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La desesperanza del mundo rural en unas leyes alejadas de su realidad diaria: "Tendemos a desaparecer"
Dos ganaderos salmantinos ven con sufrimiento el presente y miran con desesperanza al futuro. Aún así, continúan con su día a día, un trabajo que les cuesta, pero también les da la vida.
Pesimismo, desesperanza e incomprensión. La industria ganadera atraviesa uno de sus peores momentos y Héctor Gómez y Francisco Javier Pintado analizan la situación por la que aseguran sentirse muy lejos de todas las decisiones que se toman y que les atañen de manera directa. La última cuestión, la entrada en vigor de la ley por la cual el lobo pasará a ser reconocido como una Especie en Régimen de Protección Especial. Así lo han analizado en Tribuna, ¿qué supone para ellos?, ¿qué consecuencias tendrá?, ¿somos conscientes como población de la situación que atraviesan?
Ahora bien, más allá de esta última ley, los ganaderos muestran su descontento con aquellos que deciden gestionar su trabajo y, en definitiva, su vida. "Nuestro trabajo es un trabajo esclavo. No tenemos jornada laboral, ni días libres ni vacaciones, cuanto más en estas circunstancias en las que tenemos que estar controlando a los animales día y noche, es una auténtica aberración por donde quiera que se mire. Precisamente, el lobo es más inteligente que las personas que lo gestionan, es más astuto y difícil de controlarlo con facilidad, ni con mastines, ni vallados ni nada", asegura Pintado.
Por su parte, Héctor habla sobre lo fácil que es hablar sin estar en el día a día, "pero luego hay que estar en el sitio". " Tenemos un gran problema, dicen que te pagan los daños económicamente, pero luego al final no llega al precio de mercado que tenía. Si por un animal te dan 250 euros en gastos, yo esos gastos ya los tenía hechos. Dicen que nos dan subvenciones y que así podemos hacer frente a la convivencia con el lobo, te digo que no, está muy por encima de los recursos que tenemos a nuestro alcance", concuerdan ambos.
ASAJA a través de un comunicado ha lamentado que la decisión casi unilateral del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico sobre la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) y del Catálogo Español de Especies Amenazadas (CEEA) sea irreversible, de tal manera que tomará medidas en forma de protestas y concentraciones que se vaticinan para las próximas semanas y pide al Gobierno central que proteja a otros animales como a las vacas o las ovejas, no sólo al lobo, ya que son el sustento de numerosas familias y, cómo no, de la profesión ganadera a la que pretenden abocar a la extinción.
¿Qué opinan de ello? "Sí, nos seguiremos manifestando, pero ya lo hemos hecho, nos hemos movido y no hemos conseguido nada, hacen lo que quieren. Nos sentimos incomprendidos, solo miran sus intereses y los votos políticos. Si no les toca y no lo viven, no lo van a entender. No hemos conseguido nada, se publican las cosas, se arma algo de revuelo, pero se cierra el periódico y ya no te acuerdas. El que se acuerda es el que está día a día con ellos. Seguimos intentándolo, eso sí", asegura Héctor.
Por su parte, Francisco Javier, se muestra igual de pesimista y desesperanzado: "Es lo que hay, es lo que la sociedad de hoy está primando. Somos pocos y cobardes, no tenemos tiempo de manifestarnos. Los que han fomentado todo esto no saben ni lo que es el lobo, ni lo que es la oveja ni lo que es el mundo rural, en resumidas cuentas. A través de protestas y concentraciones no tengo ninguna esperanza de que consigamos nada, pero aún así lo haremos", sentencia.
Y si es así, ¿cómo mira hacia el futuro? "La previsión es fácil, muy fácil. Si tenemos en cuenta que la media de edad, que me la imagino, es muy elevada, no hay incorporaciones y si además le pones un nuevo impedimiento más, que hay lobos por todos los lados y que te vas a quedar sin ganado, hazte a la idea de vamos a ir a buscar la leche de oveja a china y los corderos a Australia. En resumidas cuentas eso es lo que puede pasar, si ya de por sí no hay futuro ni relevo generacional, esto es un impedimiento más de peso para que de aquí a diez años, la cabaña de ovino en Castilla y León sea diez veces menos de la que hay hoy, es decir, tendiendo a desaparecer".
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