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Tomás, el guardián del cementerio de Salamanca: "Hacía años que no venía tanta gente"

Tomás Barbero, encargado del cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca, explica la puesta a punto para que todo salga a la perfección en el Día de Todos los Santos

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Tomás, el guardián del cementerio de Salamanca: "Hacía años que no venía tanta gente"
Tomás Babero, encargado del cementerio (Fotos: Arai Santana)
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 2 min.

Los silbidos del viento que salen del cementerio de Salamanca no le atemorizan, porque asegura que los muertos son quienes lo cuidan en vez de ser él quien los vigila. Se llama Tomás Barbero y lleva catorce años trabajando como empleado en el cementerio San Carlos Borromeo de Salamanca. Desde hace cinco es el vigilante, dueño y señor de las llaves que abren uno de los lugares más tristes de la ciudad.

Barbero es el encargado de abrir y cerrar las puertas, de abril a octubre se abre de 9.00 a 21.00 horas y de noviembre a marzo de 9.00 a 18.30 horas, las visitas fuera de horario están restringidas, una puerta automática cierra la comunicación entre vivos y muertos

Con mucha tranquilidad nos lleva a hacer un recorrido por el amplio camposanto, ubicado en las afueras de la capital charra. En él podemos encontrar a los numerosos familiares que acuden a poner a punto las tumbas de sus seres queridos por la festividad de Todos los Santos, que se celebra este 1 de noviembre. 

Ya han pasado los momentos más duros de la pandemia, pero asegura que "todavía sigue habiendo muchos muertos. Ha sido un año de muchos entierros, la cosa no ha bajado tanto como parece", lamenta frente a algunos panteones megalómanos con capillas interiores donde rezar a los muertos que ya se encuentran totalmente engalanadas para esta festividad. 

Desde las siete y media de la mañana organiza junto al resto de trabajadores la limpieza del cementerio, "papeleras, suelo... recogemos las flores en un contenedor", todo para que la gente lo vea impoluto a su paso, "que se vea bien". Destaca durante la conversación que hacía años "que no venía tanta gente, suelen venir un día antes o así, pero este año se ha adelantado".  

A su paso hay gente que agradece su labor, otra que menos... ellos intentan hacerlo lo mejor posible. Este lunes, entre ramos y flores, muchos de los salmantinos que recordaban a sus difuntos conseguían esbozar una sonrisa al paso por la lápida.

Entre los epitafios más famosos se encuentra el de Miguel de Unamuno: "Méteme Padre Eterno, en tu pecho, misterioso hogar, dormiré allí, pues vengo deshecho del duro bregar". Tomás asegura que muchos se acercan a visitar estas tumbas tan famosas, también la de Rafael Farina: "Cantaste Mi Salamanca y te pusiste a llorar (...)". 

 

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