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Tiempos de cambio en Urgencias de Salamanca: "Hay que volver a pensar los circuitos para ser más ágiles"
Aumentan las reclamaciones, la mayoría por demora para la atención a pacientes con niveles de prioridad IV o V, los menos graves. Lo explica Jorge Criado, jefe de Urgencias
Jorge Criado asume desde el pasado mes de mayo el puesto de jefe de urgencias en el hospital de Salamanca. A un año del inicio del traslado del Servicio de Urgencias a la nueva infraestructura, reconoce que el cambio ha sido "muy positivo". Se ha mejorado en equipamiento y también se han ampliado los espacios, algo que ha provocado problemas de adaptación... según reconoce.
Desde el primer día, el equipo ha tratado de replicar en el nuevo hospital las formas de trabajar del Clínico y el Virgen de la Vega, y "al llegar aquí hemos visto que no nos está resultando porque el espacio y la estructura no tienen nada que ver". Es necesario medir tiempos, ver dónde acumulamos más retrasos y volver a pensar los circuitos para "conseguir ser más ágiles". Otra de las deficiencias detectadas es el tamaño de las salas de espera para el volumen de pacientes y acompañantes que tiene el Servicio.
Criado reconoce que ha habido un aumento del número de reclamaciones por parte de los pacientes, "el mes de junio sí que ha habido un incremento considerable de las reclamaciones, pero en julio las cifras se acercan más a las que había antes de la pandemia". Cabe destacar que la mayoría de las reclamaciones por demora para la atención corresponde a pacientes con niveles de prioridad IV o V (los menos graves), "lo que quiere decir que la asistencia de los pacientes más urgentes ha estado asegurada", acalara.
Sobre si es necesario que las Urgencias sean una especialidad, el doctor asegura que "el reconocimiento supondría, en primer lugar, tener una formación homogénea. Al haber un programa específico, todos los especialistas tendrían una formación similar y se asegurarían unos conocimientos y capacidades 'mínimas', lo que repercutiría en una atención más estandarizada y segura. Con ello habría una menor variabilidad en la práctica clínica".
-Hablamos del cambio, ¿cómo ha mejorado el Servicio en el Nuevo Hospital? (a nivel de infraestructuras, de espacios, de tecnología?).
-"De entrada, el cambio ha sido muy positivo. Hemos mejorado en equipamiento: disponemos de ecógrafos, equipos de ventilación mecánica no invasiva, monitores de transporte, desfibriladores, electrocardiógrafos y monitores de constantes conectados en red que permiten descargar los registros en la historia electrónica, equipos informáticos suficientes, carros informatizados para el protocolo de seguridad transfusional, sala de curas y box de críticos dotados de lámparas quirúrgicas para procedimientos? Y hemos aumentado el espacio destinado al Servicio de Urgencias de forma muy considerable.
Estructuralmente, el servicio está dividido en dos zonas claramente diferenciadas para observación y consultas, con accesos independientes para pacientes ambulantes y aquellos que acuden en transporte sanitario. En cuanto a los puestos de observación, no hemos ganado mucho en número, pero sí en calidad. Disponemos de catorce puestos individuales y otros nueve en un espacio común, veinte de los cuales disponen de monitorización. Además, tenemos catorce puestos para tratamientos cortos o pacientes que requieren observación pero están estables. Tenemos consultas suficientes para que cada médico pueda tener la suya propia y que la disponibilidad de puestos de asistencia no sea lo que limite el ritmo de trabajo, como ocurría antes. El box de críticos también ha ganado mucho. Está dotado con todo lo necesario para atender hasta tres pacientes de Nivel I de forma simultánea.
Este incremento de espacios también ha supuesto circuitos más extensos y que los tiempos se alarguen en gran medida. Como comentaba antes, todavía estamos en fase de adaptación. En mi opinión, hemos tratado de replicar en el nuevo hospital las formas de trabajar del Clínico y el Virgen de la Vega, y al llegar aquí hemos visto que no nos está resultando porque el espacio y la estructura no tienen nada que ver. Es necesario medir tiempos, ver dónde acumulamos más retrasos y volver a pensar los circuitos para conseguir ser más ágiles. Otra de las deficiencias detectadas es el tamaño de las salas de espera para el volumen de pacientes y acompañantes que tiene el Servicio".
-Con toda la demanda y la ausencia de profesionales, ¿se han incrementado el número de reclamaciones por la demora en la atención?
-"Los datos de que dispongo corresponden a los meses de mayo, junio y julio, desde que asumí la jefatura de servicio. En el mes de junio sí que ha habido un incremento considerable de las reclamaciones, pero en julio las cifras se acercan más a las que había antes de la pandemia.
Los cambios siempre cuestan y en junio lo acusamos bastante, aunque cabe destacar que la mayoría de las reclamaciones por demora para la atención corresponde a pacientes con niveles de prioridad IV o V (los menos graves), lo que quiere decir que la asistencia de los pacientes más urgentes ha estado asegurada.
En relación con esto, también quiero destacar la comprensión por parte de los pacientes y usuarios. Son conocedores de la situación y en muchas ocasiones nos han trasmitido su disconformidad con el sistema a la vez que reconocían y agradecían el esfuerzo de los profesionales".
-Lo ha reivindicado mucho, ¿es necesario que las Urgencias sean una especialidad?, ¿Cómo mejoraría la atención al paciente si la reconocieran así?
-"Absolutamente. Tanto en la especialidad médica como de enfermería. La especialidad existe en prácticamente todos los países de nuestro entorno, pero es que, en nuestro país, ya existe en el ámbito de la Medicina Militar, donde está reconocida desde 2016.
La Medicina de Urgencias y Emergencias tiene un cuerpo doctrinal propio y ninguna de las especialidades actuales proporciona una formación adecuada. Esto hace que el médico que se quiere dedicar a Urgencias tenga que formarse por su cuenta, en su tiempo libre y con sus propios recursos, lo que da lugar a una gran heterogeneidad en cuanto a perfiles profesionales y capacidades dentro de los médicos de Urgencias y Emergencias.
El reconocimiento de la especialidad supondría, en primer lugar, tener una formación homogénea. Al haber un programa específico, todos los especialistas tendrían una formación similar y se asegurarían unos conocimientos y capacidades 'mínimas', lo que repercutiría en una atención más estandarizada y segura. Con ello habría una menor variabilidad en la práctica clínica.
Por otra parte, supondría disponer de recambio generacional, asegurando la continuidad de los Servicios de Urgencias y Emergencias, aunque este resultado no es inmediato. El disponer de especialistas formados en Urgencias y Emergencias evitaría la 'fuga' de otros especialistas hacia nuestros servicios, aunque la realidad es que esa 'fuga' no es tal, sino que quien quiere ser urgenciólogo tiene que elegir otra especialidad a la que no piensa dedicarse porque no puede elegir Urgencias. Esperemos que en un periodo corto de tiempo los futuros especialistas tengan la opción de elegir Medicina de Urgencias y Emergencias y nosotros la responsabilidad de formarlos".
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