Tras salir elegido en una candidatura única y consensuada, ve su nuevo puesto como un reto que va a afrontar con mucha responsabilidad porque el cargo la tiene
El silencio del Cristo de la Humildad en su regreso a San Martín y una oración por los perseguidos
Una noche de Sábado de Pasión en la que se escuchó una misma oración en todo el mundo, por los perseguidos por sus creencias
Las procesiones nocturnas se tiñen con el color de la piedra de Villamayor que enhechiza la voluntad de quien visita Salamanca, aportando un matiz de recogimiento y de misterio que se escapa a las luces del día. Siete campanadas por cada país que comparte la custodia de Tierra Santa.
El ejemplo de este sábado ha sido la Hermandad Franciscana. Decenas de cofrades regresaron a su punto de partida habitual, la iglesia de San Martín que ya ha concluido sus obras para acompañar al Cristo de la Humildad, de Fernando Mayoral.
A las diez en punto de la noche, una voz comenzaba a escucharse en un altavoz ubicado junto a la puerta de la iglesia. De ese modo, se anunciaba que iba a tener lugar la procesión, como siempre en absoluto silencio y sin aplausos. Para admirar una procesión de Semana Santa no es obligatorio vitorear a nadie.
Ocho eran los hermanos encargados de cargarlo, en una estructura atípica en las procesiones de la ciudad, con la imagen inclinada, sin ningún tipo de adorno floral ni de iluminación.
Los escalones del templo, ubicados en la calle Quintana fueron sorteados con facilidad, bajo las indicaciones del jefe del paso, que golpeaba sobre la base de la Cruz.
Tras descender por la calle Juan del Rey iluminados por las antochas y dejando a su paso una estela de silencio, rota sólo por dos tambores destemplados y la Schola Gregoriana Gaudete de Zamora, los miembros de la hermandad atravesaron la señorial e imponente calle Compañía, para continuar la marcha por el centro histórico.
La seriedad de la vestimenta, una túnica de color marrón inspirada en los hábitos franciscanos, y el dolor que transmite la talla recuerdan los días que aún están por llegar.
La iglesia de San Sebastián acoge el 18 de marzo la duodécima edición de este emotivo acto, donde la poesía, la música y el recogimiento se entrelazan en una experiencia única de fe y reflexión
El Consistorio apagará la iluminación artística el 22 de marzo para contribuir al "ahorro energético"
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