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La presa de Aldeadávila de la Ribera desde un vertiginoso mirador, el 'Picón de Felipe'

Un rincón con encanto desde el que poder disfrutar de las vistas del parque de las Arribes del Duero

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Tamara Navarro
Tamara Navarro
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El parque natural de las Arribes del Duero esconde numerosos rincones con encanto. Uno de ellos es el mirador del 'Picón de Felipe', un tesoro desde el que avistar esta zona, una de las más espectaculares de la provincia.

El sendero de apenas dos kilómetros, ubicado en la carretera que conduce hasta la presa del salto, permite ir descubriendo hermosas panorámicas de todo un entorno natural inigualable para terminar en un pequeño 'balcón' no apto para personas con vértigo. 

Cuenta la leyenda que Felipe, enamorado de una joven portuguesa acudía a este paraje acudía a 'picar' el roquedo con el fin de derribarlo y permitirle el paso a la otra orilla cuando las crecidas aguas del Duero se lo impedían. 

En este tramo del Duero se produce un brusco descenso del perfil longitudinal del río. Esta fuerte pendiente, unida a la especial orografía de Las Arribes del Duero, ha propiciado la construcción de numerosos embalses, cuyas presas se conocen como Saltos del Duero. 

A lo largo de los casi 100 kilómetros de cañones o 'arribes' que constituyen el tramo internacional del río Duero a su paso por Zamora y Salamanca se configura un paisaje singular.

La acción erosiva de las aguas sobre el sustraro granítico ha determinado un profundo encajamiento de los valles y un desnivel entre el fondo del valle y la penillanura de hasta 400 metros.