El tercer milagro de San Juan de Sahagún: así puso fin a la guerra de Los Bandos en Salamanca

El 30 de septiembre se conmemora la firma de la paz entre las dos facciones que durante décadas lucharon por controlar la ciudad. San Juan de Sahagún fue el mediador

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El tercer milagro de San Juan de Sahagún: así puso fin a la guerra de Los Bandos en Salamanca
Iglesia de San Benito, en torno a la que vivían las familias de uno de los Bandos de Salamanca. (Foto: A. Santana)
El autor esDaniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
Lectura estimada: 3 min.
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Hoy hace 546 años que acabó la guerra de Los Bandos, la que partió Salamanca en dos mitades y se instaló en el imaginario colectivo por episodios como el de María La Brava.

Salamanca no era la Verona de Romeo y Julieta ni tampoco la Florencia de los güelfos y gibelinos, pero sí tenía sus problemas internos. Los bandos de Santo Tomé y San Benito, llamados así por el nombre de las iglesias en torno a las que se agrupaban las familias beligerantes pugnaban descarnadamente por el poder de la ciudad y por el control de los impuestos. La plaza del Corrillo marcaba la frontera entre las dos Salamancas y nadie se atrevía a cruzar por allí.

La iglesia católica exige que una persona acredite al menos dos milagros para poder ascender a los altares. El patrón de Salamanca, San Juan de Sahagún, obró el portento del pozo amarillo para rescatar a un niño de las aguas y detuvo a un toro bravo en la calle Tentenecio antes de que hiriese a nadie. Y también puso fin a la guerra entre los Bandos. Quizá no cuente como milagro, pero desde luego tuvo mérito pacificar a una ciudad enfrentada desde hacía décadas. 

Según recoge el Diccionario Biográfico Electrónico de la Real Academia de Historia, en un texto firmado por Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla"además de las tareas colegiales y académicas, Juan también se sentía obligado como sacerdote a no desentenderse de otros problemas. Su palabra era buscada para pedir un consejo, para escucharle en una predicación, para administrar los sacramentos. Un problema urbano grave que dividía y hacía sangrar a la ciudad, era la división y el enfrentamiento entre algunas familias importantes, hasta hacer de esos bandos y sus luchas una triste realidad cotidiana. En medio de ellos, Juan no cejó de trabajar y clamar por la deposición de las hostilidades, el olvido del uso de las armas, abogando por el fin de la lucha. Sus oraciones y sus penitencias, sus palabras y su entrega hicieron posible que llegase la paz y surgiese la reconciliación", aunque hasta llegar a ese punto se vertió mucha sangre.

 

Paz, piedad y perdón

 

La muerte de los hijos de María la Brava en 1465 y la venganza de ésta, cabalgando por la ciudad con las cabezas de los asesinos ('Juego de Tronos' no ha inventado nada), dejó a Salamanca "consternada" y "de nuevo comenzó la lucha entre familias y clanes, más dura que antes, hasta dividir a la ciudad ?Cabildos, Universidad, parroquias? en dos bandos irreconciliables". Las autoridades "recurrieron al agustino fray Juan de Sahagún para que buscase una solución; hizo falta oración y actuación. Habló, predicó e ideó fórmulas de aproximación entre unos y otros aprovechando que le buscaban todos; triunfaron las palabras y el esfuerzo del religioso, logrando el perdón de todos y el compromiso de renunciar a la venganza y a la violencia. La reconciliación se cimentó sobre una concordia pactada y ratificada públicamente por representantes de los bandos (Maldonado, Acebedo, Nieto, Anaya, Arias, Enríquez...), y el padre Juan fue reconocido como ángel de la paz".

 

Casa de la concordia, en la calle San Pablo. (Foto: A. Santana)

 

Miembros de 22 familias salmantinas signaron la paz el 30 de septiembre de 1476 en un edificio de la calle San Pablo. Actualmente, el número 90 de dicha calle, sede de una residencia universitaria, se conoce como la Casa de la Concordia porque se supone que allí se rubricó el acuerdo y porque sobre su puerta luce la inscripción en latín "la ira genera odio, mientras la concordia se nutre del amor'. ¿Y realmente acabó así la guerra de Los Bandos? Bueno, como dirían los italianos, 'se non è vero, è ben trovato'.

San Juan de Sahagún falleció sólo tres años más tarde, un 11 de junio. Según recoge el diccionario biográfico electrónico "fue beatificado por Clemente VIII, el 19 de junio de 1601, y canonizado por Alejandro VIII el 16 de octubre de 1690, aunque, por muerte del Papa, la bula fue publicada por su sucesor Inocencio XII el 15 de julio de 1691".

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