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El lamentable y ruionoso estado en que se encuentra el caserón del Paseo de la Estación de Salamanca, de nuevo, provoca la pregunta de los vecinos preocupados porque se ha convertido en un auténtico peligro. El riesgo de incendio, de que se convierta en refugio de animales o de que vuelva a ser ocupado es diario.
Techos hunidos, ramas que crecen desde el interior del edificio para brotar entre la techumbre, madera podrida, un jardín presa del pasto y donde la maleza crece sin control y ya toma parte de las aceras aledañas. El caserón abandonado en el Paseo de la Estación es una ruina que se mantiene desde hace años en una calle principal de Salamanca sin que se encuentre o se habilite la fórmula para acabar con una situación que no sólo da mala imagen sino que además es un auténtico peligro.
Una problema que viene ya desde hace mucho tiempo. Ya 2010 se requirió a los dueños de este inmueble, varios hermanos entre los que no parece haber acuerdo sobre qué hacer, que desbrozasen la vegetación, limpiasen la parcela, tapiasen las ventanas y restaurasen la cubierta que había sufrido un incendio. Sin respuesta.
Desde entonces se impusieron varias acciones pero sin ninguna reacción y tras comprobarse que el lugar había sido primero tomado como 'residencia' de personas sin hogar e inmigrantes y después por 'okupas', la admnistración local tomó cartas en el asunto, aunque ya estábamos en 2013.
Aspecto del tejado y parte de la fachada comida por las ramas (Foto: De la Peña)
La Policía Local comenzó por desalojar y clausurar el edificio situado en el número 29-31, tras la autorización recibida en el Ayuntamiento de Salamanca del Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2. El Consistorio había solicitado en el mes de marzo de ese 2013 al Juzgado este desalojo ante el peligro para las personas derivado de la ruina inminente en la que se encuentraba ya el inmueble y las deficientes condiciones sanitarias, según se desprendía de los informes técnicos, jurídicos y policiales. Además se habían producido varios problemas de convivencia.
Entre las medidas que se llevaron a cabo, bajo autorización judicial, estuvieron el apuntalamiento de los falsos techos en las zonas con presencia de grietas y sujetar plaquetas cerámicas sueltas, colocar elementos de seguridad y protección en balcones y escaleras, retirar los cristales rotos de ventanas, puertas y balcones, limpiar los restos y acumulaciones de basuras y otros enseres, por motivos de seguridad estructural de los forjados, sobre los que se acumulan. A estas medidas se sumará la realización de inspecciones de salubridad y tratamientos de control de plagas.
Unas labores a las que se unió la vigilancia policial durante varias jornadas durante las 24 horas del día y que alcanzaron una cuantía cercana a los 70.000 euros, factura que se pasó a los dueños del inmueble que volvieron a hacer lo mismo, ni caso. El Oager embargó la construcción para cobrarse la deuda y se publicaron en el BOP tres edictos que demandaban a los dueños que entregaran las escrituras de la casa con el objetivo de poder liquidar, a través de la subasta de la construcción, los impagos.
El problema es que nadie quiere hacerse cargo de un inmueble en ruinas que no se puede tirar porque la estructura del edificio está protegida. Y ahí, sigue, cuatro años después peor que nunca y sin que nadie de respuesta a la pregunta constante de los vecinos: ¿No se puede hacer nada ante el lamentable estado del caserón?
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