Me explico. Encuentro que uno de los motivos del fracaso de nuestro marco legal educativo está en su modelo de aplicación en Educación Primaria. Nuestros chicos y chicas de secundaria están desmotivados y fracasan porque en Primaria estamos anticipando los tiempos, quemando etapas y confundiendo capacidades.
Vamos a los hechos. Puente de la Constitución y de la Inmaculada.
Podría seguir… todos los casos son de familias que llevan a sus hijos distintos tipos colegios y de diversas comunidades autónomas. Según el currículo escolar no sólo hay que evaluar conocimiento, también actitudes, competencias clave, procedimientos… y esto no se evalúa con exámenes, exige inexorablemente otros instrumentos de evaluación, unos criterios estandarizados y un portafolio o algo similar. Lo último que tendríamos que hacer los maestros de Primaria son exámenes. Este tipo de pruebas o controles son similares a una de las vallas de los 1000 metros obstáculos. Superada la valla, el atleta se olvida de ella. Aprobar un examen no implica saber, conocer y amar el conocimiento.
Al mismo tiempo, este largo fin de semana, diversos medios de comunicación han recogido un estudio en el que se indica que el tiempo que pasan los padres jugando con sus hijos es realmente poco (se puede seguir en el hashtag #juegaconellos). Claro está, esta situación la estamos propiciando en parte nosotros, los maestros de primaria, y está en nuestras manos corregirla. Y lo peor de todo, cuando comentaba este artículo con una de mis alumnas de magisterio, me indicó que ha visto que en Educación Infantil hay maestros que también realizan exámenes. ¿Qué nos está pasando?
Queridos compañeros, pensemos lo que estamos haciendo en primaria, no la confundamos con Secundaria. Un niño o niña de tercero, cuarto o quinto de primaria, por su desarrollo evolutivo no es capaz, no puede hacer por sí solo un esquema o resumen (Zona de desarrollo real, Vygotsky), necesita el apoyo de otro (zona de desarrollo próximo; Vygotsky). En casa, deberes sí, con certeza absoluta, para reforzar el trabajo realizado en clase, pero dentro de las tareas de “desarrollo real”. No podemos pedir trabajos que impliquen el “desarrollo potencial”, para lo que necesitarán el apoyo de los padres. Y los padres y madres, son eso, padres y madres, no maestros. Sí, compañeros, parte del fracaso educativo de la juventud se debe a que estamos anticipando la Educación Secundaria en Primaria y eso es un craso error que está en nuestras manos corregir.
Según Bronfenbrenner para que el desarrollo de la personalidad del infante se pueda realizar de forma equilibrada, se precisa que todos los subsistemas que rodean al niño lo hagan de forma equilibrada. No seamos nosotros los que rompemos la armonía emocional en las familias, porque para poder asimilar y acomodar nuevos conceptos (Piaget) se precisa serenidad y equilibrio, y este nace, primero y sobre todo, en los hogares de nuestros escolares.
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