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Pedro Muñoz: "Yo a mi esposa no le puse nunca una mano encima"
"Todos tenemos un dios pequeño dentro, y si eso es soberbia...", declaró el expolítico berciano en el primer día del juicio por intentar matar a su exmujer
Llegó pronto a la Audiencia con sus dos abogados, pasó por delante de los periodistas que aguardaban su llegada a la Audiencia y se fue a buscar una cafetería. Como no la encontró, dio la vuelta y se encontró de frente con la pequeña manifestación de Feministas bercianas, que lo recibieron con gritos de "Pedro, capullo, te queremos en el trullo". El expolítico Pedro Muñoz, acusado de intentar matar a su segunda exmujer en mayo de 2020, llegó este lunes a la vista oral sobre las 8:30 de la mañana y no empezó a declarar hasta minutos antes de las 10 de la mañana. Sus abogados se fueron a tomar café sin él, que se refugió en la Audiencia.
Vestido de oscuro, serio, quien fuera presidente y cofundador de Coalición por el Bierzo (pasó por otros cinco partidos políticos de todo color durante su carrera política) se mostró altivo y soberbio durante todo el interrogatorio de la fiscal, como ya ocurriera durante los interrogatorios que se le practicaron durante la instrucción del caso, pero esta vez el Ministerio Fiscal -ejercido por Inés Lescún- no flaqueó y soportó sus malas formas y sus impertinencias sin tirar la toalla. "No es así, señora". "Qué hubiera hecho usted, señora... bueno, señora fiscal". "Pero vamos a ver, señora, dígame usted". Y así durante toda su declaración, hasta el punto de que el presidente de la sala, el veterano magistrado Carlos Miguélez, le tuvo que afear su actitud en varias ocasiones. "Aquí dirijo yo y usted está aquí para responder, no para hacer preguntas, aunque tiene el derecho de no responder si no quiere", le dijo el juez.
Muñoz no sólo contestó sino que en esta ocasión respondió a las preguntas de todas las partes, incluídas las de las dos acusaciones particulares, a las que no había querido atender durante los interrogatorios de la instrucción.
Como en aquellas dos ocasiones, Muñoz volvió a argumentar todas sus hipótesis cargando sobre la víctima, Raquel Díaz, su segunda exmujer, de quien volvió a decir que "bebía mucho, tomaba somníferos y tenía ataques de ira".
"Yo era el presidente de un partido, Raquel era un lastre duro", llegó a decir también cuando habló de sus discusiones por motivos políticos, ya que ella también formaba parte de Coalición por el Bierzo y eran muchas las discrepancias entre ambos. Otra frase que dejó a los asistentes a la vista estupefactos la soltó cuando le preguntaron por el calzado que llevaba ella cuando, según alguna de las versiones de él, se cayó. "No me lo tome a mal, pero a mi mujer se le podían mirar mejores cosas que los pies", espetó a un abogado de la acusación particular.
Muñoz negó que hubiese lanzado a Raquel por la terraza o que hubiesen tenido alguna discusión. Dijo que ese día pensó "que Raquel había tropezado y se había caído", pero señaló que "a fecha de hoy, no sé lo que pasó".
"A mi esposa nunca le puse la mano encima, nunca. Me lo puede preguntar de mil maneras diferentes", contestó de malas maneras a preguntas de la fiscal. "Hoy tampoco me atrevo a asegurar que ella subiera al tejado a por la gata", dijo.
En su relato sobre lo ocurrido el 27 de mayo de 2020 (Raquel quedó parapléjica, con 17 graves lesiones y con daños neurológicos severos) aseguró haberla encontrado fuera de la casa, junto al pozo, estirada. "Me agaché Estaba todo a oscuras. Le puse la mano en la cabeza. Olía a sangre y uno de los perros estaba lamiendo. ¿Qué te pasa? La intenté coger por la cadera. Poco menos que agachado y como pude la introduje en la galería. La coloqué y la puse de lado e inmediatamente llamé al 112 porque Raquel no estaba bien", explicó esta vez.
"La coloqué en posición de seguridad, de no haberlo hecho estoy seguro de que no tendría ninguna viabilidad", señaló, y relató que fue él quien quiso que se la operara, que los médicos que la trataban creían que no era posible que sobreviviera. "Llegué a León y me dijeron que prácticamente estaba en muerte cerebral. Dije que había que intentar algo. ¿Hay alguna posibilidad? Pues inténtalo", le dijo al cirujano Santamarta.
Sobre las numerosas llamadas que Muñoz realizó a su hija en la tarde-noche del día de los hechos, Muñoz señaló que "cómo va uno a recordar llamadas de hace cuatro años, ¿de verdad me pregunta eso?".
"Pues claro que yo a Raquel le llamé ignorante política, y penosa y miserable. Ella me llamaba hijo de puta", declaró Muñoz, que también soltó frases como "No le deseo a nadie haber tenido la campaña electoral que yo tuve" o "Las elecciones fueron terroríficas" o "Señora (a la fiscal), si ella ya no vivía en mi casa, qué quiere que le haga yo", cuando lo que se le preguntaba era por los insultos que le profería a Raquel y que quedaron reflejados en sus conversaciones de whatsapp, algunas de las cuales él reconoció haber borrado, "porque uno tiene un poco de prudencia y prurito profesional, eran conversaciones que dos personas que viven juntas y eso sobraba".
Y a más preguntas sobre la manera en que trataba a su entonces mujer, más respuestas sobre política o sobre lo que él quería contestar: "Tuvimos muy buen resultado en las elecciones, menos ella, que no sacó ni un concejal", señaló en referencia a Raquel Díaz, que fue candidata a la Alcaldía de Villafranca del Bierzo, adonde llegó a trasladarse unos meses "intentando escapar de Muñoz", según contó luego ella.
"Todos tenemos un dios pequeño dentro, y si eso es soberbia...", prosiguió Muñoz en lo que debió de parecerle más un monólogo en el que intentar lucirse que un interrogatorio a un acusado de intentar asesinar a otra persona.
"Raquel no es que obedeciese a nadie, ni a mí ni a nadie", "Me hubiera gustado que Raquel dejara de beber", ·El vecino le dijo a ella que no gritara", "Raquel no se tenía en pie aquella noche por el alcohol y las pastillas", etc. fueron otras de las sentencias que fue soltando el procesado, quizá para no responder a lo que se le preguntaba. Como dijo el magistrado, Miguélez, estaba en su derecho.
"A medida que vaya transcurriendo esto, ya se dará usted cuenta de lo que pasa aquí", llegó a espetar Muñoz a la fiscal. O "Raquel tenía un ataque de ira, un ataque de celos o lo que sea. Le dio y empezó a montar el número".
No tuvo respuestas Muñoz para ninguno de los episodios importantes por los que se le preguntó. "No recuerdo haber hablado con mi hija aquel día". "Si me dice la hora, por favor, igual me acuerdo". "Eso no lo recuerdo". "Hoy, si me pregunta qué ha pasado, le digo que no lo sé".
- ¿Qué pudo decir a su hija esa noche en 12 segundos?, le preguntó el abogado de Raquel, Felipe Patiño.
- Si los quiere cronometrar...
- ¿Habló con Gustavo y luego con Ruth, a qué hora?
- Señor, yo no miré la hora. Y no frecuerdo lo que hablé con mi hija hace cuatro años.
- Tardó más en explicarle qué había ocurrido a Gustavo (el guardés de la finca).
- Creo que hasta le dije que parara en el centro de salud, sí.
Y más respuestas de Muñoz: "No sé de qué maceta me habla". "Señor, yo qué sé". "Yo no estaba cuando limpiaron".
Casi tres horas duró su declaración. Luego tuvo que quedarse sentado mientras declaraba Raquel Díaz (que pidió un biombo para no verle), y también durante la declaración de la hija de ésta.
Muñoz deberá permanecer en el banquillo de los acusados durante todo el juicio, que se prolongará durante toda esta semana (hasta el viernes) y el jueves de la siguiente, día 21 (conclusiones definitivas e informes).
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