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Salamanca camina con esperanza: el Vía Crucis de Jesús Despojado en el Año Jubilar

Cada estación del Vía Crucis fue una plegaria por aquellos que sufren la exclusión, la injusticia y la desigualdad

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Salamanca camina con esperanza: el Vía Crucis de Jesús Despojado en el Año Jubilar
Jesús Despojado de sus Vestiduras (Fotos: Arai Santana)
Tamara Navarro
Tamara Navarro
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En la tarde de este domingo, 9 de marzo, la devoción y la reflexión se adueñaron de las calles de Salamanca. La Hermandad Sacramental, Mercedaria y de Penitencia de Nuestro Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras y María Santísima de la Caridad y del Consuelo llevó a cabo el solemne rezo del Santo Vía Crucis, un acto marcado por la espiritualidad y el mensaje de esperanza enmarcado en el Año Jubilar 'Peregrinos de Esperanza'.

Desde la iglesia parroquial de San Sebastián, su sede canónica, la imagen de Jesús Despojado recorrió la ciudad a partir de las 17.00 horas, avanzando por enclaves cargados de historia y simbolismo. La Plaza de Anaya, Benedicto XVI, la Plaza Juan XXIII, Tentenecio o el Paseo del Rector Esperabé fueron algunos de los puntos donde los fieles, en un sobrecogedor silencio, acompañaron con sus oraciones cada estación del Vía Crucis.

 

 

El canto del coro Regina Coeli y la solemnidad de la música de capilla envolvieron el ambiente, mientras las saetas, compuestas por José Ignacio Cotobal Robles, rompían el aire con su profundo lamento dirigido a Jesús Despojado. Cada parada de la imagen fue un momento de reflexión, una plegaria por aquellos que sufren la exclusión, la injusticia y la desigualdad.

 

 

 

Este Vía Crucis no solo fue un acto de fe, sino también un camino de encuentro con la esperanza. En su recorrido, la hermandad visitó lugares que simbolizan el compromiso con los más vulnerables, como la Casa-Escuela Santiago Uno, el Colegio Sagrado Corazón 'Jesuitinas', la Iglesia del Carmen de Abajo y el Convento de San Esteban. Allí, la mirada de Jesús Despojado se encontró con quienes día a día luchan por un mundo más justo.

El Año Jubilar proclamado por el Papa Francisco, bajo el lema 'La esperanza no defrauda' (Rm 5,5), marcó el espíritu de este Vía Crucis, recordando que la fe es un sendero de consuelo y redención. Salamanca caminó unida, entre rezos y emociones, en una tarde en la que el tiempo pareció detenerse para dejar paso a la oración.