El Castillo de la localidad salmantina de Monleón, a día de hoy de propiedad privada, se ha convertido en uno de los grandes atractivos para turistas. La figura de su airosa Torre del Homenaje destaca sobre el caserío de la villa dejando preciosas instantáneas como las que se adjuntan a esta noticia. 

Dicha torre, con 37 metros de altura, se levanta en uno de los extremos de la localidad, sirviendo de inicio a la muralla medieval. Cabe destacar que el Castillo, a escasos 60 kilómetros de la capital, es Bien de Interés Culturas desde 1949. 

El origen tanto de la torre como de la muralla se sitúa a finales del Siglo XII y comienzos del XIII. La primera referencia documental que se tiene de la fortaleza data del año 1199, la 'Carta de Arras' de la Reina Berenguela, esposa de Alfonso IX de León. 

Aproximadamente los dos tercios inferiores del edificio, los realizados con aparejo de piedra negruzca 'cornubianita', con esquinas reforzadas con sillares de granito, son los originales de la Torre del Homenaje; estos están fabricados de manera similar a la mayor parte de los muros de la muralla de la villa, por lo que se supone que ambas edificaciones corresponden a un mismo momento cronológico. 

La ubicación de la citada torre, en el extremo más inaccesible, al contrario de lo que ocurre en otras muchas fortificaciones de la época pueda deberse a su función de vigilancia sobre la ruta natural del río Alagón. 

Rodrigo Maldonado, alcalde del castillo, S. XV 

A finales del Siglo XV, Rodrigo Maldonado era el alcalde del castillo y señor de Monleón. A esta época corresponde el remate de la Torre del Homenaje, realizado principalmente con sillares de granito en el que se construyeron ocho garitones o cubos voladizos. 

Poder feudal

Testigo de la importancia del poder feudal del momento, alcanzó su máxima relevancia en el siglo XV, cuando fue protagonista de dramáticos hechos. En uno de ellos, Fernando el Católico amenazó con descuartizar ante los ojos de su esposa al señor del castillo, que estaba cautivo, con lo que ésta claudicó.

Durante el Siglo XVIII seguía habitada, siendo su propietario Juan Agustín Álvarez Maldonado de Figueroa y Díez. Tras su ocupación de los franceses durante la Guerra de la Independencia, la torre quedó seriamente dañada, agravándose su ruina hasta que su actual propietario decidiera restaurarla y recuperarla, evitando así su desaparición. 

En la actualidad es de propiedad privada. Los propietarios herederos del que fuera archivero municipal y cronista oficial de Salamanca, Salvador Llopis utilizan estas dependencias como vivienda particular.