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Salamanca se deja llevar por la danza hipnótica de las llamas en la hoguera de San Juan

La noche mágica en la que todos se reúnen en el Zurguén alrededor de la hoguera que es el elemento central que simboliza la purificación y el renacer

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San Juan en Salamanca (Fotos: Arai Santana)
Teresa Sánchez
Teresa Sánchez
Lectura estimada: 2 min.
Última actualización: 

El paso del 23 al 24 de junio viste de magia la noche y en Salamanca, como en mucha otras partes del mundo, la tradición nos lleva a celebrar la hoguera de San Juan. En la capital salmantina el lugar típico para disfrutar de esta celebración es el barrio del Zurguén, donde cientos de personas se congregan para disfrutar de una velada llena de encanto.

Durante la tarde, los habituales en este rito ya pensaban en preparar aquello toca quemar, aunque sea en sentido figurado, porque luego en la realidad solo madera y cartón arden para evitar cualquier posible accidente si se arrojan otros materiales.

Todo junto en la hoguera el elemento central que simboliza la purificación y el renacer porque ahí se despositan los malos recuerdos y deseos negativos. Primero sonó la música con el concierto preparado para animar a los presentes en el barrio a la espera de esas llamas que abren paso a nuevas ilusiones y esperanzas.

Y llega la medianoche y con ella esa habitual danza hipnótica de las llamas ante la mirada de los presentes.

 

LA TRADICIÓN DE LA HOGUERA

La tradición de las hogueras en la noche de San Juan tiene sus raíces en antiguas celebraciones paganas que se remontan a tiempos ancestrales. A lo largo de la historia, esta festividad ha estado relacionada con el solsticio de verano, que ocurre alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte.

Antes de la cristianización de Europa, muchas culturas paganas celebraban el solsticio de verano como una festividad importante. Esta fecha marcaba el punto álgido del verano, el día más largo del año y el inicio de la cosecha. En estas festividades, se encendían hogueras para rendir homenaje al sol y alejar los malos espíritus.

Cuando el cristianismo se estableció en Europa, la Iglesia adoptó muchas tradiciones paganas para facilitar la conversión de la población. En el caso de la festividad del solsticio de verano, se fusionó con la celebración del nacimiento de San Juan Bautista, que según la tradición cristiana nació el 24 de junio. Así, las hogueras y las festividades paganas fueron adaptadas y vinculadas a la figura de San Juan.

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