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Desmontando las teorías de la conspiración sobre los viajes a la Luna

La Organización Salmantina de la Astronáutica y el Espacio rebate los falsos complots del programa Apolo, espoleados tras el reciente lanzamiento del cohete Artemis

Desmontando las teorías de la conspiración sobre los viajes a la Luna
El astronauta Buzz Aldrin, sobre la superficie de la Luna. (Foto: E. Press)
Daniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
Lectura estimada: 5 min.

"Son cosas tan tontas que hasta dan vergüenza". Es lo primero que comenta el presidente de la Organización Salmantina de la Astronáutica y el Espacio (OSAE), Óscar Martín, cuando se le exponen varias teorías de la conspiración que pululan por las redes sociales, espoleadas por la reciente prueba de lanzamiento del cohete Artemis con el que la NASA pretende regresar a la Luna.

Aprovechando el anonimato, algunos usuarios divulgan supuestos complots que no soportan el más mínimo análisis crítico y que por lo general no provocan más que hilaridad. Los hay de todos los colores (hay gente que cree que algunos líderes políticos son reptiles, como los lagartos de la serie V), aunque en este caso Óscar Martín se limita a desmenuzar y rebatir algunos de las más conocidos en torno al programa Apolo

 

El falso plató de televisión

 

La teoria conspiranoica por excelencia dice que nunca llegamos a la Luna, que todo fue grabado en un plató de cine y que los astronautas eran actores. 

"La del plató es una de las conspiraciones", comenta el presidente de la OSAE. El origen de esta supuesta intriga está "en un programa de humor que se emitía por televisión, con bromas, como los que se emiten aquí en Nochevieja. Decían que nunca habían llegado a la Luna, se caía un foco en el plató... era un 'sketch', pero ellos dicen que son vídeos originales y se han montado la pelicula". Óscar Martín lo compara con la famosa emisión de radio de Orson Welles que causó pánico en EEUU porque miles de personas creyeron que efectivamente los marcianos invadían la Tierra.

 

Astronautas de la misión Apolo 11 sobre la superficie lunar. (Foto: E. Press)

Respecto a que los astronautas estarían sostenidos por cables para simular la gravedad lunar "en los vídeos se ve que el regolito" (la capa de polvo que cubre la superficie del satélite) "cae en una parabola coincidente con la fuerza de gravedad de la Luna", seis veces inferior a la terráquea. "Demuestra que no están en un estudio. En la Tierra no podría caer así".

 

Campo de estrellas

 

Hay quien se plantea por qué no se ven las estrellas en las fotos hechas en la superficie de la Luna si el cielo está a oscuras y no hay atmósfera. 

El presidente de la OSAE invita a ir a un partido de fútbol nocturno y hacer una foto en la que se vean el césped y el cielo. "Tampoco las van a ver. Y no es por culpa de la atmósfera, sino porque el campo está muy iluminado. Igual que la Luna, refleja la luz, y si sacas bien la superficie, el cielo sale negro. Si sobreexpones la imagen salen las estrellas, pero el campo de fútbol o la Luna salen quemados. Y los astrónomos querían ver la superficie lunar y no las estrellas".

 

La bandera y el viento

 

¿Es verdad que la bandera de EEUU ondea, aunque no hay atmósfera? La respuesta corta es no, no ondea.

La respuesta larga está mucho más elaborada. "La típica foto del Apolo XI es la Aldrin con la bandera. Armstrong era el que llevaba la cámara y antes no te podías hacer 'selfies'. El que sale en casi todas las fotos del Apolo XI es Aldrin. Armtrong sale reflejado en la famosa foto".

 

Prueba del cohete Artemis, con el que la NASA aspira a regresar a la Luna. (Foto: E. Press)

Los astronautas, añade, "viajeron en una 'lata de sardinas', en una nave muy pequeña. La bandera viajaba doblada y recogida en una bolsa. Ellos la desdoblaron y la desplegaron y por eso parece que está ondulada. Y para que no se cayera, porque en la Luna hay gravedad, aunque sea la sexta parte que la Tierra, colocaron un mástil y una varilla horizontal para sujetarla. En la Tierra pasa lo mismo: si no hay viento, se cae. La bandera parece que ondea porque está doblada. En el vídeo original de la NASA se ve que está estatica. Sólo se mueve cuando la clavan, por la inercia y mientras se estabiliza. Se mueve la bandera y después se queda quieta porque no hay viento".

 

Juegos de sombras

 

Más preguntas y respuestas, ahora sobre las luces y la proyección de las sombras. Hay quien duda del viaje lunar por la disposición de las sombras en un entorno con una sola fuente de iluminación. La respuesta: "Las sombras no están paralelas porque la Luna no es plana. Tiene cráteres. Si aquí te pones en una zona con montículos tu sombra también será alargada o más corta. Y dicen que las sombras van en varias direcciones, que es lo que pasa cuando haces una panorámica".

Al hilo de esta explicación, la parte frontal del módulo lunar se ve perfectamente aunque el Sol está detrás. ¿Cómo es posible? La Luna "refleja la luz del Sol. Recibe mucha luz, la refleja y es la que ilumina parte del módulo" incluso aunque esté a la sombra.

 

Una gravedad más suave

 

El módulo lunar no dejó un cráter sobre la superficie de nuestro satélite. ¿Prueba irrefutable de que todo fue un montaje? Para nada. "El módulo pesa miles de kilos, pero la gravedad lunar es sólo una sexta parte de la lunar y la mayoría del combustible ya se había quemado". Al hilo de esta explicación, hay que recordar que el módulo alunizó suavemente (como podría hacer un helicóptero en la Tierra, por ejemplo) y que no se estrelló. De hecho, sólo levantó algo de polvo lunar. 

 

La Luna fotografiada desde el Apolo 8. (Foto: E. Press)

Para rematar, Óscar Martín explica que las supuestas 'marcas' o 'letras' que se ven en algunas fotos son motas de polvo, pelos... que se han colado en las "miles de copias" hechas de los negativos originales. "Las fotos se hicieron con carretes protegidos, que no se cambiaban en la Luna, evidentemente, y que había que revelar. En los negativos originales no están" esas 'marcas'.

 

¿Y por qué no hemos vuelto?

 

Básicamente, por el vil metal. "Lo primero, por el dinero, porque era muy caro". 

Y lo segundo, porque los EEUU ya habían cumplido con su cometido. Durante los años 60 y 70 la URSS y EEUU 'combatían' en la Guerra Fría. "Los dos querían ir al espacio. Era una carrera", recuerda el presidente de la OSAE. Los rusos lanzaron el primer satélite, el primer ser vivo al espacio, al primer hombre y, además, realizaron la primera salida extravehicular. Los EEUU quisieron "al menos ser los primeros en llegar a la Luna. Pusieron todos los recursos y fueron los primeros. ¿Y cómo sabes que es cierto? Porque la URSS no dijo nada. Habrían sido los primeros en decir que todo era falso y nadie dijo ni una palabra" para desmentir a los estadounidenses. 

 

El colmo: la Tierra es plana

 

Como colofón, Óscar Martín refuta la madre de todas las ideas chifladas: la Tierra es plana. Hace 23 siglos un astrónomo griego ya probó que nuestro planeta es una esfera usando literalmente un palo y algunas nociones de trigonometría. Es un debate cerrado desde antes de Cristo, pero por si alguien duda "les diría que, cuando miras con un telescopio normalito, la mayoría de objetos celestes, como los planetas, son esféricos... Júpiter, Marte, Venus... son todos esféricos y puedes ver la rotación del planeta. No me entra en la cabeza cómo pueden pensar que todos son esféricos y nuestro planeta precisamente es plano. ¿Por qué, cuando los demás son esféricos?".

 

Imagen de la Tierra tomada desde el cohete Artemis. (Foto: E. Press)

Además, si fuese plana, argumenta el presidente de la OSAE, "debería ser infinita, porque nunca vemos el borde". "Lo más fácil", concluye, "es subir en altura y apreciar la curvatura a simple vista. Hay fórmulas matemáticas para saber cuánto se curva la Tierra respecto a la altura, pero razonar con esta gente puede ser complicado".

Como colofón, a pesar de las miles de fotos, docenas kilos de rocas recogidas en la Luna y cientos de satélites que orbitan el globo, habrá quien replique que no tiene por qué creerse nada. La respuesta en este caso es del astrónomo y divulgador científico Neill deGrasse: "lo bueno de la ciencia es que es cierta, creas o no en ella".