Merche lucha por encontrar a su marido desaparecido en Salamanca, expone su historia en 'Diario de Jorge'
La ruina del caserón de la avenida Italia entra en la lista roja del patrimonio pero no llega una solución
Propiedad y Ayuntamiento de Salamanca, pendientes de una resolución judicial que confirme si se puede derribar o hay que rehabilitar.
El caserón de la avenida Italia, un edificio protegido pero que se encuentra en una ruina casi irreversible, es la última incorporación a la Lista Roja del patrimonio en peligro de la Asocación Hispania Nostra, junto con el Torreón de Santibáñez de Béjar. En el caso del edificio de la capital, se trata de una construcción neobarroca que lleva años arratrando un enorme deterioro producto de una causa concreta: su deficiente cimentación. El convento de Tejeda y Segoyuela también entra en la Lista Roja del patrimonio.
El edificio tiene visibles grietas en su estructura y está en riesgo cierto de derrumbarse, pero hoy por hoy no tiene solución. Está que se cae, pero no se puede derribar, tampoco es fácil actuar para evitar su derrumbe porque su situación en el terreno es muy precaria y administrativamente está pendiente de una decisión judicial. Un juzgado ya lo declaró en ruinas, pero no aclaró si se podía derribar o había que rehabilitar, y así están propiedad y Ayuntamiento de Salamanca, pendientes de una resolución que no se ha producido, según fuentes de la propiedad consultadas por TRIBUNA.
El edificio
El edificio es un ejemplo único en la ciudad del estilo neobarroco y es característico del barrio. Data de 1926 y el arquitecto autor es Luis Vega según su ficha del catálogo de edificios protegidos del Ayuntamiento de Salamanca. Tenía un 'gemelo' en el número 34, justo al lado, que ya fue derribado y transformado.
El PGOU de 1984 catalogó en su conjunto los edificios de Avenida Italia 34 y 36 por su valor y les dio una protección. La protección pudo incluso ser de mayor calado porque se llegó a pedir la declaración BIC del número 36, el que todavía sobrevive, pero fue rechazada en 1991. Por contra, en 1995 es derribado su 'gemelo' del número 34, que se vuelve a levantar en una restitución tipológica, que es lo que prentende la propiedad con el edificio superviviente. A pesar de ello, en 2004 este mismo es catalogado también por el nuevo PGOU con protección estructural.
Con ese nivel de la ficha, está permitida la restauración estructural y el mantenimiento de fachada y sus elementos originales, es decir, que no se puede vaciar simplemente. Eso le da un cierto nivel de protección patrimonial, pero no ha impedido una disputa a raíz de su estado. Desde hace casi una década, hay constancia del deterioro progresivo del edificio y no se ha podido actuar de manera solvente para detenerlo: el mal estado global complica cualquier actuación.
Una construción en ruinas
El exterior del edificio, como se puede observar a simple vista, se encuentra en un estado deplorable, pero lo peor está dentro. TRIBUNA ya publicó imágenes inéditas del interior, cedidas por la propiedad y procedentes de varios informes técnicos. Hay cubiertas rotas, muros de carga caídos, paredes con agujeros y poco o nada se puede salvar. De hecho, estaba configurado como tres viviendas, una por planta, pero hoy por hoy, incluso si se quisiera restaurar, no obtendría permisos de habitabilidad porque no es posible cumplir con las normativas tal y como está distribuido.
Una cimentación inestable
Nada más adquirirlo y entrar, se comprobó que el edificio tenía importantes problemas. El fundamental, y causante de todos los demás, es su curiosa cimentación. Como se apunta en su ficha, se asienta sobre material rocoso. Cualquiera que conozca este dato puede pensar que sus cimientos no pueden ser más sólidos, pero nada más lejos de la realidad.
En una visita al solar contiguo acompañado de la empresa, este medio puede comprobar in situ que es eso de "asentado en material rocoso". La diferencia de altura entre el solar contiguo y el del viejo caserón ha permitido excavar y confirmar que la cimentación rocosa consiste en una pequeña trinchera, de menos de un metro de profundidad, en la que se arrojó piedra suelta y sobre la que van directamente los muros. Como se aprecia en las fotografías de este repotaje, hay muchos huecos entre material y la profundidad de esos cimientos es escasa.
En esta deficiente cimentación residen todos sus problemas. Hay profundas grietas entre los diferentes cuerpos que forman el edificio y la fachada principal está inclinada hacia la calle porque la cimentación es débil y desigual, en algunos lugares por el terreno y el material asentó más y, en otros puntos, menos. El motivo es que es un terreno arcilloso arenoso, en el que existen bolsas de agua en el subsuelo. El edificio se cae porque no tiene los cimientos adecuados y cualquier actuación que se haga sobre esta base está condenada a un posible desastre. La empresa teme que cualquier actuación, desde meter maquinaria a apuntarla el edificio, pueda acabar mal.
Su situación es de ruina total y podría derrumbarse. De ahí que la empresa haya propuesto una restitución tipológica: derribar y reconstruir con el mismo aspecto, como se ha hecho en un edificio cercano. En el proyecto se excavarían sótanos para garajes, imprescindible para profundizar y evitar las bolsas de agua en el subsuelo. Pero su protección y la normativa complican la solución.
La solución
La promotora ha propuesto la sustitución de un nuevo edificio con el que se solucionen los problemas de cimentación que tiene la estructura, conservando el esplendor de la fachada del antiguo edificio, pero además con mejores materiales y la construcción de un garaje y de tres sótanos. El proyecto plantea que la sustitución albergue seis viviendas, dos por cada una de las tres plantas, dotándolo con el mismo uso que el edificio original. Según la ficha de Hispania Nostra, está a la venta.
Nuestro Padre Jesús Nazareno luce su histórica túnica de terciopelo burdeos con bordados en oro, confeccionada en 1790 y restaurada en 2019
Un primer premio que deja un buen 'pellizco' a través del despacho ubicado en la Plaza Barcelona
Salmantinos se suman a la multitudinaria manifestación en Valladolid para exigir más inversión en sanidad pública, denunciar la falta de profesionales y el deterioro de la Atención Primaria