El 'ojo de halcón' de los semáforos de Salamanca: así funciona el sistema en el que siempre hay alguien mirando

La regulación se basa en un mapa, pero es 100% dinámica y se observa 24 horas si hay atascos, accidentes o un autobús va tarde para reajustarlo

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El 'ojo de halcón' de los semáforos de Salamanca: así funciona el sistema en el que siempre hay alguien mirando
Paso de peatones con semáforo en verde. Foto: A. Santana
El autor esFélix Oliva López
Félix Oliva López
Lectura estimada: 3 min.

La regulación de los semáforos en Salamanca es como una gran máquina con 154 piezas, que son los cruces semaforizados en la ciudad, un engranaje delicado, que tiene que ajustar a la perfección y que es muy sensible a cualquier incidencia, de tal como que, como el efecto mariposa, cualquier cosa que se toque en un semáforo puede notarse al otro lado de la ciudad.

TRIBUNA ha tenido el privilegio de contar con las explicaciones del concejal del área de Policía y Tráfico, Fernando Carabias, y del jefe del área para entender cómo se regulan los semáforos en la ciudad. Acaba de terminar el proceso para cambiarlos absolutamente todos y adaptarlos a las nuevas velocidades de circulación, con calles limitadas a 20 y 30 en la mayoría de la ciudad. "Tiene que haber una coherencia entre la velocidad de circulación y la seguridad, que haya una continuidad de la reducción de velocidad general de la ciudad", dice Carabias.

Se ha hecho también con vistas al gran objetivo final del consistorio, lograr una mayor pacificación del tráfico, con menos víctimas y menos gasto de combustible, pero sin efectos negativos de atascos y contaminación, y a la espera de ajustarse a la futura ZBE. "La mayoría son calles peatonas o a 30, así que afectará poco", apunta el concejal que insiste en que "si cambiamos la velocidad en la ciudad y no cambiamos los semáforos, estamos haciendo las cosas a medias, una cosa sin la otra sería descoordinación".

 

Lo primero que hay que observar es la imagen superior en esta información: es el 'mapa' de la regulación de los semáforos en la ciudad. Cada punto es un semáforo y cada color indica un ciclo de duración: 85, 100 y 120 segundos, el tiempo que está abierto para circular. Son los ciclos básicos, pero se pueden combinar, y también los hay actuados, es decir, con pulsador para que se abra, muy útiles para zonas con poco tránsito de peatones o muy circunstancial: por ejemplo, la zona de La Aldehuela, con pocos viandantes a diario, pero más en fines de semanas, por eventos deportivos, en verano por las piscinas...

Los ciclos se usan según el tipo de calle, pero lo más importante de este esquema es que es totalmente dinámico. Hay normas básicas: noche, ciclo 85; atasco, ciclo 120. A partir de los datos conocidos, cambian en función de la época del año y del calendario, por ejemplo, si es época escolar o no. Su funcionamiento está muy automatizado, pero una de sus claves es la adaptación: hay alguien mirando las 24 horas del día y se pueden tomar decisiones. Se puede variar tiempos de apertura si un autobús va tarde, si hay una obra, un atasco, un accidente... circunstancias que afecten al tráfico. Se actúa para modificar ciclos y adaptarlos siempre con un objetivo: fluidez de la circulación... y también para los peatones.

 

Fichas de dominó

Así, se puede ir a ciclos cortos o largos para mover tráfico o viandantes, alargando el paso de los coches, pero sin excederse para no dar sensación de espera. Precisamente esta es una de las cosas que se ha modificado.

A la hora de actuar en la regulación hay que ser cautos. Todo tiene que estar perfectamente calculado porque son fichas de dominó. El mapa está repartido por zonas, pero todas las calles están relacionadas entre sí: lo que hagas en un punto se puede notar en el paso de coches al otro lado de la ciudad. Un desajuste puede afectar a todas las calles.

 

Cuánto está abierto a los peatones

El ciclo de un semáforo es la gráfica sobre estas líneas: el tiempo que está en verde para coches o peatones, en rojo o en ambar. Cambia en función del tipo de semáforo, convencionales o actuados; en estos últimos a veces vemos que, aunque pulsemos, nos va a tocar esperar: el función del número de peatones que usen ese paso será mayor o menor la espera.

En la reciente adaptación, se han doblado los ciclos para cruzar. "Hay más oportunidades para cruzar bien un paso de cebra", explica el concejal. En concreto, el doble de veces, aunque sea por menos tiempo.

Pero, ¿cómo se calcula cuánto tiempo tiene que estar abierto para los peatones? Las personas caminamos a 5 km/hora por norma general, un metro y medio por segundo. Sin embargo, analizando circunstancias demográficas y para dar margen a los peatones, el tiempo de paso se calcula como se camináramos a medio metro por segundo. Si nuestro paso de peatones, hasta una mediana si es una gran avenida, tiene 10 metros, estará en verde 20 segundos. Y, ¿el ambar? La fase de parpadeo sí se calcula a 1,5 metros por segundo: estará así el tiempo que nos llevaría cruzarlo si caminamos a la velocidad estándar.

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