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La figura del capataz, los "ojos del Señor" que guían al costalero en un acto de fe y "confianza"
Por dentro, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Despojado y la Virgen de la Caridad y Consuelo
La devoción por la Semana Santa se podía palpar el pasado 24 de marzo en el traslado de los pasos del Jesús Despojado y la Virgen de la Caridad y Consuelo. Ajenos o no a estas fechas de pasión, los sentimientos transmitidos entre los cofrades que forman parte de la Hermandad quedaban recogidos en un ambiente de amistad y familia, valores sustento de una fe que verá las calles de la ciudad de Salamanca el próximo Domingo de Ramos, en una de las procesiones más alegres de la Semana Santa.
Citados a las 20:30 para comenzar a prepararse para el citado traslado desde su local hasta la Iglesia de la Purísima, los costaleros aprovecharon para juntarse con anterioridad y disfrutar de un tiempo juntos alrededor de la comida. La Hermandad no solo se compone de lo que se ve por fuera un día en concreto del año, sino y sobre todo, de la unión creada a lo largo de un camino de 365 días cargados de convivencias, actos religiosos y ocio. Precisamente, con el objetivo de ver aquello que queda recogido en la intimidad de una cofradía; Tribuna de Salamanca quiso conocer en voz de los capataces su camino hasta el Domingo de Ramos. ¿Cuál es la función del capataz? ¿En qué se fija cuándo sale a procesionar? ¿Cómo es elegido?
Javier Iglesias, capataz de Jesús Despojado, explica que su elección se realizó a través de la Junta de Gobierno, siendo su principal tarea "mandar en la imagen cuando sale", bien en la procesión, en un Via Crucis o en un traslado. Bajo esa meta, el capataz 'iguala' a los costaleros "de la manera más honrada posible" para que "disfruten lo máximo posible". "Al final, desarrollan un trabajo físico que está por encima, bajo mi punto de vista, de la devoción. Para mí el paso de Jesús el Despojado, lo que tiene que conseguir es andar como un paso del Misterio, lo que representa la décima estación. Buscamos la identidad de la Hermandad, que no es seria y que busca la alegría del Domingo de Ramos", señala.
Asimismo, el capataz encargado de dirigir el paso de la Virgen alega a los "momentos duros" superados por la "capacidad de sacrificio del costalero". "Nosotros por fuera debemos animarlos, pero los que sacan esto adelante son los que van debajo", apunta.
Además, más allá de lo físico, Iglesias apunta al plano "psicológico" como punto clave. "La psicología es clave en cualquier punto de la vida, pero aquí más. Al final, te estás metiendo debajo de un paso para cargar 40 o 50 kilos. El buen ambiente cómo se consigue. Lo importante es que sean amigos. El secreto de los pasos es la amistad. Es lo que nos intentamos. Si hay una amistad, si se conocen, si disfrutan fuera de esto está claro que el éxito está garantizado. ¿Por qué? Porque se conocen. No necesitan palabras, con una mirada vas a marcar el conocimiento", añade.
Jesús Díez, por su parte, resalta la misma filosofía: "Lo más importante es crear un grupo humano que reme en la misma dirección. Va a haber momentos duros y lo principal es que el grupo de hermanos costaleros encargados de sacar el paso a la calle esté lo más unido posible y el capataz tiene que fomentarlo. Es compañerismo, es fe por lo que llevas arriba, es tradición con la familia y amigos... es un cúmulo de sensaciones que lo hace muy especial".
Ambos trabajan acompañados de un grupo de capataces que les ayudan durante todo el recorrido: "En cada paso llevamos un equipo de seis personas, contando al capataz. Cinco auxiliares que nos ayudan a guiar el paso en la calle. Al final, estamos movimiento a un grupo humano de 130 personas".
Finalmente, Hector Manuel Sánchez Pérez explica, desde su posición de costalero, lo que pa ellos es la figura del capataz, una figura "de mando": "Es como un padre para nosotros. Debe estar atento; no solo dentro de los pasos, si no también fuerta: cuestiones de salud, personales... y nosotros, siendo los pies del Señor, sin poder ver, debemos estar atentos a las órdenes que nos dan. El capataz es eso, los ojos del Señor. Es confianza".
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