Implacable bajo el aro, inteligente en la lectura del juego y constante como pocas. Laura Gil ha alcanzado este sábado un hito que define toda una carrera marcada por el esfuerzo y la excelencia: superar los 2.000 rebotes en la Liga Femenina Endesa, tal y como confirma la FEB.

Lo logró en Badalona, en un partido más con Perfumerías Avenida, equipo con el que no ha fallado ni una sola cita esta temporada. Y lo hizo a su manera: sumando desde el primer minuto, con entrega y eficacia.

Este registro la convierte en la cuarta jugadora en la historia de la Liga en alcanzar esa cifra mágica, un club de élite reservado solo a las mejores especialistas del rebote: Erika de Souza, Lucila Pascua e Ingrid Pons. Un logro que corona una trayectoria impecable de 14 temporadas en la élite, 389 partidos disputados y una carrera construida desde la consistencia y el trabajo invisible.

Porque si hay algo que define a Laura Gil es su capacidad para influir en el juego más allá de los focos. El rebote -tanto ofensivo como defensivo- ha sido su territorio natural, una faceta donde combina colocación, fuerza y lectura de la jugada con una naturalidad que pocas pueden igualar. Gil no solo rebotea, impone respeto bajo el aro. Es una jugadora que transforma la defensa y castiga en el segundo esfuerzo.

Ha vestido los colores de seis equipos en la Liga y ha ganado 13 títulos nacionales. Pero más allá de los trofeos, su verdadero impacto está en esos momentos clave en los que una posesión extra, una buena ayuda o un rebote difícil pueden decidir un partido. Y Laura siempre está ahí.

A punto de cumplir 33 años y con la vista puesta en los 400 partidos, su nombre ya está grabado entre las grandes figuras del baloncesto femenino español. Con 17 medallas internacionales y un liderazgo silencioso, Laura Gil es, sin duda, una leyenda en activo. Y ahora, también, la reina del rebote.