Entre las principales conclusiones, se ha puesto de manifiesto que la integración es un reto colectivo
La lucha de una madre para que su hijo con discapacidad tenga silla de ruedas
Alonso Chimeneo padece una enfermedad que le causa un 99% de discapacidad. Su madre, Covadonga Cienfuegos, ha hecho pública una carta en la que pide a la gerente de salud del área de Salamanca que no se le pongan más impedimentos para que su hijo pueda salir a la calle con una silla de ruedas.
Alonso Chimeneo tiene cuatro años y padece encefalopatía epiléptica neonatal y un retraso psicomotor que le causa un 99% de discapacidad, aunque carece de diagnóstico, apunta Covadonga Cienfuegos, su madre.
Cuando a los pocos meses de nacer salieron del hospital, los neurólogos le dijeron que se quedaría ciego, sordo y no caminaría. Ahora, y con cierta cara de orgullo, Covadonga se alegra de no haber hecho caso a aquel diagnóstico. Gracias a su persistencia, fue consiguiendo informaciones que le aproximaron a otros tratamientos, hoy, tienen que comprarle una silla de ruedas y la cosa se está poniendo cuesta arriba.
Para ello, Covadonga ha hecho pública a través de su perfil personal de Facebook una carta que ha enviado a la gerente de salud en Salamanca, Manuela Plaza, en la que explica que "los 5000 euros de los que afortunadamente disponíamos para la silla de Alonso nos cuestan un esfuerzo. Supongo que ningún niño en este país ha de quedarse sin una silla, así que reflexiono y si no tuviéramos nada, alguien se encargaría de conseguírnoslo; y si tuviéramos mucho no nos importaría gastarlo en dicha silla".
Pues bien, asegura que después de esperar cita para que el traumatólogo "nos hiciera una serie de informes, reunir la documentación que nos solicitan, cuadrar el día adecuado para ir a las oficinas de la entidad de la que usted es gerente, guardar colas, posponerlo por enfermedad o viajes con Alonso y un montón de contratiempos que sufre constantemente nuestra familia, entregué la documentación. Tres veces. Tres veces porque nunca era correcto el informe del médico. Porque necesitaba, además, otro papel, otro documento, otro informe… para devolvernos 2000 euros -"¡Y gracias!", nos dicen-".
En dicho escrito, también indica que hace tan sólo unos días, la gerente charra "nos ha amenazado a través de una carta con no devolver los 2000 euros de consolación porque el médico no ha hecho bien el informe que debo adjuntar al informe de prescripción y al certificado de discapacidad. Se supone que el médico debe explicar para qué sirve cada uno de los accesorios de la silla de ruedas. Le confieso que me parece macabro que en un niño que presenta un 99% de discapacidad y que el médico y la factura de la ortopedia dicen que precisa un soporte para la cabeza, otro para el tronco, etcétera, quieran ustedes otro informe adicional explicando que precisa la sujeción de cabeza porque no tiene sostén cefálico".
Enafadada, se dirige al Sacyl e india que "no sé si es de Perogrullo o mucho peor. Bueno, a lo que iba con esto es que he vuelto al médico. Nos ha hecho una gracia tremenda que, en lugar de llamarle a él (tienen su nombre, número de colegiado e, incluso, es empleado suyo) y pedirle un nuevo informe, me amenacen a mí, a nuestra familia con retirarnos la subvención si no presento tal documento. De verdad, no sé si es un chiste o nunca se ha dado el caso. Es más, en la carta que usted me envía dice, textualmente, que esta es "en relación con la solicitud de reintegro de gastos de material ortoprotésico". ¿Reintegro? No, en absoluto, reintegro serían 5000 euros, no 2000 (con suerte).
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