El Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha reducido en dos años y medio la condena de 20 años de prisión que le fue impuesta a Carmen V.F. por el asesinato de su marido, Raimundo Medrano, un delincuente conocido como 'El Quinqui' que llegó a ser lugarteniente de la banda de 'El Lute' en los años sesenta.

El tribunal estima parcialmente el recurso interpuesto por la defensa de la procesada contra la sentencia de la Audiencia de Zaragoza y rebaja la condena por el delito de asesinato con la agravante de parentesco a 17 años y 6 meses de cárcel al entender que hubo un "error" en la valoración punitiva de la pena a imponer, informa el TSJA.

Consideran los magistrados que el marco vigente para el delito de asesinato cuando se cometieron los hechos era de 15 a 20 años de prisión, frente al establecido tras las reforma del Código Penal, que lo elevó de 20 a 25 años, por lo que aplican la legislación más favorable para la condenada.

La sentencia mantiene, sin embargo, la condena a un año de prisión establecida por el delito de tenencia ilícita de armas por el que también fue juzgada la acusada, así como el resto de pronunciamientos dictados por la Audiencia de Zaragoza.

Este tribunal consideró probado en su sentencia, de acuerdo con el veredicto del jurado que enjuició el caso, que en la noche del 4 al 5 de enero de 2015 la acusada cogió una pistola Astra no registrada y disparó en la cabeza a su marido, diagnosticado de una afección ocular que le producía una ceguera prácticamente total.

El jurado también apreció que la mujer fue la autora de los hechos y descarta la tesis que sostuvo de que a pesar de que su marido la maltrataba desde hacía cuarenta años, no fue ella quien disparó sino una persona que dijo haber visto pero no conocer.

La sentencia admitía que fue la mujer quien se desplazó a una estación de servicio de la localidad con el fin de comprar gasolina para quemar el cadáver, y no descarta que hubiera tenido ayuda para transportar el cuerpo después del intento fallido de quemarlo en el patio de la vivienda familiar.

Finalmente, según el veredicto del jurado, la mujer envolvió el cuerpo de su marido en plástico y en unas sábanas y lo depositó en el interior de la leñera de la casa, colocándole numerosos troncos por encima a fin de ocultar el crimen.