En lo alto del cerro de San Vicente se esconden desde hace 2.800 años las huellas de los primeros salmantinos: eran ganaderos y agricultores, comerciaban con los fenicios y sus herederos tallaron el verraco del Puente Romano.
Los 900 bloques de piedra de Villamayor que completaron el Templo de Debod
Varias partes del famoso santuario se perdieron con el paso de los siglos. Cuando llegó a España se usó arenisca de Villamayor para devolverlo a su estado original
El Templo de Debod, en Madrid, está vinculado con Salamanca: la piedra de Villamayor con la que se construyó el barrio antiguo de la ciudad sirvió también para restaurar el templo egipcio cuando llegó a España.
La historia de Debod es de dominio público. Egipto regaló el edificio a nuestro país como agradecimiento por su ayuda durante la campaña de salvación de los monumentos de la región de Nubia y para evitar que quedase sumergido bajo las aguas del lago Nasser. Las autoridades decidieron traerlo a España y reconstruirlo piedra a piedra. Primer problema: el templo llevaba más de 2.000 años en pie y estaba incompleto.
Alfonso Martín Flores, de la división de investigacion arqueológica del Templo de Debod, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, comenta que "en 1970 llegaron a Madrid 1.724 sillares pertenecientes a las capillas interiores del templo y a su fachada occidental, principalmente, y a los dos portales exteriores". De las fachadas norte y sur "solo quedaban algunos sillares originales, mientras que de la fachada oriental, la principal, solo habían sobrevivido tres capiteles y un sillar de una de las esquinas. Incluso en las zonas mejor conservadas quedaban lagunas que era necesario completar".
Los expertos españoles reensamblaron el santurio en Madrid. Podrían haberlo dejado tal y como estaba (en todo el mundo hay miles de edificios antiguos incompletos), pero "una vez montados los elementos originales se decidió, por razones arquitectónicas y de conservación, pero tambien de comprensión y legibilidad del edificio, completar las partes perdidas, para lo que optó por el uso de una arenisca de características similares a la original".
900 bloques de piedra
¿Dónde encontrar esa piedra tan peculiar? La respuesta estaba en las canteras de un pueblo al norte de Salamanca. "La elección de arenisca de Villamayor se debió en primer lugar al tipo de piedra (arenisca), a sus características petrológicas y de color, más amarillento que la arenisca nubia, lo que permitía diferenciar e identificar las zonas reconstruidas y, no menos importante, por la capacidad de sus canteras de suministrar grandes bloques y hacerlo en los plazos necesarios". En total se extrajeron "entre 900 y 950 sillares de distintas dimensiones".
Una vez labrados a pie de obra, "se emplearon tanto en el interior como en el exterior", comenta el experto. En el interior "para ocupar las lagunas existentes por la ausencia de algún sillar original" o, como sucedió con el vestíbulo del templo, para reconstruir "prácticamente la totalidad de su superficie parietal (la pared), a excepción de parte del muro oeste que era original".
En el exterior se usó "de forma masiva para reconstruir las fachadas norte, sur y este". A esta última "pertenecen los bloques más singulares extraídos de las canteras de Salamanca: los cuatro capiteles florales y el gran dintel central sobre la puerta de entrada al Templo".
La reconstrucción de Debod concluyó a mediados de 1972, hace 50 años. Si hay que restaurar de nuevo el templo ¿volverían a usar piedra de Villamayor? La decisión correspondería a la dirección técnica del proyecto "aunque parece lógico mantener los mismos criterios que se adoptaron en el proyecto de reconstrucción del templo en Madrid", concluye Alfonso Martín Flores.
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