La pandemia de coronavirus ha dejado un poso de malestar emocional que empapa a toda la sociedad. Ha avivado la incertidumbre y el estrés social y ha agudizado trastornos mentales latentes que amenazan con convertir la próxima crisis sanitaria en una epidemia de mala salud mental.

No hay recetas mágicas para poder combatirla, pero los expertos coinciden en pedir un plan de choque para reforzar la atención y dar respuesta a la demanda creciente de ayuda. Es preciso "incrementar" los recursos humanos desde la puerta de entrada al sistema sanitario.

Y es que la sanidad pública no da abasto para atender esta problemática, al menos, así lo aseguran el jefe del Servicio de Psiquiatría  del Complejo Asistencial de Salamanca Carlos Roncero y Sara Díaz Trejo psicóloga clínica en la Unidad Infanto-Juvenil. "Hay un déficit generalizado de psicólogos clínicos, profesionales que están especializados en trastornos mentales". 

Ambos coinciden en que con el paso de los años "hay profesionales de la psicología clínica que se están jubilando y hay que irlos reponiendo". Aunque existen  otros psicólogos actualmente no están incluidos dentro del sistema sanitario, por lo que es prioritario formar más profesionales de la psicología clínica". 

En estos momentos la lista de espera para una primera consulta en el Servicio de Psiquiatría del hospital está en torno a dos meses. "Hace falta más personal, el problema es que no hay". "Ahora mismo se están dando citas de cara al mes de septiembre, aunque depende del caso", dejan claro. 

Los problemas han aumentado y la demanda en las consultas es cada vez mayor. Hay una creciente demanda en todas las Unidades, "tanto en adultos, infanto-juvenil como en adicciones", aunque Roncero reconoce "en Psicología y Psiquiatría Infantil el aumento está siendo desbordante. Hay déficit en todas las unidades pero en algunas es especialmente complicado", reconoce. 

"Cada vez se reciben más, derivaciones de pacientes que necesitan ser atendidos, además, es llamativo el número de adolescentes que vienen con síntomas graves de autolesiones, ideas de muerte", sin duda, "necesitamos un refuerzo", dice Sara Díaz Trejo. 

Hay claros síntomas de alerta, "puede resultar complicado... pero cuando se ve que un niño deja de hacer cosas que le gustaban, deja de salir con sus amigos, pasa tiempo solo o tiene niveles elevados de ira y tristeza... Ahí no está habiendo una buena gestión". El consumo de sustancias "también es un síntoma, hay que vigilar".   

Con el paso del tiempo, pedir ayuda va dejando de ser un estigma para convertirse en algo natural, "ahora se ve más normal. Igual que uno va al médico de cabecera porque tiene tos... no debe esperar a estar desbordado mentalmente". 

Si bien los trastornos graves, como un brote psicótico, una depresión mayor o una tentativa de suicidio, sí tienen acceso preferente en el circuito asistencial, hay todo un entramado de malestar emocional, sintomatología psiquiátrica leve y trastornos menores que se quedan en una especie de limbo asistencial, "tienen que esperar más".

Desde la apertura del Nuevo Hospital, están reubicados en el área reformada de las antiguas Urgencias del Hospital Virgen de la Vega, ahora bautizado como Edificio de Consultas 2, "ha cambiado mucho, antes estábamos en los sótanos, ahora hay más luz, está reformado... es más acogedor". 

HOSPITAL DE DÍA 

Sanidad anunciaba el pasado año que abriría un hospital de día de salud mental juvenil en Salamanca que contaría con unas 20 plazas. Según el jefe de Psiquiatría del Complejo Asistencial, Carlos Roncero, "ya está listo" a falta de "resolver las contrataciones y recursos humanos".

A su juicio sería necesario abrirlo "lo antes posible" para atender a "pacientes graves de consultas y así poderlos visitar con una periodicidad adecuada y hacerle terapias grupales, individuales e intentar evitar o reducir la duración de los ingresos hospitalarios en la Unidad de referencia del Hospital Clínico de Valladolid en los casos de pacientes más graves del área de Salamanca ...".