, David Colina en una rechazable costumbre de ser juez y parte el mismo corregidor.

Una vez acabado el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del padre del diestro Jesús Martínez MORENITO de ARANDA recientemente fallecido.

En el primero de la tarde, MORENITO saca al toro al centro de platillo en sus lances de recibo. Un picotazo en el caballo y pide el cambio. Toro sin fuerza. Brinda al cielo y comienza la faena agarrado a la contera de los tableros. Con un bello trincherazo le instrumenta una faena digna y despacha al toro con una estocada casi entera, tendida y trasera. El público aplaudió al toro en el arrastre. En tanto la Presidencia, magnánima en esta ocasión, entregó dos orejas al torero burgalés.

PEPE MORAL calentó la plaza recibiendo de rodillas al ejemplar de Bañuelos, el peor del encierro, que hizo ademán de rajarse, pero el sevillano le cambia los terrenos y el toro aguanta. Una faena demasiado larga que concluyó con un pinchazo y estocada entera, El puntillero marró varias veces pues precisó de cinco golpes de cachetero para enviar al desolladero al toro. Pepe Moral saludó desde el tercio.

ISAAC FONSECA recibió con una larga de rodillas al castaño de Bañuelos. Tras dos lances ajustados y un par de chicuelinas puso al toro ante el picador y éste le propinó un pinchacito. Pidió el cambio de tercio, y posteriormente realiza un quite ajustado por chicuelinas. En la faena de muleta fue alcanzado por el toro al ponerse de rodillas pues el ejemplar se volvía como un rayo. Superó Fonseca el trago con decisión y tras una entera muy efectiva recibió una oreja de premio.

Y aquí llegó la pausa, el cambio total de corrida, de espectáculo y de interés en una segunda parte apoteósica. Pues hasta los alises del piso por un funcionario municipal conduciendo un dumper que echaba más humo que el tren de Rioseco, tras dos horas de reloj iba a soltarse el cuarto de la tarde de nombre 'Pocogenio', encastado, con raza, bravo, acometedor que cumplió en todos los tercios de la lidia, acudiendo al caballo de largo y recibiendo dos varas del piquero. MORENITO DE ARANDA toreó su faena con la montera puesta, a la vieja usanza torera, por la izquierda, por la derecha, por alto, por bajo, por todos los lados y de todas formas. Como se dice vulgarmente, por activa, pasiva y perifrástica. Y aquí arrancaron los primeros gritos demandando el indulto al toro, máxime cuando el torero rechaza el estoque de acero que le acercaba uno de sus subalternos para seguir toreando largo, templado, mandón, gustándose en cada pase con lo que estaba haciendo. Y a todo esto el público estalló pidiendo el indulto con lo que el pañuelo naranja asomó en el palco.

Y PEPE MORAL, ante el quinto, otro gran toro de Bañuelos que brindó a las peñas de la solanera que gritaban su nombre. El sevillano lo toreó muy bien mostrando la calidad del ejemplar. El epílogo de la faena fue de rodillas en el mismo centro del platillo. Tras pinchar logró una estocada entera y las dos orejas cayeron en su esportón, mientras las mulillas daban la vuelta al ruedo en el arrastre del toro.

Y el sexto, que cerraba festejo, ya con luz artificial que hacía titilar las lentejuelas de los toreros, FONSECA salió a por todas. Valiente y arriesgando cita de rodillas para instrumentar un pase cambiado pero el toro le desarma la muleta. El torero repone y de nuevo insiste en el mismo lance, esta vez con acierto y el griterío y reconocimiento del tendido se hacen realidad otra vez con la admiración al joven mexicano. Una estocada casi entera despenó al animal y las dos orejas le fueron concedidas.

Al final del festejo salieron a hombros: los toreros, el ganadero, el mayoral, el empresario y solo faltaron la reina de las fiestas y sus damas de honor porque la algarabía en la plaza era inenarrable.

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