Las 17 lesiones que presentaba la abogada Raquel Díaz cuando llegó al Hospital del Bierzo y después al de León en la madrugada del jueves 28 de mayo de 2020 al borde de la muerte eran incompatibles con las versiones que fue dando su entonces marido a todos con los que habló. No convencieron a los sanitarios que la examinaron en ambos centros cuando ingresó al borde de la muerte. Que si pudo caerse desde el tejado al que subió a coger la gata, que si se encaramó al pozo, que si había unos escalones en obras... El expolítico berciano -al que se juzga esta semana en la Audiencia de León por intentar matar a su segunda exesposa en 2020 en Toreno- se mostraba compungido ante los médicos y decía que su esposa "era una abogada brillante", pero los médicos que atendieron a la mujer sospecharon de él prácticamente desde el primer momento. Fue una de ellos, la doctora B. de León, quien dio la voz de alarma y llamó a la Policía Nacional el día 28, horas después de examinarla. Así se lo comunicó esta doctora a la familia de Raquel, incluido su marido, que sin embargo siguió en libertad hasta el 2 de junio.

Según el relato del primer médico que la reconoció en Ponferrada, la paciente llegó con un trastorno craneoencefálico grave y en coma. Muñoz le explicó que la había encontrado caída bajo un escalón de unos 40 centímetros de altura y que había un pozo cerca, con el que sugirió que podría haberse pegado con la cabeza. Sin embargo, en su exploración se localizaron infinidad de lesiones que el ahora acusado justificó con que "tuvo que moverla porque allí no había luz".

La gravedad de las lesiones de Raquel, que se hallaba próxima a la muerte, provocó su rápido traslado al Hospital de León, y fue allí donde tanto la doctora B. como el resto de sus compañeros de la UCI comentaron que esas lesiones no eran compatibles con las versiones que daba el marido y que "había cosas raras que no encajaban".

- ¿Eran hipótesis lo que ofrecía Muñoz?

- "No, eran versiones", aclaró la doctora B. durante su declaración de este jueves, "versiones diferentes y contradictorias" sobre la caída de Raquel Díaz. "La primera fue que se había caído para atrás, luego que se había caído de un muro y después que había estado persiguiendo a un gato", relató, y explicó que Raquel tenía una herida en la parte posterior de la cabeza y muchas lesiones en las rodillas y la parte anterior tobillos "que no encajaban con haberse caído para atrás", así como lesiones de distinta evolución, algunas recientes y otras no, lo que significaba que "no eran todas de ese día".

Para el doctor S., el cirujano que intervino a Raquel, que también declaró en la cuarta sesión del juicio al exconcejal de Ponferrada, "lo verdaderamente importante fueron las lesiones cerebrales, no la fractura del cráneo, que seguía sin entenderse respecto al mecanismo causal". "Recuerdo explicaciones de que el gato se había escapado y la paciente había ido a buscarlo por una tapia, que era una hipótesis que podría barajarse, pero no llegaba a quedar claro lo que había ocurrido, porque se trataban lesiones de mucho impacto que llevan implícita mucha energía cinética", relató. El cirujano contó que Muñoz le pidió que "hiciera lo necesario" para poder volver a dar un paseo con la paciente.

También declararon en la Audiencia Provincial de León el médico del centro de salud de Toreno y el de emergencias. Ambos coincidieron en que Raquel se encontraba en una galería del interior de la vivienda, y que Muñoz -que había sido enfermero hasta que se jubiló unos meses antes- reconoció que había movido el cuerpo "porque donde apareció no había luz".

Según los facultativos, Raquel emitía sonidos ininteligibles y respondía con movimientos muy erráticos al dolor, mientras que Muñoz estaba "en un estado alterado". 

"Raquel tenía ideación de muerte y se sentía sola"

La Audiencia también escuchó el testimonio de L., la psicóloga que desde Málaga trató online a Raquel Díaz entre abril de 2019 y marzo de 2020 (unas doce sesiones), a la que acudió porque "quería salir de la relación y tenía miedo porque sentía que su pareja tenía mucho poder en la zona y no se sentía segura ni confiaba en nadie". Raquel le hablaba de una relación de maltrato psicológico con insultos y "explosiones", y nunca le refirió que padeciera malos tratos físicos.

"El perfil de las víctimas de violencia de género encaja con esto, ella refería muchísimo miedo y yo sospechaba que, según el calibre del maltrato psicológico que decía, pudiera haber maltrato físico detrás, pero nunca lo dijo porque sabía que en esos casos yo me podía saltar la confidencialidad y denunciar".

La psicóloga de Raquel contó que a veces, durante las sesiones, Muñoz llamaba a la paciente, "y ella tenía que contestar". "Me contó que la insultaba, la amenazaba y le decía que si pedía ayuda le iba a partir la cara", relató la sanitaria, quien consideró que Raquel tenía ideación de muerte, "no de suicidio", y que tenía una sintomatología ansiosa y depresiva. "Yo percibí que tenía falta de red social, se sentía muy sola".

El notario de Muñoz

También compareció como testigo este jueves el notario ante el que Raquel rubricó un extraño acta notarial en agosto de 2019, un documento en que aseguraba que no había sufrido nunca malos tratos físicos ni psicológicos por parte de su marido. A preguntas de la defensa de Raquel, el notario de Ponferrada José Pedro Rodríguez aseguró que no consideró necesario preguntar a Raquel si acudía voluntariamente a firmar ese acta "porque ella era abogada". Pero ¿acaso un abogado o una abogada no pueden sufrir coacciones?

Este mismo notario fue quien gestión la donacion de los bienes de Muñoz a sus hijos, que se intentó llevar a cabo cuando Muñoz ya estaba preso en Mansilla de las Mulas. "Yo no diseñé la operación", dijo, "yo hice una donación con reserva de derecho, la escritura que hice era correcta", insistió. 

- ¿Le consultaron si el divorcio subsanaba la traba de que Muñoz no se podía deshacer de la vivienda en que también vivía Raquel?

- Sinceramente, no lo recuerdo.

El asunto de la donación ilegal fue interceptado por el abogado de Raquel, que logró paralizarlo. Hay un juicio pendiente sobre esta causa en el juzgado número 6 de Ponferrada, que se celebrará en el primer trimestre de 2024.

Tercer apercibimiento del presidente y lágrimas de Muñoz

El presidente del tribunal volvió este jueves a llamar la atención a Muñoz por hacer comentarios, murmurar y gesticular durante las intervenciones de los testigos. El magistrado Miguélez le recordó que se trataba de la tercera vez que tenía que amonestarle (el martes realizó gestos inapropiados a una testigo y salió de la sala dando un portazo y diciendo "¡joder!" airado) y le advirtió que a la próxima tendría que abandonar la sala.

Si el martes pidió perdón y estuvo más tranquilo, como este miércoles, este jueves Muñoz volvió a disculparse, dijo que "no había sido su intención" y mantuvo la compostura hasta que se produjo un receso en la sesión. Entonces, se echó a llorar y recibió el consuelo de su letrado.