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Los secretos del parque más famoso de Salamanca, La Alamedilla

La web Savia publica un informe sobre el origen y la evolución del citado parque, desde su alumbramiento a finales del siglo XIX a la última gran reforma de 2014

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Los secretos del parque más famoso de Salamanca, La Alamedilla
Daniel Bajo Peña
Daniel Bajo Peña
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La web de Savia, el proyecto de infraestructuras verdes de Salamanca, ha publicado una nueva entrada sobre el parque de La Alamedilla. Dicho texto, extraido de un trabajo del técnico de jardinería y floristería del Ayuntamiento de Salamanca e historiador de Arte, Jacinto Pérez Jiménez, recoge el origen y la evolución de dicha área verde. El texto es el siguiente.

 

El origen

El Parque de la Alamedilla es hoy uno de los más céntricos y conocidos de Salamanca y, es, de hecho, el decano de los parques de la ciudad. Su origen lo encontramos en el año 1863, fruto de la corriente ilustrada de la época, en la que prevalecía el interés por la naturaleza y el recreo y la creciente sociedad salmantina pedía un espacio de esparcimiento al aire libre.

El espacio que hoy es La Alamedilla ya aparece reflejado en el primer plano que se conoce de Salamanca, realizado en 1784 y muestra un triángulo delimitado por lo que entonces se conocía como Calzada Real a Madrid (después Paseo del Rollo), Paseo de la Puerta de Toro a la de Santo Tomás (luego Carretera de Vigo-Villacastín, hoy Paseo de Canalejas) y una esgueva que fue tapada alrededor de 1877.

 

Templete en La Alamedilla ca. 1962. Poco después, con la reforma fue derruido. (Foto: Savia / salamanca-jhuno.blogspot.com).

Según un plano de 1864, en el Paseo del Rollo se realizó una plantación de árboles que pudieron ser negrillos y que, en parte, sobrevivieron hasta la última década del siglo XX, cuando tuvieron que talarse a consecuencia de la grafiosis. Precisamente en esos 'negrillos', nombre con el que se conoce popularmente tanto al olmo como al álamo negro, puede encontrarse el origen del nombre de este parque, como una agrupación de álamos negros que forman una 'alamedilla'.

El parque, tal y como hoy se conoce, comienza a fraguarse en 1879, momento en el que el Ayuntamiento de Salamanca compra unos terrenos con el fin de hacer un paseo y un parque que "sirviese de solaz disfrute de los vecinos". Al año siguiente se inició el proyecto de construcción del parque.

 

Inauguración y esplendor 

Tras los trabajos de acondicionamiento del parque, marcados en gran medida por el relleno de unos terrenos que eran bastante irregulares y con pronunciadas hondonadas, se realizó la inauguración en las ferias de 1883 y el año siguiente el parque fue el escenario de una Exposición Agrícola, Industrial y Pecuaria. El éxito fue de tal envergadura que el jurado de dicha feria otorgó al Ayuntamiento una medalla de oro, que reconocía "el diseño acertado de los jardines y el embellecimiento de los terrenos". A partir de ese momento, La Alamedilla se convirtió en el parque de referencia para los salmantinos desbancando al Campo de San Francisco y la mismísima Plaza Mayor.

A pesar de este buen inicio, las críticas no faltaron desde la prensa local, ya que no se veía en la Alamedilla la solución a la demanda de los ciudadanos. A pesar de esos comentarios negativos, el Ayuntamiento continuaba con su proyecto de convertir este parque en el más importante de la ciudad, dotándolo de árboles, arbustos, mobiliario, un lago con peces de colores, una cascada y un incipiente sistema de abastecimiento de agua y de riego.

En 1890 el aspecto de la Alamedilla respondía a un diseño de geometría simétrica, con una nueva interpretación de los cánones renacentistas y muy relacionado con el espíritu ilustrado que favorecen la aparición de la figura del parque público en las ciudades. En 1892 se llevó a cabo una ampliación del parque, en casi 20.000 metros cuadrados gracias a los terrenos cedidos por la Compañía del Ferrocarril del Oeste y en 1984, la obra de la carretera Vigo-Villacastín provoca afección a los árboles del parque y se toma la decisión de "el cierre con valla".

A finales del siglo XIX, La Alamedilla ya había adquirido una importancia vital en la vida de los salmantinos, convirtiéndose en el parque más visitado de la ciudad, hasta el punto de que se trasladó a este espacio el quiosco de música de la Plaza Mayor, aunque fue devuelto a su ubicación original en 1906, y también se realizaron diversas sesiones de fuegos artificiales y sesiones públicas del Cinematógrafo de Lumière.

 

Declive

Con la llegada del siglo XX, diversas circunstancias hicieron peligrar la permanencia del parque, por un lado el mantenimiento, con un lago que fue reconstruido para mayor salubridad pero terminó secándose, la falta de riego y la pérdida de arbolado, además del tráfico de la cercana carretera de Vigo-Villacastín y la construcción de un centro de enseñanza en detrimento de 3.000 m2 de espacio destinado al arbolado, conllevaron el desuso y la mala fama del antiguo parque favorito de la ciudad. En 1920 la situación del parque era de dejadez y abandono y la prensa local se hizo incluso eco de la propuesta de hacer desaparecer La Alamedilla para convertirla en un moderno barrio.

 

Renovación y renacimiento

A pesar de esta mala situación, el Ayuntamiento persistía en su intención de hacer de La Alamedilla el espacio para el esparcimiento que reclamaba la ciudadanía. Hacia 1926, el parque pasó a llamarse Parque de Primo de Rivera y en 1927 se realizó una renovación integral. En el verano de 1928, La Alamedilla estaba exuberante y la prensa local se hacía eco de su aspecto "admirable", destacando los beneficios resultantes del riego continuado sobre los diseños artísticos de jardinería planteados y también sobre el arbolado. Destacaba entonces en el parque una rosaleda formada por dos parterres en el que se plantaron cerca de 700 plantas.

 

Vista comparativa de los planos de Benito Chías (1912-13) y del Instituto Geográfico y Catastral (1946-49) (Foto: Savia)

En los años 30 volvió a trasladarse el templete de la Plaza Mayor a este parque, instalándose en la glorieta central y allí permaneció hasta su desaparición con la reforma en 1963. En esta época se construyó también en el espacio del parque la Escuela Elemental de Trabajo.

 

Evolución y pérdida de espacios verdes

El jefe de jardines municipal Juan Pérez Molina, nombrado en los años 30, fue el responsable de llevar a cabo una serie de actuaciones en La Alamedilla que hoy podemos tildar de visionarias, creando una zona para uso infantil con columpios y un estanque piscina. Durante los años 40, el parque perdió nuevamente superficie para la construcción de un edificio: un jardín maternal.

Durante los años 50 se fragua la construcción de un campo municipal de deportes que fue la génesis de los que años después sería el Pabellón Municipal. Esta construcción supuso una nueva pérdida en la superficie ajardinada del parque que generó inquietud en algunos miembros de la corporación que apostaban por instalar estos equipamientos en otras ubicaciones y no mermar los espacios verdes.

 

La construcción de un gran parque

En la década de los 60 se abordó una profunda modificación del parque de La Alamedilla (que aún seguía bajo el nombre de Parque del General Primo de Rivera).

Esta renovación se llevó a cabo en dos fases. En una primera fase, el jardín cambio completamente su disposición, se eliminó el muro y la valla perimetral, lo que lo convirtió en un espacio abierto y se llevaron a cabo otras modificaciones como la creación de un paseo circular alrededor de la fuente con una pérgola y un auditorio para representaciones musicales, la construcción de un 'bouligrín' en cuyo lateral se trazaron dos paseos y, junto al Paseo de Canalejas, se construyó un bar y se instalaron otros elementos como un pequeño animalario y un conjunto de esculturas encargadas al escultor salmantino Agustín Casillas.

Otra de las actuaciones más importantes de esta época fue la creación de una fuente con surtidores. Todos estos trabajos coincidieron con las obras de la ampliación de la Escuela Elemental de Trabajo, que pasaba a convertirse en la Escuela de Formación Profesional y que supusieron una nueva pérdida de superficie del parque.

 

 Conocida imagen del lago con los surtidores, la pajarera, la pareja de Ciervos de Casillas y los cisnes. (Foto: Savoa / Postal de Heraclio Fournier. Vitoria, años 70)

A partir de 1963 se inició la segunda fase de esta gran reforma que se enfocó en la parte norte del parque. La parte más significativa de esta obra fue la modificación del parque infantil, que, a partir de entonces, incluiría un circuito para juegos de conducción y múltiples elementos lúdicos como toboganes, balancines, columpios, barcas oscilantes, barras gimnásticas o elementos de trepa. Aparte se incluyeron otras instalaciones relevantes como un teatro de guiñol, una biblioteca y una piscina. Todas estas actuaciones hicieron del parque infantil de La Alamedilla uno de los mejores de España.

La ciudadanía salmantina siguió con interés el progreso de las obras, especialmente los niños, realizándose la inauguración oficial de la reforma en 1963. En junio de 1964 estuvo finalizado también el pabellón de deportes que se inauguró con un torneo triangular de hockey sobre patines entre las selecciones de Cataluña, de Centro y de Oporto.

A pesar del cambio estructural y de su total transformación, no fue necesario la eliminación de árboles, excepto unas pocas unidades que fueron talados por estar enfermos y compensados con la plantación de nuevos ejemplares. En cuanto masa arbórea, por lo tanto, se mantuvo la práctica totalidad de los plantados en los años 20, con la suma de los plantados en esta época y han llegado hasta la actualidad. La excepción de esta cronología la encontramos en un ejemplar, conocido como Pino de San José (en realidad es un cedro del Líbano) que está incluido en el Catálogo de Especies Singulares. Este árbol tiene 4,3 m de perímetro de tronco y una altura aproximada de más de 25 metros. Este tamaño lo sitúa con edad aproximada de 125 años, lo que sitúa su plantación en torno a 1880-90. Actualmente ha perdido varias de sus ramas como consecuencia de diversas ciclogénesis y el Ayuntamiento ha encargado un estudio pormenorizado de las estructuras del ejemplar a una empresa especializada en arboricultura.

 

Adaptación a los nuevos tiempos

Durante las décadas de los 70 y los 80, la ciudad de Salamanca inauguró distintos espacios verdes como el Huerto de Calixto y Melibea, el parque de Garrido o la plaza de Anaya entre otros muchos. La Alamedilla dejó de ser el parque exclusivo de la ciudad, pero continuaba siendo una referencia y se seguían realizando actuaciones de renovación como la actualización de paseos y caminos, del minizoo y la pajarera. El 1986 se remodeló también, casi en su totalidad, el Pabellón Municipal y en década de los 90 se construyó una piscina climatizada. En la década de los 90 se eliminó también el "circuito de educación vial" de uso infantil que había existido en el parque y se instalaron nuevos elementos de juego más modernos, transformando también la antigua piscina en una pista de patinaje. En esta época se amplió también en minizoo y la pajarera pasó a ser un aula medioambiental.

Dentro de las modificaciones más importantes de esta época destaca también el derribo de la pérgola que presentaba daños estructurales tras 50 años.

 

La Alamedilla en el siglo XXI

Con la llegada del siglo XXI en los parques y jardines se impone la tendencia de albergar espacios para juego y deporte y la necesidad de introducir mayores criterios medioambientales. En este contexto se inicia en 2014 una gran reforma de La Alamedilla que le dotó de su aspecto actual. Se crearon nuevos flujos de paso, más anchos, se construyó una nueva fuente, con chorros emergentes desde el suelo con sistema de focos LED de bajo consumo. El lago fue recuperado y se sustituyó la pajarera por una isla para uso peatonal con una pérgola y dos pasarelas de acceso que unieron el parque infantil con el resto a través del lago.

 

Estado reformado de La Alamedilla tras la reforma de 2015. (Foto: Savia)

Esta nueva reforma se llevó a cabo bajo criterios de sostenibilidad y accesibilidad, primando la tecnología LED en la iluminación, la telegestión para un mejor aprovechamiento de agua en el riego y la instalación de equipamientos más modernos como la renovación de los juegos infantiles y la creación de una zona de aparatos biosaludables.

En 2016 se realizó una plantación de 20 árboles de especies diferentes entre las que destacan dos secuoyas reproducidas a partir de esquejes del ejemplar histórico que alberga la Universidad de Salamanca y en 2019 se incorporaron dos olmos pedunculados resistentes a la grafiosis y donados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Actualmente el parque de La Alamedilla tiene registradas 44 especies diferentes de plantas, con un total de 391 ejemplares y como jardín, recupera los caminos radiales que convergen en la plaza central, con un objetivo de unir los usos sociales y recreativos. En conjunto, podemos decir que este parque tiene una interacción de todos los elementos: los caminos, la vegetación y el agua, que le da una forma característica paisajista y que hacen que La Alamedilla, a pesar de su edad, no haya perdido su esencia y siga siendo el parque más moderno de Salamanca.

 

 

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