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El 'ecoaula' de la USAL: un espacio pionero entre pinos y árboles para fomentar la docencia en contacto con la naturaleza
El aula se encuentra en el pinar del paseo Francisco Tomás y Valiente del Campus Unamuno y lleva el nombre de la primera mujer botánica española, Blanca Catalán.
Dar una clase universitaria en plena ciudad, sin salir del campus, pero rodeada de árboles, de plantas, de aves y de todo tipo de naturaleza. Esta fue la 'loca' idea de una profesora de la Universidad de Salamanca hace ya unos cuantos años y que ahora es una realidad gracias a la insistencia y perseverancia de Carmen Velayos, profesora titular de Filosofía Moral y Política del Estudio charro.
Mientras hablamos con la profesora Velayos, el canto de los pájaros acompaña a las palabras y el ruido del tráfico se escucha más lejano de lo que es habitual en la ciudad. Y es que es, sin duda, uno de los principales objetivos de la ecoaula, al que se suman incontables beneficios para el bienestar y el aprendizaje.
La idea partió hace ya alrededor de ocho años y ahora se ha materializado en un espacio único que cualquier profesor de la USAL podrá utilizar para impartir sus clases con distintas metodologías y actividades pero siempre en contacto con la naturaleza. "Hace más de ocho años vi una propuesta de ecoaula en la Complutense de Madrid cuando me invitaron a dar una conferencia y quedé encantada. Aquello era algo muy rudimentario, habían puesto para sentarse cosas de la calle y unas gradas muy elementales, habían plantado tomates, patatas y cada fin de semana iban intelectuales famosos de Madrid a dar conferencias. Yo veía este pinar y la gente lo bordea, pero aquí nunca hay nadie y pensaba que cómo era posible, no comprendía que no se estuviera utilizando esto como ecoaula", cuenta.
Y es que tenía claro que la Universidad de Salamanca tenía que tener una ecoaula por los incontables beneficios que presenta. Además, su especialidad, la ecoética, la ha llevado a centrarse en la importancia de la naturaleza en la felicidad, algo que considera fundamental "en este momento de emergencia climática y de malas noticias todos los días".
"Había leído bastantes estudios que decían que, cuando aprendes en la naturaleza, el cerebro cambia cuando cambia el espacio. Algunos estudios empíricos pusieron una integral a media clase en un bosque y a la otra media en un aula convencional y los que estaban en el campo la hacían antes. También otros estudios probaron que los test se realizaban un 27% antes en el campo que en el aula. Estas ecoaulas disminuyen en estrés y la ansiedad, y quiero hacer estudios empíricos sobre esto el año que viene, traer a psicólogos de la universidad que tienen unos aparatos para medir el nivel de estrés y ansiedad antes y después de la clase", explica la impulsora de este espacio que ya ha sido inaugurado por el rector.
El aula se ubica en el pinar del paseo Francisco Tomás y Valiente del Campus Unamuno y lleva el nombre de la primera mujer botánica española, Blanca Catalán. Para crear este espacio ha participado un equipo multidisciplinar que incluye a los arquitectos, botánicos, profesores e, incluso, alumnos. El aula cuenta con bloques de hormigón que hacen la vez de bancos para los asientos, en los que pueden estar unas 40 personas, y está rodeada por una valla perimetral realizada con seis especies vegetales, por lo que también es un jardín botánico. Los arbustos los ha elegido el botánico José Sánchez, que quería que fueran especies autóctonas de la zona y quería que sirvieran para recoger aula y disminuir el ruido, además de que tuvieran frutos y frutas y favorecer la polinización para convertirse en un nicho de biodiversidad. Las especies que rodean el espacio son cornejo, laurel, majuelo, madroño, tejo y acebo. A pesar de todo, "seguimos trabajando para mejorar el espacio".
Según cuenta Carmen Velayos, "en el proyecto original se había puesto una especie de atril para el profesor, pero decidimos que no porque una de las características del aula debía ser que el profesor se pudiera sentar en cualquier sitio o no sentarse. Yo en este espacio a mis alumnos no les dejo usar los ordenadores porque quiero concienciarlew de la contaminación digital, de la cantidad de toneladas que echamos en un minuto al aire solo por buscar en internet. En esta ecoaula también están más juntos, lo que hace que la interacción social entre alumnos que son muy tímidos e incapaces de hablar aumente muchísimo y se favorece la cohesión entre los estudiantes y es bastante bonito".
Esta clase en medio de la naturaleza tiene una característica muy particular, ya que favorece nuevas metodologías de docencia. "Lo propio de aquí son metodologías más de proximidad, de cooperación, de colaboración, clases muy participativas en las que se favorezca el debate entre todos. Cuando venga aquí un profesor se dará cuenta de que necesariamente no puede estar solo con sus apuntes, si no que tiene que interactuar un poco más porque lo favorece el propio espacio", asegura.
"No quiero que esto sea un capricho hippy o una cosa bonita, esto tiene mucho sentido, nuestros alumnos están con una ansiedad más grande que nunca, sobre todo después de la pandemia, y el hecho de que esto les pueda disminuir, aunque sea un poco, la ansiedad y el estrés me valdría. Pero es que hay un plus, y es que aumenta cognitivamente la capacidad del alumno y eso remite a que seguimos siendo homo sapiens sapiens y parece que se nos hubiera olvidado. Hay un déficit muy grande de naturaleza y yo en la medida de lo posible quería hacer algo", ha apuntado.
Las hay para niños, que se llaman bosque escuela, pero hay muy pocas y en el nivel de enseñanza superior somos pioneros. Ya hay compañeros de otras universidades de españa que lo están proponiendo como en la universidad de San Sebastián
Me ha costado años sacarlo adelante también pensé en traer unas sillas de cartón que se doblan, ponerlas en conserjería y que cada alumno saliera con una. Antes de la pandemia ya me habían dicho que sí, que les parecía buena idea y al pasar la pandemia empecé de nuevo y se retomó la idea, me creyeron y pude pedir el proyecto de innovación docente y desde la Oficina Verde y los vicerrectores de Estudiantes y Economía me ayudaron mucho y el Servicio de Asuntos Sociales. Están muy orgullosos de la propuesta y ahora hay interés de hacerlo también en Filología y Bellas Artes, por lo que podemos crear otros dos espacios al año que viene. Ha sido el inicio de una aventura hacia la reverdización de la enseñanza Los alumnos lo han recibido muy bien, de hecho vienen mucho más a clase cuando doy clase en la ecoaula que cuando es dentro para ellos es una experiencia muy agradable y lo están valorando muy positivamente
Lo puede usar cualquier profesor de la Universidad podrá reservar el aula, para muchas carreras para hacer un seminario o para clases específicas puede venir muy bien y va a ser una experiencia muy gratificante. Ya ha habido muchas cosas, un taller de ecopoesía de filología, ciencias ambientales, bellas artes, ya ha tenido su demanda y al año que viene espero que esté lleno muchos días el frío no es un incoveniente en invierno hay sol y en verano sombra
se nos ha olvidado que somos naturaleza y viene bien un momento de recordarlo según los estudios son necesarios 20 minutos al día de contacto con la naturaleza para eliminar el estrés, hay mucho menos estrés en los pueblos y hay que pensar por qué. También me impulsó ayudar al bienestar porque este es un lugar para la alegría y el bienestar la colaboración, el hacer la clase juntos y es otra forma de entender la enseñanza.
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