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La reinvención 2.0 de la hostelería salmantina: “Nos permite respirar para no ahogarnos”
Tradición e innovación al servicio de la ‘superviviencia’. Desde el pasado viernes, 6 de noviembre, la hostelería de Castilla y León cerró por mandato de la Junta por segunda vez consecutiva en el mismo año, ¿cómo se enfrentan a este nuevo bache? Reinventándose y con el apoyo de los salmantinos, que no les han dejado de lado.
Largas colas llenan la ciudad de Salamanca, esperando por un café caliente, un pincho de media mañana o la comida a domicilio de ese día. A pesar del cierre de la hostelería decretado por la Junta de Castilla y León el pasado día 6 de noviembre, la hostelería charra en su mayoría no se ha quedado ni mucho menos de brazos cruzados. Al contrario, ha usado aquello que tenía a su alcance para poder así, llevar a cabo un parte de la labor que hasta el momento podían realizar. Y los salmantinos no les han dado la espalda: hay muchas colas de clientes en su bar 'de cabecera' para recoger el café o el pincho de cada día.
Bares más nuevos y menos nuevos, sin excepción; tradición e innovación al servicio de la ‘superviviencia’ para poder ofrecer un servicio que resulta indispensable a un sector que lucha a contracorriente. El Quijote, Unamuno, El Parque, Garnier, El Globo, Las Torres…una larga lista de bares y restaurantes que han hecho un pequeño hueco dentro de su establecimiento para atender a la gente a pie de calle. Muchos de ellos se han inscrito en la web 'Salamanca para llevar', la última iniciativa de la concejalía de Turismo: su propia web de comida a domicilio en la que se han inscrito ya 31 bares y 34 restaurantes para canalizar pedidos.
Foto: Arai Santana
“Es la primera vez que llevamos a cabo esta actividad. No tenemos ayudas en un principio y no nos quedan muchas opciones. Tenemos que tirar con lo que tenemos y en cierta medida nos está ayudando, poquito, pero por lo menos para pagar impuestos, sobrevivir y poder comer”, nos cuenta uno de los trabajadores del bar Quijote.
Por otro lado y compartiendo punto de vista, una de las empleadas de la panadería y cafetería Granier, situada en la calle Zamora, recalca ese “leve respiro, que permite que no nos ahoguemos, que no acabemos de morir. Antes que cerrar consideramos que es lo mejor y además teniendo en cuenta que calculamos que será hasta después del puente de diciembre. Ahora mismo, continuamos con la sección de panadería, pero hemos ampliado el servicio al café para llevar”, finaliza.
De la misma manera, hablamos con Óscar, dueño del bar ‘El Parque’, que nunca se imaginó trabajar de esta manera: “En 24 años que llevo ejerciendo esta profesión es la primera vez que sirvo en plena calle, pero hay que estar a todas. Si no lo hubiéramos hecho, estaríamos en casa dándole muchas vueltas a la cabeza. Tenemos que comer y seguir pagando, no nos queda otra. Ante la incertidumbre de las ayudas, podemos ir tirando poco a poco”.
Emocionado, además, habla de su clientela, esa que se mantiene fiel, especialmente en los momentos más complicados: “No tengo palabras y lo digo emocionado, se están portando tan bien…Nos están ayudando bastante y no saben cuánto. Si no es por ellos y por esta nueva forma de ofrecer el servicio hubiéramos tenido que cerrar”.
Tratando de agarrarse a lo que pueden y tienen y conservando una leve esperanza que, sin embargo, se tiñe de pesimismo con la duración del cierre total de la hostelería, los compañeros del bar ‘El Globo’ actúan como un ejemplo, no solo realizando pedidos a domicilio a través de nuevas plataformas, sino también y de nuevo trabajando a pie de calle: “Tratamos de sobrevivir, ser positivos y afrontarlo de la mejor manera posible”.
Quizás es lo último que queda, pero por lo menos todavía queda.
Mañana habrá una nueva manifestación, una nueva oportunidad: “Tiene que ser un día fuerte ahora que estamos todos cerrados. Debemos asistir todos y demostrar que estamos unidos bajo un mismo objetivo”.
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