Quién era María La Brava: la historia de la luchadora cuya casa acogerá la Casa de la Ciencia

La Casa de María la Brava pasará a ser la Casa de la Ciencia en Salamanca, pero... ¿Qué historia la rodea?

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Quién era María La Brava: la historia de la luchadora cuya casa acogerá la Casa de la Ciencia
María  Pedrosa García
María Pedrosa García
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La presidenta del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Eloísa del Pino, informó sobre la puesta en marcha de la Casa de la Ciencia de Salamanca, que estará ubicada en la Casa María la Brava. Será "un lugar de encuentro muy importante para la Comunidad Autónoma y, en particular, para Salamanca", señaló. 

Sobre los temas que podrán llegar a la Casa de la Ciencia, se señalaron diferentes ámbitos de difusión como medidas contra el cambio climático o para potenciar la salud a través de hábitos saludables, o propuestas para dar a conocer los efectos beneficiosos del reciclaje.

Aprendida la teoría y dentro del mencionado contexto, ¿quién era María la Brava?

Nacida en Plasencia, pero afincada en Salamanca, María Rodríguez de Monroy, conocida como María la Brava, deslumbra en la historia por su papel dentro del conflicto de las luchas entre familias de la nobleza en la capital charra a mediados del siglo XV. Se casó con Enrique Enríquez de Sevilla, Señor de Villalba de los Llanos, trasladándose así al Palacio que este tenía en Salamanca. 

Las familias Solís, Maldonado, Manzano y Monroy, entre otras, se encontraban sumidas en una espiral de violencia y de luchas por conseguir la hegemonía e la ciudad. Y dentro de tal tira y afloja, María pertenecía al bando de san Benito, enfrentado por aquel entonces al bando de santo Tomé. Es la conocida como Guerra de los Bandos, que dividía a la ciudad en dos zonas separadas por la Plaza del Corrillo. 

Después de quedarse viuda y durante el conflicto, su fuerte carácter y su reciedumbre fueron un ejemplo tras la muerte violenta de sus hijos, Pedro y Luis, a manos de los hermanos Gómez y Alonso, de la familia de los Manzano.

Ante tal acontecimiento, María de Monroy capitaneó a un grupo de hombres armados desde Villalba de los Llanos y pasando por Portugal, con el único objetivo de vengar la muerte de sus hijos. Cuando lograron dar con los asesinos, los hermanos Gómez y Alonso, acabaron con su vida, llevando las cabezas de ambos hasta Salamanca, las cuales arrojó sobre las tumbas de sus hijos, enterrados en la iglesia de Santo Tomé.

Se llega a decir que María entró en Salamanca sosteniendo en su mano las cabezas ensangrentadas de Los Manzano y las clavó, con anterioridad en su propia fachada. 

Así, el pueblo apodó a María Rodríguez de Monroy, María la Brava, quien ha pasado a convertirse en un arquetipo de la entereza, valentía y severidad femeninas. 

La guerra acabó con la intervención del frailes agustino Juan de Sahagún, el 30 de septiembre de 1476, momento en el que se firma el Acta de Concordia, acuerdo de paz que acaba con décadas de enfrentamientos.