La ciudad será sede de una jornada clave sobre protección de monumentos en abril y participará en 'La Noche del Patrimonio' el 13 de septiembre
La Tuna Universitaria de Medicina de Salamanca, una parte más del paisaje veraniego de la Plaza Mayor
Un escenario, entre sillas y mesas de una terraza; un grupo de músicos que cantan y bailan: la Plaza mayor es verano con los tunos
"Una hermandad, algo para toda la vida".
No se entiende la Catedral sin el astronauta, la Universidad sin la rana y la plaza Mayor sin la tuna. En una esquina del monumento más emblemático de la ciudad patrimonio de la humanidad cada noche de verano, con ola de calor y con 'rebequita', un grupo de amigos con bandas amarillas baila, canta y, lo más importante, hace cantar y bailar. La escena no tiene desperdicio, es digna de admirar; por encima de los móviles que tratan de guardar un vídeo para recordar, dos amigas ya mayores bailan, mientras que un niño pequeño toca la pandereta.
Todo son risas, es un momento del verano con la música de la Tuna Universitaria de Medicina de Salamanca, una "hermandad", como ellos mismos la definen pero, ¿qué es ser tuno? La cercanía que les caracteriza es inversamente proporcional a la distancia que, en ocasiones, se advierte con los salmantinos.
"Cuando me dijeron que había entrado en la carrera de Historia me fui directamente a un examen de la tuna". Sebastián Lee, uno de los músicos, cuenta cómo con tan solo 14 años y en Chile, después de ver tocar a un grupo de tunos supo que el de mayor sería uno de ellos.
Ahora, con 32, celebra el cumpleaños de uno de sus novatos que acaba de alcanzar la mayoría de edad. "La tuna es una tradición, no responde a tiempo ni a espacio. Las edades se ven igualadas, lo que tratamos que nos una no son cuestiones que puedan variar en opinión o en gusto con la edad. Existe variedad, de 18 a 50 años y todos en la misma onda y sintonía, cada uno con su realidad. Somos muy diferentes dentro de la tuna, pero aquí todos unimos por música y tradición", explica.
Precisamente, esa es la clave del grupo para el chileno, la unión: "Nos juntamos, cantamos y lo pasamos bien. Vivimos la vida de manera desenfadada, alegre y tratamos de llevarlo a nuestra persona y al grupo para tratar de mantenerlo en el tiempo".
¿Consida que hacen un favor a la ciudad? "Emocionantemente y orgullosamente, puedo decir que sí. La Plaza Mayor de Salamanca se entiende en verano con la tuna. Lo hemos visto y escuchado, hasta en TripAdvisor (risas). Es algo que se agradece y que pocas tunas en España hacen. No quiero decir que somos mejores o peores, sino que tenemos la oportunidad de cantar en monumentos tan grandes como es este espacio. Esto también es un regalo para nosotros, un privilegio para el que escucha y para el que lo hace".
¿Cuál es la reacción del público? "La gente conecta con otros. Más allá de la música, tenemos conexión. Nos gusta la interacción, somos cercanos... y eso nos lleva a recibir el cariño del público. Tenemos gente que viene todos los días del verano a vernos", responde.
Marcos Miangolarra, que recuerda como le hicieron disfrazarse de vikingo en su entrada triunfal a la tuna, es el encargado de llevar el ritmo con su pandereta. De odiar paso a amar a la tuna, gracias a la cual ha visitado países como Italia, Suiza, Francia o Portugal. "Empiezas y te enganchas, es así", afirma.
"En esta tuna cada uno aporta lo que puede. Más que seas bueno musicalmente, queremos que seas buena persona, que entiendas lo que es la TUMS y que sigas ese camino. ¿Tocas peor? No te preocupes. Algo harás que haga sumar y aportarás a todo".
"Una hermandad, algo para toda la vida. Una segunda familia".
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La muestra, dentro de los actos organizados con motivo del centenario de la escritora salmantina, se puede visitar hasta el 13 de abril
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