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Emiliano Tapia: "En Buenos Aires la ilusión y la esperanza de muchas familias se ha roto"

El cura del barrio salmantino de Buenos Aires ha creado un proyecto rural con el que reparte más de 1.500 comidas diarias. Lo cuenta en una nueva entrega de Cerveceando

Emiliano Tapia:  "En Buenos Aires la ilusión y la esperanza de muchas familias se ha roto"
El cura salmantino, Emiliano Tapia (Fotos: Arai Santana)
Tamara Navarro
Tamara Navarro
Lectura estimada: 3 min.

Hablar de Emiliano Tapia es hablar del barrio Buenos Aires. Es uno de los curas más conocidos de Salamanca y capellán en el Centro Penitenciario de Topas. En una nueva entrega de Cerveceando cuenta como fueron sus inicios.

En el año 1974 comenzó sus estudios de teología en los Salesianos, momento que aprovechó para integrarse en los barrios de la ciudad. Después, pasó a la Diócesis de Salamanca, en Las Arribes, donde "tuve experiencias con una riqueza impresionante como creyente, como cura y como ser humano"

Hace casi veinte años se trasladó al barrio de Buenos Aires para luchar por los más desfavorecidos, personas en riesgo de exclusión social. "Mi planteamiento de vida a nivel personal ha sido siempre el intento de poner la vida en el centro de todo". Sin duda, esto no es una tarea fácil "ya que estamos en una sociedad donde en el centro está el mercado". 

 

"Junto a la denuncia deben llegar propuestas"

 

Nos encontramos con él en el bar DOZE, en la calle la Rua, y en la charla se 'abre' por completo. Nos indica que cuando la vida es tu máxima preocupación hay muchísimas dificultades "personales, colectivas de la sociedad y de la misma iglesia".

Aún así, él ha sido capaz de unir tres grandes espacios: pueblos, barrio-calle y cárcel. Realidades con las que llega un gran problema, "miramos que hay una situación de empobrecimiento a la cual hay que hacer frente".

"Esa ha sido mi tarea y sigue siendo. Ni yo ni muchas personas nos hemos quedado de brazos cruzados. Hemos denunciado estas situaciones. Pero junto a la denuncia deben llegar propuestas, ante los problemas hay que buscar soluciones y es ahí donde he empeñado mi vida".

 

 

BUENOS AIRES Y LA DESESPERANZA  

Buenos Aires es un barrio que como tantos otros nace en el año 1983. "Da solución al plan de la vivienda pero afronta lo que está llegando a ciudades como Salamanca y que viene del norte de Galicia, Bilbao, Madrid... el narcotráfico. Recuerda que "la ilusión de las primeras familias era impresionante, de hecho, durante diez años permaneció con muchísima fuerza"

Organización, lucha... "el barrio llegó a ser referencia educativa, pero a partir de los años 90 comenzó a aparecer con demasiada fuerza el problema del consumo y todo lo que eso conlleva". Tapia cuenta que "estamos muy despesperanzados porque el origen del barrio no ha podido continuar, la ilusión y la esperanza de muchas familias se ha roto". 

Ahora contemplan lo que él mismo llama "un gueto que se ha generado a causa de todo ello". Hay gente que no ha podido continuar. "Estamos 50% de la población posible de un barrio que no tiene futuro. Para nosotros es muy importante dar respuesta a la situación de soledad y de acceso a una alimentación digna para muchas familias".

Para Emiliano la conexión de mundo urbano y mundo rural "es fundamental". Van cada día a trabajar las tierras de una huerta que da nuevas oportunidades, "les acompañamos, les posibilitamos un alimento sano producido por nosotros mismos. Estamos hablando de 1.200 comidas cada día, un reto al que hemos sido capaces de hacer frente". 

 

"Estamos muy despesperanzados porque el origen del barrio no ha podido continuar"

 

Además, "las ocho hectáreas de campo son terrenos que estaban prácticamente abandonadas" y que les ceden para el proyecto. La idea de este párroco tiene tres funciones: "dar de comer, reinsertar a personas en la sociedad y reactivar algo tan importante como es la agricultura".

Destaca que las personas que están en la cárcel tienen tres tareas, "el antes, el durante y el después. Acompañarles en lo religioso, socialmente y jurídicamente es nuestra labor. Gran parte de los reclusos de Topas son personas afectadas por la salud mental unido a problema de consumo". "La cárcel es el reflejo de lo que está pasando en la sociedad", da especial importancia. 

Finalmente, Tapia asegura que no aprendió en el seminario, "aprendí en las calles a acompañar y estar. Nunca he vivido solo, siempre he compartido mi vida con mis debilidades que son muchas, pero con la fuerza que me lleva a decir que no creo más que en la vida de cada ser humano y cada persona. Y la mía con la de ellos".