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Cruz Roja Salamanca: El reto de ayudar a los adultos mayores a adaptarse a la tecnología
La inclusión digital es una obligación de la sociedad y son vitales proyectos como el de 'Promoción de la red social y del envejecimiento saludable'
En la era digital en la que vivimos, la tecnología se ha convertido en una parte integral de nuestras vidas. Desde la comunicación hasta el acceso a la información y los servicios, el mundo digital ofrece una amplia gama de posibilidades. Sin embargo, no todos tienen igual acceso a estas oportunidades, y uno de los grupos más afectados es la tercera edad.
La brecha digital, definida como la diferencia en el acceso y uso de la tecnología entre diferentes grupos de personas, se ha convertido en un problema significativo en la sociedad actual. La tercera edad, en particular, enfrenta desafíos únicos en el mundo digital, lo que puede conducir a una mayor exclusión y aislamiento.
En primer lugar, uno de los principales obstáculos es la falta de familiaridad con la tecnología. Muchas personas mayores no han tenido la misma exposición a las computadoras, teléfonos inteligentes y otras herramientas digitales que las generaciones más jóvenes. Esto puede generar una sensación de intimidación y dificultad al enfrentarse a dispositivos y plataformas que parecen complejas y desconocidas.
Además, la brecha digital en la tercera edad también está relacionada con la falta de acceso a la tecnología. Aunque la penetración de Internet ha aumentado en los últimos años, aún existen áreas geográficas y comunidades donde la conectividad es limitada. Además, muchas personas mayores pueden tener dificultades económicas que les impiden adquirir dispositivos o contratar servicios de Internet.
La brecha digital en la tercera edad tiene importantes implicaciones en términos de inclusión social y bienestar emocional. El acceso a la tecnología puede permitir a las personas mayores mantenerse conectadas con sus seres queridos, acceder a información relevante para su salud y bienestar, y participar en actividades sociales en línea. Sin embargo, sin las habilidades y el acceso necesarios, estas oportunidades quedan fuera de su alcance, lo que puede generar sentimientos de aislamiento y exclusión.
Es crucial abordar esta brecha digital y promover la inclusión tecnológica en la tercera edad. Para lograrlo, es necesario implementar programas de alfabetización digital adaptados a las necesidades de las personas mayores. Estos programas deben ofrecer capacitación en el uso básico de dispositivos, navegación por Internet, seguridad en línea y el uso de aplicaciones relevantes para su vida diaria.
Además, se requiere una mayor accesibilidad de la tecnología para las personas mayores. Esto implica ofrecer dispositivos y servicios a precios asequibles, así como asegurar una infraestructura de conectividad adecuada en todas las áreas. Las políticas públicas y los esfuerzos privados deben centrarse en cerrar la brecha digital y garantizar que todas las generaciones tengan igualdad de oportunidades en el mundo digital.
CRUZ ROJA 'PROMOCIÓN DE LA RED SOCIAL Y DEL ENVEJECIMIENTO SALUDABLE'
Uno de esos programas de ayuda lo encontramos en Salamanca de la mano de Cruz Roja dentro de su proyecto 'Promoción de la red social y del envejecimiento saludable'. Se trata de un programa subvencionado por la Junta de Castilla y León y su consejería de Familia e Igualdad de Oportunidad a cargo de la asignación tributaria del 0,7%. El objetivo pasa por mejorar la calidad de vida de las personas mayores en su proceso de envejecimiento y más específicamente, según nos cuenta una de sus responsables, "reducir la soledad y el aislamiento involuntario mejorando sus conocimientos, aportando recursos materiales y fomentando el desarrollo personal de las personas para mejorar su red social y reducir el aislamiento".
Lo comenta Trini Mateos, que junto a Rubén García, es la encargada de organizar y dirigir algunos talleres como este que desde Cruz Roja se oferta para combatir esa brecha digital. Por un lado realizan cesiones de materiales necesarios para evitar la soledad, "nosotros prestamos productos tecnológicos, fundamentalmente tablets con conexión de datos". Un ejemplo de una beneficiaria de este préstamo ha sido una mujer de 96 años que vive en la Sierra de Salamanca con hijas fuera de España y a la que, poco a poco y con ayuda de la persona a domicilio que la visita, se le ha ido explicando cómo funciona una tablet de manera que "ahora realiza videollamadas a sus hijas todos los días". Hay talleres individuales pero también grupales que este último año se han alargado de enero a junio cada miércoles por la mañana.
Comenta que desde hace un par de ediciones "hemos cambiado un poco la metodología porque antes teníamos un programa de contenidos y nos hemos dado cuenta que era difícil de seguir porque a cada persona le interesa una situación".
Ahora cada uno lleva su propio móvil "que es importante porque no es igual enseñar en uno y luego el usuario tenga uno distinto" aunque si es necesario se presta un terminal. A partir de ahí se tratan cosas aparentemente sencillas pero a las que hay que familiarizarse con paciencia sobre cómo manejar servicios de mensajería, utilizar aplicaciones como Sacyl Conecta o de autobuses públicos para consultar horarios, gestiones con el banco "aunque eso da un poco más de reparo", editar fotos o reenviarlas , hacer carpetas o personas que le interesa consultar los periódicos y moverse a través de diferentes páginas. "El voluntariado es muy todoterreno y trabajamos más en resolución de dudas en función de los intereses individuales", comenta Mateos.
Reconoce que ha habido un cambio "trascendental" sobre cómo se acercaban antes los mayores a estas tecnologías y el momento actual. "Antes era más a ver a quién se lo proponemos porque había reticencia y ahora no, al contrario, incluso se atreven a hacer la compra. Te encuentras que todas las personas te vienen a pedir, alguna que tiene a Alexa en casa y le cuenta al resto cómo funciona de manera que la gente que se incorpora, si viene con un poco de miedo, al ver que es un aprendizaje individualizado se adaptan bien y se hace el seguimiento".
Así ha sido en estos talleres a los que se accede con una simple visita a Cruz Roja para preguntar y exponer las necesidades. Como bien cuenta, hablamos de la generación que "pasó de lavar en el río a lavar con una lavadora y así se les da sentido cuando se dice que la tecnología asusta pero hay artilugios que ya forman parte de su vida y esto es lo mismo".
En conclusión, la sociedad en su conjunto se beneficiará de una mayor inclusión tecnológica en la tercera edad. Los adultos mayores pueden aprovechar las ventajas de la tecnología para mejorar su calidad de vida y mantenerse activos e involucrados en la comunidad y su participación en línea puede generar una mayor diversidad de voces y perspectivas, enriqueciendo el debate y la colaboración en todos los ámbitos.
La brecha digital en la tercera edad es un desafío que se debe abordar de manera urgente. La inclusión tecnológica es esencial para garantizar que las personas mayores puedan beneficiarse de las oportunidades que ofrece el mundo digital. Con esfuerzos conjuntos de gobiernos, organizaciones y la sociedad en su conjunto, podemos cerrar esta brecha y construir un entorno digital inclusivo y accesible para todos.
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