Con motivo de la realización de trabajos de canalización eléctrica
'Payasadas' contra el dolor, así se saca una sonrisa en el hospital
Los payasos del hospital de Salamanca llevan tres años sacando sonrisas a los más pequeños de forma desinteresada. Lo cuenta Ana Fraile, una de las jóvenes que recorre la planta de pediatría, al menos, una vez al mes.
La alegría no sustituye a la medicina, pero complementa. Decía el humorista Charlie Chaplin que 'un día sin sonreír es un día perdido'. La sonada frase, utilizada por muchos y repetida hasta la saciedad en publicaciones de adolescentes en Instagram a modo de lema de vida, es en el fondo una gran verdad que intentan recordar a diario los payasos del hospital de Salamanca.
Ana Fraile trata de explicar la labor de Salamanclown, una asociación sin ánimo de lucro que lleva tres años, desde 2015, llevando sonrisas a los niños ingresados en el Complejo Asistencial salmantino. "Nuestras actuaciones son muy beneficiosas porque reducen los niveles de estrés y de ansiedad y mejoran el estado anímico revirtiendo positivamente en su estado de salud", explica.
Los payasos Encarna Bernal como 'Chincheta', Beatriz Hernández como 'Rufita, Aitor Jiménez 'Toloko' y Ana Fraile 'Rita' tienen un objetivo fundamental que es desdramatizar el entorno hospitalario para mejorar la calidad de vida de los menores, sus familias y el equipo sanitario. "Somos los payasos del hospital. Cuando llegamos, nos ponemos nuestras batas de colores, la nariz roja e intentamos que pasen un rato agradable", añade.
Antes de pasar a la acción el personal sanitario cuenta, caso por caso, cómo está cada menor o cada adolescente: su estado de ánimo, su situación hospitalaria, la edad… Con estos datos, "vamos habitación por habitación haciendo una actuación personalizada para cada uno de los pacientes ingresados, atendiendo a sus necesidades", ahonda. Recorren la planta de Pediatría una vez al mes. También pasan por el quirófano de cirugía menor.
Y es que los beneficios de estas actuaciones son múltiples para los menores ingresados. Lo dicen los facultativos porque ayuda a reducir el nivel de estrés, la ansiedad, mejoran su estado anímico… Y esto repercute de forma positiva en su estado de salud, ya que hace que las defensas aumentan, generando que sanen antes.
También, el día que están los payasos, el ambiente cambia, la atmósfera se relaja, los niños están más contentos porque ya tienen una actividad que les proporciona juego, alegría, desconexión. "Y esta es nuestra misión, que el niño se olvide de que está en un hospital, se olvide de que está enfermo y se olvide de que tiene dolor", añade.
Una vez que ingresan a las habitaciones, lo que hacen es pura improvisación. No hay guión ni ensayos, sino que se van guiando por lo que van viendo: "Nos podemos sorprender al ver algo que hay en la habitación, generamos un juego con alguna canción o hacemos algo más lúdico. La espontaneidad del momento nos posibilita inventar una historia a partir del encuentro con la persona", expresa.
Recibimiento
Las reacciones al verlos, dicen, varían mucho. "Hay gente que se ríe un montón, otros que se emocionan, hay muchos que quieren participar en la intervención, hay niños que se asustan un poco y hay algunos que nos empiezan diciendo que no y luego se terminan riendo con nosotros", cuenta Ana Fraile.
Hay algunas reacciones que le han quedado grabadas: "Entramos en una habitación en la que había un niño internado, y una vez que terminamos y nos fuimos, la madre vino corriendo a decirnos lo agradecida que estaba".
El alcalde defiende las restricciones de la norma municipal que limita la apertura de pisos turísticos para que la situación "no se vaya de las manos"
Jóvenes de Salamanca recorren la ciudad en un Vía Crucis de esperanza y compromiso, reflexionando sobre su fe y su papel en la sociedad.
Investigadores del IBSAL y la USAL revelan el papel clave de los receptores de serotonina en la regulación vascular femenina, abriendo nuevas vías para tratamientos personalizados