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"Las relaciones son el antídoto para la salud mental"
El psiquiatra suizo Thomas Emmenegger dice que la relación entre el médico y el paciente sólo es fructífera "sin asimetría de poder"
Las relaciones son el antídoto para los problemas de salud mental, según el psiquiatra suizo Thomas Emmenegger, que trabajó por desmantelar todos los manicomios de Italia y ha convertido el hospital psiquiátrico de Milán en un centro de desarrollo social.
En una entrevista con EFE, Emmenegger (Lucerna, 1953), que reformó el sistema de salud mental italiano junto al psiquiatra Franco Basaglia para desmantelar todos los manicomios del país que utilizaban medidas coercitivas, asegura que "la cura está en las relaciones", pero que la relación entre el médico y el paciente sólo es fructífera "sin asimetría de poder".
Emmenegger, ya jubilado y contrario a medidas como las habitaciones de aislamiento o atar a los pacientes, concreta que ese desnivel de poder lo configuran "la bata blanca" y "la sentencia de diagnóstico", que, para él, "debería ser suspendida".
"El médico escucha, pero es quien diagnostica y decide lo que pasa. Este poder no ayuda a construir una relación. Para establecerla, el médico, o cualquier profesional sanitario, debe quitarse la bata. Esto significa suspender el diagnóstico, pero no negarlo. Es estar abierto, ponerse al mismo nivel que el paciente", destaca.
DESARROLLO SOCIAL PARA LA SALUD MENTAL
El centro de desarrollo social que Emmenegger fundó en la década de los años 90, Olinda, era antes el hospital psiquiátrico de Milán, que llegó a albergar a 1.200 internos, 500 cuando el psiquiatra llegó para cerrarlo.
Cuando el manicomio quedó vacío, Emmenegger propuso transformar algunas zonas para convertirlas en espacios donde los exusuarios pudieran "hacer trayectorias de inclusión social e introducirse en el mundo laboral".
Ahora, Olinda es una empresa social que ofrece teatro, restaurante y albergue y, "pese a estar en las afueras de Milán, consigue atraer a los milaneses".
Según ha explicado el psiquiatra y emprendedor social, el centro debe su nombre a la descripción que hace Ítalo Calvino en "Las ciudades invisibles" de Olinda, una ciudad que "crece sin periferia": "Nos complace haber construido algo sin márgenes, sin exclusión", afirma.
PROBLEMAS DE SALUD MENTAL: ¿AL ALZA?
Para Emmenegger, es "difícil" valorar si la salud mental de las personas ha empeorado o es una cuestión de diagnóstico, pues "el malestar psíquico se muestra mucho más ahora. Las personas se esconden menos", dice.
El hecho de que ahora "nos escondamos menos" tiene para el psiquiatra una parte "positiva" en tanto que "las personas no se sienten obligadas a tapar su fragilidad psicológica", pero "acarrea un efecto imitación, sobre todo a través de las redes sociales".
"La configuración de las perturbaciones psíquicas cambia en el tiempo, pero siempre hay una constante: el efecto imitación", asegura Emmenegger.
El psiquiatra explica que después de que se publicase la novela "Las penas del joven Werther", de Johann Wolfgang von Goethe, "se descubrió que hubo una oleada de suicidios", y confirma que "este efecto de imitación todavía hoy perdura".
En este sentido, Emmenegger se pregunta "hasta qué punto pueden la sociedad y la cultura reforzar el malestar psíquico de las personas" y añade que la serie "13 reasons why", donde la protagonista explica las razones que la llevaron al suicidio, también "ha provocado el efecto negativo de la imitación".
Por el contrario, el psiquiatra explica que también existe, aunque en menor medida, el "efecto Papageno", que hace referencia a "escoger la vida en vez de la muerte", a un efecto preventivo y no de imitación en conductas suicidas.
INCIDENCIA SOBRE DETERMINADOS GRUPOS
Emmenegger no destaca la edad ni el sexo como factores de riesgo en la prevalencia de las enfermedades mentales, sino los recursos para acceder a los cuidados y, en este sentido, subraya la importancia de que "la oferta pública, aliada con la empresa social, sea articulada y rica".
"El verdadero problema es la pobreza, la marginalidad y la dificultad de tener acceso a la vida cultural y social", defiende.
Emmenegger niega que el grueso de jóvenes entre los pacientes en los servicios de salud mental sea más numeroso que el de otras franjas de edad, pero admite que la falta de estímulos en la adolescencia es un factor que debería revertirse porque "establece diferencias".
"Los jóvenes que crecen en la pobreza económica y cultural no aprenden a desear y se contentan con lo poco que ven", dice Emmenegger, que intenta que en Olinda se den cuenta de que "forman parte de algo" y colaboren, se impliquen, destapen "el talento que tenían escondido" y encuentren aspiraciones en la vida. EFE
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